1. Número 1 · Enero 2015

  2. Número 2 · Enero 2015

  3. Número 3 · Enero 2015

  4. Número 4 · Febrero 2015

  5. Número 5 · Febrero 2015

  6. Número 6 · Febrero 2015

  7. Número 7 · Febrero 2015

  8. Número 8 · Marzo 2015

  9. Número 9 · Marzo 2015

  10. Número 10 · Marzo 2015

  11. Número 11 · Marzo 2015

  12. Número 12 · Abril 2015

  13. Número 13 · Abril 2015

  14. Número 14 · Abril 2015

  15. Número 15 · Abril 2015

  16. Número 16 · Mayo 2015

  17. Número 17 · Mayo 2015

  18. Número 18 · Mayo 2015

  19. Número 19 · Mayo 2015

  20. Número 20 · Junio 2015

  21. Número 21 · Junio 2015

  22. Número 22 · Junio 2015

  23. Número 23 · Junio 2015

  24. Número 24 · Julio 2015

  25. Número 25 · Julio 2015

  26. Número 26 · Julio 2015

  27. Número 27 · Julio 2015

  28. Número 28 · Septiembre 2015

  29. Número 29 · Septiembre 2015

  30. Número 30 · Septiembre 2015

  31. Número 31 · Septiembre 2015

  32. Número 32 · Septiembre 2015

  33. Número 33 · Octubre 2015

  34. Número 34 · Octubre 2015

  35. Número 35 · Octubre 2015

  36. Número 36 · Octubre 2015

  37. Número 37 · Noviembre 2015

  38. Número 38 · Noviembre 2015

  39. Número 39 · Noviembre 2015

  40. Número 40 · Noviembre 2015

  41. Número 41 · Diciembre 2015

  42. Número 42 · Diciembre 2015

  43. Número 43 · Diciembre 2015

  44. Número 44 · Diciembre 2015

  45. Número 45 · Diciembre 2015

  46. Número 46 · Enero 2016

  47. Número 47 · Enero 2016

  48. Número 48 · Enero 2016

  49. Número 49 · Enero 2016

  50. Número 50 · Febrero 2016

  51. Número 51 · Febrero 2016

  52. Número 52 · Febrero 2016

  53. Número 53 · Febrero 2016

  54. Número 54 · Marzo 2016

  55. Número 55 · Marzo 2016

  56. Número 56 · Marzo 2016

  57. Número 57 · Marzo 2016

  58. Número 58 · Marzo 2016

  59. Número 59 · Abril 2016

  60. Número 60 · Abril 2016

  61. Número 61 · Abril 2016

  62. Número 62 · Abril 2016

  63. Número 63 · Mayo 2016

  64. Número 64 · Mayo 2016

  65. Número 65 · Mayo 2016

  66. Número 66 · Mayo 2016

  67. Número 67 · Junio 2016

  68. Número 68 · Junio 2016

  69. Número 69 · Junio 2016

  70. Número 70 · Junio 2016

  71. Número 71 · Junio 2016

  72. Número 72 · Julio 2016

  73. Número 73 · Julio 2016

  74. Número 74 · Julio 2016

  75. Número 75 · Julio 2016

  76. Número 76 · Agosto 2016

  77. Número 77 · Agosto 2016

  78. Número 78 · Agosto 2016

  79. Número 79 · Agosto 2016

  80. Número 80 · Agosto 2016

  81. Número 81 · Septiembre 2016

  82. Número 82 · Septiembre 2016

  83. Número 83 · Septiembre 2016

  84. Número 84 · Septiembre 2016

  85. Número 85 · Octubre 2016

  86. Número 86 · Octubre 2016

  87. Número 87 · Octubre 2016

  88. Número 88 · Octubre 2016

  89. Número 89 · Noviembre 2016

  90. Número 90 · Noviembre 2016

  91. Número 91 · Noviembre 2016

  92. Número 92 · Noviembre 2016

  93. Número 93 · Noviembre 2016

  94. Número 94 · Diciembre 2016

  95. Número 95 · Diciembre 2016

  96. Número 96 · Diciembre 2016

  97. Número 97 · Diciembre 2016

  98. Número 98 · Enero 2017

  99. Número 99 · Enero 2017

  100. Número 100 · Enero 2017

  101. Número 101 · Enero 2017

  102. Número 102 · Febrero 2017

  103. Número 103 · Febrero 2017

  104. Número 104 · Febrero 2017

  105. Número 105 · Febrero 2017

  106. Número 106 · Marzo 2017

  107. Número 107 · Marzo 2017

  108. Número 108 · Marzo 2017

  109. Número 109 · Marzo 2017

  110. Número 110 · Marzo 2017

  111. Número 111 · Abril 2017

  112. Número 112 · Abril 2017

  113. Número 113 · Abril 2017

  114. Número 114 · Abril 2017

  115. Número 115 · Mayo 2017

  116. Número 116 · Mayo 2017

  117. Número 117 · Mayo 2017

  118. Número 118 · Mayo 2017

  119. Número 119 · Mayo 2017

  120. Número 120 · Junio 2017

  121. Número 121 · Junio 2017

  122. Número 122 · Junio 2017

  123. Número 123 · Junio 2017

  124. Número 124 · Julio 2017

  125. Número 125 · Julio 2017

  126. Número 126 · Julio 2017

  127. Número 127 · Julio 2017

  128. Número 128 · Agosto 2017

  129. Número 129 · Agosto 2017

  130. Número 130 · Agosto 2017

  131. Número 131 · Agosto 2017

  132. Número 132 · Agosto 2017

  133. Número 133 · Septiembre 2017

  134. Número 134 · Septiembre 2017

  135. Número 135 · Septiembre 2017

  136. Número 136 · Septiembre 2017

  137. Número 137 · Octubre 2017

  138. Número 138 · Octubre 2017

  139. Número 139 · Octubre 2017

  140. Número 140 · Octubre 2017

  141. Número 141 · Noviembre 2017

  142. Número 142 · Noviembre 2017

  143. Número 143 · Noviembre 2017

  144. Número 144 · Noviembre 2017

  145. Número 145 · Noviembre 2017

  146. Número 146 · Diciembre 2017

  147. Número 147 · Diciembre 2017

  148. Número 148 · Diciembre 2017

  149. Número 149 · Diciembre 2017

  150. Número 150 · Enero 2018

  151. Número 151 · Enero 2018

  152. Número 152 · Enero 2018

  153. Número 153 · Enero 2018

  154. Número 154 · Enero 2018

  155. Número 155 · Febrero 2018

  156. Número 156 · Febrero 2018

  157. Número 157 · Febrero 2018

  158. Número 158 · Febrero 2018

  159. Número 159 · Marzo 2018

  160. Número 160 · Marzo 2018

  161. Número 161 · Marzo 2018

  162. Número 162 · Marzo 2018

  163. Número 163 · Abril 2018

  164. Número 164 · Abril 2018

  165. Número 165 · Abril 2018

  166. Número 166 · Abril 2018

  167. Número 167 · Mayo 2018

  168. Número 168 · Mayo 2018

  169. Número 169 · Mayo 2018

  170. Número 170 · Mayo 2018

  171. Número 171 · Mayo 2018

  172. Número 172 · Junio 2018

  173. Número 173 · Junio 2018

  174. Número 174 · Junio 2018

  175. Número 175 · Junio 2018

  176. Número 176 · Julio 2018

  177. Número 177 · Julio 2018

  178. Número 178 · Julio 2018

  179. Número 179 · Julio 2018

  180. Número 180 · Agosto 2018

  181. Número 181 · Agosto 2018

  182. Número 182 · Agosto 2018

  183. Número 183 · Agosto 2018

  184. Número 184 · Agosto 2018

  185. Número 185 · Septiembre 2018

  186. Número 186 · Septiembre 2018

  187. Número 187 · Septiembre 2018

  188. Número 188 · Septiembre 2018

  189. Número 189 · Octubre 2018

  190. Número 190 · Octubre 2018

  191. Número 191 · Octubre 2018

  192. Número 192 · Octubre 2018

  193. Número 193 · Octubre 2018

  194. Número 194 · Noviembre 2018

  195. Número 195 · Noviembre 2018

  196. Número 196 · Noviembre 2018

  197. Número 197 · Noviembre 2018

  198. Número 198 · Diciembre 2018

  199. Número 199 · Diciembre 2018

  200. Número 200 · Diciembre 2018

  201. Número 201 · Diciembre 2018

  202. Número 202 · Enero 2019

  203. Número 203 · Enero 2019

  204. Número 204 · Enero 2019

  205. Número 205 · Enero 2019

  206. Número 206 · Enero 2019

  207. Número 207 · Febrero 2019

  208. Número 208 · Febrero 2019

  209. Número 209 · Febrero 2019

  210. Número 210 · Febrero 2019

  211. Número 211 · Marzo 2019

  212. Número 212 · Marzo 2019

  213. Número 213 · Marzo 2019

  214. Número 214 · Marzo 2019

  215. Número 215 · Abril 2019

  216. Número 216 · Abril 2019

  217. Número 217 · Abril 2019

  218. Número 218 · Abril 2019

  219. Número 219 · Mayo 2019

  220. Número 220 · Mayo 2019

  221. Número 221 · Mayo 2019

  222. Número 222 · Mayo 2019

  223. Número 223 · Mayo 2019

  224. Número 224 · Junio 2019

  225. Número 225 · Junio 2019

  226. Número 226 · Junio 2019

  227. Número 227 · Junio 2019

  228. Número 228 · Julio 2019

  229. Número 229 · Julio 2019

  230. Número 230 · Julio 2019

  231. Número 231 · Julio 2019

  232. Número 232 · Julio 2019

  233. Número 233 · Agosto 2019

  234. Número 234 · Agosto 2019

  235. Número 235 · Agosto 2019

  236. Número 236 · Agosto 2019

  237. Número 237 · Septiembre 2019

  238. Número 238 · Septiembre 2019

  239. Número 239 · Septiembre 2019

  240. Número 240 · Septiembre 2019

  241. Número 241 · Octubre 2019

  242. Número 242 · Octubre 2019

  243. Número 243 · Octubre 2019

  244. Número 244 · Octubre 2019

  245. Número 245 · Octubre 2019

  246. Número 246 · Noviembre 2019

  247. Número 247 · Noviembre 2019

  248. Número 248 · Noviembre 2019

  249. Número 249 · Noviembre 2019

  250. Número 250 · Diciembre 2019

  251. Número 251 · Diciembre 2019

  252. Número 252 · Diciembre 2019

  253. Número 253 · Diciembre 2019

  254. Número 254 · Enero 2020

  255. Número 255 · Enero 2020

  256. Número 256 · Enero 2020

  257. Número 257 · Febrero 2020

  258. Número 258 · Marzo 2020

  259. Número 259 · Abril 2020

  260. Número 260 · Mayo 2020

  261. Número 261 · Junio 2020

  262. Número 262 · Julio 2020

  263. Número 263 · Agosto 2020

  264. Número 264 · Septiembre 2020

  265. Número 265 · Octubre 2020

  266. Número 266 · Noviembre 2020

  267. Número 267 · Diciembre 2020

  268. Número 268 · Enero 2021

  269. Número 269 · Febrero 2021

  270. Número 270 · Marzo 2021

  271. Número 271 · Abril 2021

  272. Número 272 · Mayo 2021

  273. Número 273 · Junio 2021

  274. Número 274 · Julio 2021

  275. Número 275 · Agosto 2021

  276. Número 276 · Septiembre 2021

  277. Número 277 · Octubre 2021

  278. Número 278 · Noviembre 2021

  279. Número 279 · Diciembre 2021

  280. Número 280 · Enero 2022

  281. Número 281 · Febrero 2022

  282. Número 282 · Marzo 2022

  283. Número 283 · Abril 2022

  284. Número 284 · Mayo 2022

  285. Número 285 · Junio 2022

  286. Número 286 · Julio 2022

  287. Número 287 · Agosto 2022

  288. Número 288 · Septiembre 2022

  289. Número 289 · Octubre 2022

  290. Número 290 · Noviembre 2022

  291. Número 291 · Diciembre 2022

  292. Número 292 · Enero 2023

  293. Número 293 · Febrero 2023

  294. Número 294 · Marzo 2023

  295. Número 295 · Abril 2023

  296. Número 296 · Mayo 2023

  297. Número 297 · Junio 2023

  298. Número 298 · Julio 2023

  299. Número 299 · Agosto 2023

  300. Número 300 · Septiembre 2023

  301. Número 301 · Octubre 2023

  302. Número 302 · Noviembre 2023

  303. Número 303 · Diciembre 2023

  304. Número 304 · Enero 2024

  305. Número 305 · Febrero 2024

  306. Número 306 · Marzo 2024

  307. Número 307 · Abril 2024

  308. Número 308 · Mayo 2024

  309. Número 309 · Junio 2024

  310. Número 310 · Julio 2024

  311. Número 311 · Agosto 2024

  312. Número 312 · Septiembre 2024

  313. Número 313 · Octubre 2024

  314. Número 314 · Noviembre 2024

  315. Número 315 · Diciembre 2024

  316. Número 316 · Enero 2025

VIOLENCIA Y PODER

El malestar en el derecho

Luigi Mangione o la fascinación por el gran criminal

Paula Kuffer 24/01/2025

<p>Montaje de Luigi Mangione que emula la estampa del Sagrado Corazón de Jesús. / <strong>@gedogfx (Instagram)</strong></p>

Montaje de Luigi Mangione que emula la estampa del Sagrado Corazón de Jesús. / @gedogfx (Instagram)

En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí

El mito de la Modernidad cuenta que la cesión de todas las violencias en manos del Estado es por el bien de los individuos, condición de posibilidad de la construcción social y de la convivencia. En su relato, Hobbes deja bien clara la inextricable relación entre razón y miedo para la fundación de la política moderna. Ante el temor de la violencia del otro –que es a su vez la propia–, la sensatez empuja al individuo a cedérsela al Leviatán, en un gesto racional de sumisión por interés personal. El Estado se erige en amo y señor legítimo de la violencia, y una de sus funciones principales será la de reprimirla, sobre todo cuando las contraviolencias sean hostiles a su única violencia, amenacen con desbancarla e instituir otro orden. En las sociedades contemporáneas únicamente el Estado tiene derecho a la violencia, es decir, solo en sus manos es legítima. Pero es la ley la que se define a sí misma y determina la legalidad o ilegalidad de la violencia, de ahí que se esfuerce siempre por ocultar su propia contingencia. Esta supuesta legitimidad incuestionable garantiza la justicia de sus fines, aunque se demuestre un dogma, que ilustra de manera clara una retórica que, por ejemplo, apela a las armas limpias o las guerras preventivas, como si la violencia del Estado fuera una medida necesaria, legítima e inocente, para alcanzar los fines de derecho.

Aquello que es justo en un ordenamiento jurídico, aquello que se aloja bajo la fuerza legal del Estado, parecería legítimo, puesto que se funda en lo que, supuestamente, es legal o ilegal para todos por igual. En un gesto irónico, el filósofo Walter Benjamin cita las palabras de Anatole France para dar cuenta de la violencia que se esconde en esta pretendida igualdad ante la ley de toda la ciudadanía: “Las leyes prohíben por igual a los pobres y a los ricos dormir bajo los puentes”. La ley, como la historia, la escriben los vencedores, es decir, los más fuertes; el Estado de derecho también está atravesado por la lógica darwinista. Lo que es justo se define por una relación de fuerzas y no en función de la justicia, que se revela más justa para unos que para otros. El derecho positivo es, en este sentido, arbitrario. No hay ética ni justicia en la arbitrariedad de las leyes, y mucho menos para los que tienen prohibido dormir bajo los puentes. Es el mismo para todos, pero el derecho está lejos de poder ser ventajoso para todos: no encarna la justicia, sino una relación de potencias, en la que el privilegio siempre es para el que se impone. El sistema legal capitalista también es un espejo de las relaciones de clase. El derecho, pues, no es el reino racional de la justicia, aunque se identifique con esta, sino un reflejo de las relaciones de poder. La pretendida función mediadora del derecho como prevención de la injusticia queda descartada, pues esta se basa en una falsa distinción entre violencia y derecho. Por eso no es posible, como sostiene Judith Butler, considerar el derecho como alternativa a la violencia; por eso no hay reconciliación posible entre justicia y poder.

El derecho no representa la salida del mito, como proclama la Ilustración y su siempre optimista ideología del progreso, sino la continuidad de su vigencia en el mundo moderno. El Estado democrático no opera, como pretende, con procedimientos jurídicos racionales; el derecho no ilumina las relaciones entre el sujeto y la justicia, sino que las reduce a un orden configurado y configurador, las somete a una causalidad inevitable, es decir, necesaria. Todo ello dista de considerar al derecho como una protección para el individuo o la sociedad. Fundamentalmente actúa como exclusión al imponer su conexión sucesiva y causal que suprime cualquier otro medio, si bien incierto pero libre, de articulación de las relaciones. La violencia natural queda suprimida en la medida en que se extiende la violencia legal del monopolio del Estado en detrimento de todo medio no violento de resolución de conflictos. El derecho coloniza el espacio de esos otros medios posibles, extranjeros a la culpa –o deuda–, capaces de conectar al “caso a caso” de la vida. La colonización del derecho no solo se extiende al campo de la prohibición. Antes que nada, dicta una conducta, introduce una continuidad entre la fundación de la prohibición y el derecho que protege el cumplimiento en la norma social. El diagnóstico realizado por Benjamin sobre la colonización de la esfera legal, su expansión a todos los ámbitos de la vida es hoy evidente en el mundo contemporáneo. En las sociedades opulentas sin duda está ligado el derecho de propiedad (a la imagen, al sexo, al deseo incluso) y la extensión del control. En las sociedades pobres, en cambio, está ligado a la expoliación.

En manos de las personas individuales, la violencia es un peligro para el orden legal

El sistema de derecho occidental prohíbe la violencia individual y fundamenta el Estado en el monopolio de la violencia en aras de la protección y el interés de la propia persona, se proclama ejecutor de los fines justos o la justicia. Pero, en realidad, lo que está en juego en el monopolio de la violencia por parte del Estado es el interés del derecho en sí mismo, en su propia perpetuación en tanto que orden establecido. Fuera del marco legal, la violencia es un peligro, pero no para la ciudadanía, sino para la autoridad misma del derecho, para su reproducción. El derecho busca protegerse, pues tiene conciencia de la arbitrariedad de su fundación violenta, la misma que puede socavarlo en cualquier momento. La exclusión de las violencias particulares no busca protegernos de los lobos que somos, sino que pretende, aunque pueda parecer “sorprendente”, como apunta Walter Benjamin, excluir cualquier amenaza contra el orden del derecho, contra la autoridad y el poder. En manos de las personas individuales, la violencia es un peligro para el orden legal. El derecho no cuida de los ciudadanos, sino que vela por sí mismo: el derecho protege al derecho y teme toda violencia que le sea ajena porque supone una amenaza para el propio derecho. La amenaza no es concreta, y para el derecho supone la posibilidad de “caer en manos del gran criminal”, una figura que representa la amenaza de la violencia que radica latente en el seno del derecho, capaz de romper el orden instituido y abrir la posibilidad de fundar otro.

Y, sin embargo, o precisamente por ello, este “gran criminal”, por más repugnantes que hayan podido ser sus fechorías, como afirma Benjamin, suscita “la secreta admiración”. No es el delito cometido lo que despierta una “simpatía en el pueblo”, sino más bien el desafío que plantea a la ley que somete: pone de manifiesto la posibilidad de transgredir la violencia del propio sistema jurídico, pone en juego una violencia al margen de las instancias legítimas y apunta a un afuera del derecho que subyuga. Al desafiar el orden jurídico está poniendo al desnudo la violencia de la ley y su ficción, da testimonio de la misma violencia que el derecho ejerce y que este sustrae al individuo. El gran criminal, sostiene Benjamin en su análisis –que en este punto está muy cerca del Freud de Tótem y Tabú–, provoca la simpatía de la multitud “contra el derecho” (o contra el padre). La represión de la violencia individual por parte del ordenamiento jurídico moderno generaría algo así como un “malestar en el derecho”. La figura del gran criminal, que infunde un profundo temor en el Estado, que ve cómo se abre una grieta en su monopolio sobre la violencia, para el pueblo simbolizaría la fantasía de un nuevo orden de derecho, por lo menos de la posibilidad de dar cuenta de la violencia del existente. Y esta es, “aún hoy como en épocas inmemoriales, una eventualidad estremecedora”. El gran criminal perturba, intimida y cuestiona la violencia en manos del Estado, discute el orden establecido y su autoridad legítima: amenaza al derecho mismo por su simple existencia fuera del derecho.

No cabe duda de que el asesinato cometido por Mangione apunta a la injusticia del sistema de salud en EEUU

Ante la violencia contemporánea a la que está sometida la ciudadanía –la precariedad, la falta de acceso a derechos declarados universales como la salud o la vivienda, la cancelación de futuro, la impotencia reflexiva, la servidumbre digital–, las figuras que impugnan precisamente la democracia y su sistema legal, su orden y su autoridad, parece que cada vez ganan más “simpatía”. La fascinación que ha despertado Luigi Mangione, acusado de asesinar a Brian Thompson, director ejecutivo de la empresa de seguros UnitedHealthcare, quizá sea un síntoma de ese malestar que amaga con hacerse insoportable. Tras su arresto, las redes sociales se inundaron de memes y posts de apoyo. Una ola de soporte insólita se apropió del discurso público y se extendió más allá de los supuestos espacios radicales. Erigido en un símbolo de resistencia frente a la injusticia del sistema sanitario estadounidense, el 9 de diciembre, se convirtió en trending topic en Twitter/X con más de 1,15 millones de posts. Entre estos, aquellos que llamaban a la violencia recibieron 50.000 interacciones y dieciocho millones de visualizaciones. No cabe duda de que el asesinato cometido por Mangione apunta a la injusticia, absolutamente legal, del sistema de salud en Estados Unidos. Mientras la población estadounidense se arruina o es condenada a muerte por no poder costearse una cobertura, las empresas no dejan de aumentar sus beneficios. La industria de los seguros sanitarios, según Luigi Mangione, es un negocio “podrido”, “parasitario”, “corrupto”. Quizá coincida con ese “algo corrupto en el derecho” que Benjamin ya atisbaba en el corazón de las democracias liberales, de su violencia. Mangione se ha declarado no culpable de cargos que podrían conllevar la pena de muerte –una violencia sobre la vida por la que derecho se refuerza más que en cualquier acto jurídico– y, según la policía de Nueva York, se entiende a sí mismo como un “héroe”. Entre la infinidad de memes, en muchos aparece beatificado. Los aplausos y la fascinación han llegado hasta los tribunales del juicio. Ya hay expertos que insinúan una posible nulificación juratorial, con lo que Mangione, a pesar de la evidencia del delito, podría ser declarado no culpable si el jurado decidiera no aplicar la ley por injusta o inapropiada al caso. El juicio ya no estaría juzgando a Mangione y su crimen, sino impugnando la propia ley que debe castigarlo: el juez se convertiría en acusado.

¿Qué significa la reverencia pública y la celebración de la violencia en las redes sociales de hoy? ¿Quizá no está tan alejada del anfiteatro romano o la quema de brujas? ¿Apunta a la fantasía de sacarse de encima la violencia del derecho, la del orden legal que sustrae la violencia a los ciudadanos normales y corrientes, impotentes ante esa violencia que se cierne sobre ellos aun y cuando no han cometido ningún delito? ¿Es esta la única respuesta posible del individuo ante tanto malestar? ¿Acaso se trata de la misma admiración que despiertan los “grandes criminales” como Trump, que ganan elecciones con discursos en contra del Estado de derecho, la que lleva a millones de personas precisamente a elegirlos representantes en las democracias contemporáneas? Pero ¿qué ocurre cuando el rechazo al derecho se instala en el corazón de las instituciones jurídicas? ¿Es este el único margen de maniobra, el ensalzamiento de políticos expresamente antidemocráticos, sabidamente corruptos y crueles, declarados delincuentes, orgullosos de su propia violencia, que atentan contra el derecho desde dentro y dan origen a la quimera nihilista de la emancipación? ¿Qué sucede cuando la fascinación por la violencia articula las identificaciones en los sistemas democráticos? ¿Es un síntoma de su degeneración fatal? La fantasía de liberación frente a la violencia del derecho pone en entredicho al propio orden de derecho. La violencia de la democracia se convierte en la peor enemiga de sí misma y alimenta la amenaza de derribar todos los diques e instancias que apuntan a la inhibición de las tendencias más agresivas. La pregunta por la violencia del poder y el poder de la violencia insiste, con urgencia, una vez más. ¿Dónde queda la exigencia de justicia?

---------------

Paula Kuffer es doctora en Filosofía.

El mito de la Modernidad cuenta que la cesión de todas las violencias en manos del Estado es por el bien de los individuos, condición de posibilidad de la construcción social y de la convivencia. En su relato, Hobbes deja bien clara la inextricable relación entre razón y miedo para la fundación de la política...

Este artículo es exclusivo para las personas suscritas a CTXT. Puedes iniciar sesión aquí o suscribirte aquí

Autora >

Suscríbete a CTXT

Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias

Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí

Artículos relacionados >

Deja un comentario


Los comentarios solo están habilitados para las personas suscritas a CTXT. Puedes suscribirte aquí