Cuando empecé a cubrir el genocidio israelí en Gaza, la magnitud del reto me parecía casi abrumadora. El bloqueo, los incesantes ataques aéreos, el corte de internet y de las comunicaciones y las crisis humanitarias diarias no sólo eran obstáculos para la supervivencia, sino también para contar la verdad. Israel prohibió la entrada a Gaza a los medios internacionales, bombardeó sedes de agencias y televisiones, y empezó a matar a periodistas, pero los principales medios, influidos por intereses empresariales y políticos, ni siquiera protestaron. Muchos han tratado de reducir el genocidio en curso a meras cifras: recuento de víctimas, bombardeos y alto el fuego. Este enfoque pasa por alto las historias humanas y las experiencias reales de quienes han vivido en primera persona el apartheid, el genocidio y la limpieza étnica.  

Sin embargo, las cosas eran diferentes en CTXT. La independencia editorial de esta pequeña revista me permitió profundizar y sacar a la luz las historias que a menudo quedan enterradas bajo los titulares. Entre octubre de 2023 y marzo de 2024 escribí reportajes sobre familias destrozadas por la pérdida, sobre niños que nunca habían conocido un día de paz. Documenté las vidas de personas confinadas en una estrecha franja de tierra, constantemente amenazadas, cuya existencia ha sido reducida a una mera lucha por la supervivencia. CTXT no rehuyó estas verdades incómodas. Las abrazó, comprendiendo que esas eran las historias que había que contar para que el mundo llegara a comprender todo el horror de lo que estaba (y está) ocurriendo en Gaza. 

Esta independencia no era sólo un lujo, era un salvavidas. En una región en la que las narrativas se combaten ferozmente, donde la propaganda, la mentira y la desinformación se usan como armas sin el menor rubor, la capacidad de informar con honestidad y sin miedo tiene un valor incalculable. El compromiso de CTXT con la integridad periodística me dio la confianza necesaria para contar la verdad, sin filtros ni alteraciones. Sabía que mi trabajo no se censuraría para adaptarlo a una agenda concreta, que las historias de las personas a las que entrevistara no se suavizarían para hacerlas más aceptables a audiencias lejanas.

En Gaza, informar es un acto de resistencia. La verdad es una amenaza para quienes tratan de controlar el relato y ocultar la realidad de sus acciones. Con CTXT, tuve la libertad de resistir, de garantizar que se oyeran las voces de los silenciados por la opresión. El compromiso de CTXT con el periodismo independiente ha sido evidente en todos los aspectos de nuestra colaboración. Comprendieron que el verdadero periodismo no consiste sólo en informar sobre los hechos, sino también en desafiar al poder, en cuestionar las narrativas dominantes e intentar que los poderosos rindan cuentas. Se negaron a aceptar las reglas que trataban de imponer los autores del exterminio. En un mundo en el que los poderosos a menudo escapan al escrutinio, CTXT se ha comprometido a sacar a la luz todo el alcance de los crímenes que se cometen en Gaza, traduciendo y publicando también los mejores artículos de Haaretz y de la revista palestino-israelí +972 (llamada así porque ese es el prefijo de Israel). No se trata sólo de periodismo; es un acto de testimonio, una garantía de que su archivo recordará las atrocidades tal y como sucedieron. 

Creo que una de las características que definen a CTXT es su firme negativa a permanecer en silencio ante la injusticia. En un entorno mediático en el que la atención se centra a menudo en las voces de las víctimas, CTXT se distingue por intentar arrojar también luz sobre los verdugos, asegurándose de que salgan de las sombras. No se contentan con documentar el sufrimiento, sino que insisten en exponer a quienes lo infligen. Este enfoque rechaza la complicidad que tan a menudo conlleva la neutralidad, subrayando la importancia de la responsabilidad y la ética en el periodismo. Es un recordatorio de que los periodistas no somos meros observadores de la historia; somos sus cronistas, sus guardianes. 

Este compromiso inquebrantable con la verdad no ha sido gratuito. Como medio independiente, sé que CTXT se ha enfrentado siempre a presiones financieras y al reto constante de mantenerse fiel a su misión en un mundo que valora el beneficio económico por encima de los principios. Sin embargo, se han mantenido firmes, sin comprometer su confianza en la prensa libre. Para ellos no se trata de un ideal abstracto, sino de una práctica diaria. 

Para mí, colaborar con CTXT ha sido estimulante e inspirador. Sé que los lectores de la revista han contribuido a financiar la cobertura, y eso refuerza mi fe en el poder del periodismo para lograr cambios, para iluminar los lugares más oscuros y para dar voz a quienes han sido silenciados. Incluso ante una adversidad abrumadora, CTXT me ha demostrado que todavía hay medios y comunidades que defienden la verdad, desafían las injusticias y amplifican las voces de los olvidados. 

Ahora que CTXT celebra su décimo aniversario, estoy profundamente agradecido por el papel que ha desempeñado en mi carrera. Pero, sobre todo, tengo esperanzas para el futuro. En un mundo en el que la verdad está cada vez más asediada, la labor de CTXT es crucial. No se limitan a informar, sino que intentan preservar la historia, luchan contra las manipulaciones del poder y defienden los principios que sustentan una sociedad más libre y más justa. 

Brindemos por la próxima década de CTXT, una década de verdad, justicia y periodismo intrépido. Para que sigan sacando a la luz las historias que hay que contar, por difíciles o incómodas que sean. 

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Mahmoud Mushtaha es colaborador de CTXT desde octubre de 2023 y autor del libro Sobrevivir al genocidio en Gaza.