La pintura desbordada de Alberto Reguera
El creador vuelve a exponer en París su obra expansiva y sin límites en la que explora los efectos entre el arte y el espacio a través de sus instalaciones pictóricas
María D. Valderrama 2/02/2015
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iEn el entresijo de calles de Le Marais, se esconde la Rue de Saint-Claude, protagonista de la escena de arte contemporáneo que presentan reconocidos galeristas como Jousse-Enterprise, Alain Gutharc o Sylvie Le Page. Esta última acoge hasta el próximo 3 de marzo la exposición Échappées chromatiques, del pintor segoviano Alberto Reguera (1961). El artista sigue explorando los efectos entre el arte y el espacio a través de cuadros tridimensionales a los que otorga una segunda vida utilizándolos como esculturas que emergen del suelo o que se añaden a enormes lienzos donde los colores, convertidos en materia, salen del marco original, técnica que él define como "pintura expansiva".
El apartamento del pintor Alberto Reguera en París es similar a una sala futurista, digno telón de una película distópica: completamente blanca, una mesa de cristal en la entrada y unas escaleras, también blancas, que parecen construidas con cartón piedra, suben a un pequeño altillo donde se encuentra su cama. Solo sus cuadros y una de sus fotografías iluminada decoran la sala. "Normalmente aquí hay buena luz natural, pero hoy está el día muy nublado", se excusa el pintor como si ver el sol en París fuera algo habitual. Una pequeña cocina de aspecto más tradicional hace ver que aquello es más que un taller, también es una casa.
Su vida y su arte se desarrollan a medio camino entre Madrid, ciudad en la que vive y trabaja, y París, que le reconoce como artista y le inspira como creador. "Mi trabajo en España no funciona”, admite sin complejos. “No soy una persona combativa, el fondo de mi obra es más poético que social y no soy un personaje llamativo, por lo que allí no me hacen caso". Después de una veintena de años exponiendo en París (esta es la decimosexta ocasión que el artista expone en la capital francesa en solitario), Reguera no solo se encuentra en plena expansión artística, sino también profesional: Asia le abre sus puertas en ciudades como Shangai o Hong Kong, donde también cuenta con galeristas.
El artista segoviano reconoce la influencia en su obra de los estudios de Historia que hizo en su juventud y que, según él, le han ayudado a tener una formación diferente. "Cuando yo miraba pergaminos veía el papel con las manchas, esa escritura antigua... pero en los gestos estaba viendo un cuadro de Tàpies. Ya estaba obsesionado con la pintura en aquella época". La suerte de participar en exclusivos talleres y becas de arte contemporáneo y las prolongadas visitas a los museos de París culminaron su proceso de aprendizaje, mientras que sus viajes a Australia, Noruega o sus recuerdos de infancia en Castilla protagonizan los paisajes de su obra. Tal es la obsesión del pintor con el espacio y sus ansias de interactuar con él, que ha conseguido hacer de su obra un auténtico viaje también para quien la descubre, que la percibe de una u otra forma, no solo por la emoción que pueda causar la pintura, sino por la propia colocación de los cuadros. Es lo que Reguera define como "instalaciones pictóricas" en las que no hay límites entre la pintura, la escultura y la misma instalación, "el cuadro queda desbordado".
Aunque la pintura ocupa la mayor parte de su carrera, Reguera se define como un artista multidisciplinar que trabaja también la fotografía y el dibujo sobre papel. "Siempre digo que las fotos son como mis bocetos mentales". En cualquiera de estas disciplinas el paisaje se convierte en un conjunto de colores que se entremezclan; la pintura se mueve al capricho de los gestos pictóricos del autor que no siempre puede controlar el resultado final. Lo cierto es que la abstracción lírica -movimiento artístico donde lo que se expresa es la emoción del artista, especialmente a través de los colores- ha sido siempre su referencia. En concreto, Reguera recuerda que la conexión que sintió al ver la obra de pintores como Olivier Debré aumentó su curiosidad y su pasión por el arte.
Mientras volvemos a guardar en los armarios de su apartamento las obras que han ilustrado esta entrevista, Reguera habla de su nuevo proyecto y lo muestra en un iPad que aún no maneja con mucha destreza. "También hago vídeos, como éste en una playa de Melbourne. ¿Ves las franjas de cielo, mar y arena? Al verlo en movimiento parece un cuadro mío. Podría quedar chulo en un plasma, ¿verdad?".
Échappées chromatiques. Galerie Sylvie Le Page. Hasta el 3 de marzo de 2015.
iEn el entresijo de calles de Le Marais, se esconde la Rue de Saint-Claude, protagonista de la escena de arte contemporáneo que presentan reconocidos galeristas como Jousse-Enterprise, Alain Gutharc o Sylvie Le Page. Esta última acoge hasta el próximo 3 de marzo la exposición Échappées chromatiques, del...
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María D. Valderrama
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