En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Parece que el riquerío está revuelto por allá. Que los dinerales se están yendo de Grecia por pura Syriza y que prometen irse de España porque Podemos. Parece que a los ricos no les gusta que les digan las cosas a la cara y que traten de cambiar las reglas de su juego. Y precisamente por eso, porque los tiempos están cambiando y hay quien cree que no deberían, en Estados Unidos los hermanos Koch planean gastarse 900 millones de dólares para hacer lo que mejor saben hacer: influir para que la vida siga igual o mejor para ellos y continúen manejando los hilos de casi todo. Nunca nadie invirtió tanto dinero en una campaña electoral en Estados Unidos fuera de los dos partidos al mando. De hecho, en las últimas elecciones presidenciales, los republicanos sólo llegaron a gastarse 657 millones de pavos. Y Hillary, la pobre, prevé que para 2016 podrá rascar, como mucho, 300.
Obviamente, los Koch apoyarán con esa pasta, suya y de otros 300 donantes, al Partido Republicano, al que siempre han arrimado el ascua. Pero querrán que su inversión sea devuelta en forma de menos impuestos para los de su calaña, menos intervencionismo gubernamental en sus negocios, mayor desigualdad y, por resumir, más neoliberalismo no limits. Gharles G. y David Koch, ya tú sabes, sientan sus posaderas sobre un vasto tramado empresarial que trafica con petróleo, minerales, fertilizantes, ganadería, industria química, comercio, finanzas y sigue contando. Los Koch, claro, tifan por la rama más extrema, la del Tea Party, y ven la salida del presidente negro de la Casa Blanca como un momento perfecto para terminar de cumplir todos los deseos que han ido pidiendo cumpleaños tras cumpleaños.
Sé que allí donde moras, Mora, los pobres, todos los demás, sufrís por estas cosas. Que sacáis artículos llenos de furia, que insultáis a la madre del topo en Twitter, que escupís al hablar de esto en los bares. Y tengo que decirte, aunque te duela, que la culpa de toda esa frustración es de la Marvel. En vuestro universo paralelo a mi universo paralelo, los superhéroes de papel son buenos y honestos y luchan, muchas veces en inferioridad de condiciones —sobre todo por sus comeduras de tarro—, contra supervillanos que no sufren por ser unos auténticos cabronazos y que tienen poderes hasta para zamparse planetas de un bocado. En vuestros tebeos, los héroes acaban ganando y por eso vosotros pensáis que otro mundo es posible. Por aquí eso no se lleva.
Por aquí, los cómics que alimentan las meriendas infantiles no llevan el nombre de Los Vengadores, Thor, la Patrulla X o Los Cuatro Fantásticos. Aquí los protagonistas de las historietas son los malos: Galactus, Thanos, Apocalipsis, Doctor Muerte, Ultron, Kingpin, Loki, Juggernaut… Y los malos siempre ganan. Las historietas aquí acaban siempre mal para todos menos para esos pocos malvados que antes del The End dominan el mundo o lo destruyen o lo usan para hacer malabares junto a otro par de astros. Así, los que vivimos en Distopía estamos acostumbrados a perder y sabemos que no hay nada que hacer. Así, aquí en mi tierra no hay sí se puede ni este partido lo vamos a ganar ni próxima estación Esperanza. Tampoco hay desencanto porque nunca hubo encanto.
Pero yo, que recibo tebeos de extraperlo, tengo una Visión. Mi héroe favorito de vuestra Marvel es ese sintozoide creado por el malísimo Ultron 5 para hacer la pascua a la humanidad pero que fue capaz de desprogramarse y cambiar. Y tras ese cambio individual, ayudado por el amor que le salió de dentro por la Bruja Escarlata (que no se diga que no soy romántico), vino el cambio colectivo. Los Vengadores, con Visión como uno de los superbuenos y a pesar de todas las dudas y debilidades que vienen de serie con ser humano, ganaron, y siguen ganando, muchas batallas a supermalos presuntamente imbatibles. Así y sólo así, con millones de personas que se desprograman y rebelan, primero individual y luego colectivamente, podréis ganar a la millonada de los Koch. Con el espíritu de Visión.
Parece que el riquerío está revuelto por allá. Que los dinerales se están yendo de Grecia por pura Syriza y que prometen irse de España porque Podemos. Parece que a los ricos no les gusta que les digan las cosas a la cara y que traten de cambiar las reglas de su juego. Y precisamente por eso, porque los...
Autor >
Pedro Bravo
Pedro Bravo es periodista. Ha publicado el ensayo 'Biciosos' (Debate, 2014), sobre la ciudad y la bicicleta, y la novela 'La opción B' (Temas de Hoy, 2012). En esta sección escribe cartas a nuestro director desde un lugar distópico que a veces se parece mucho a éste.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí