El rublo estornuda, España se constipa
Á. Caballero Natalia H. Rojo Madrid , 5/02/2015
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El rublo y el petróleo son una pareja inseparable. Dos tercios de los ingresos del país comandado por Putin dependen del oro negro así que cuando sufren, el tormento les da de lleno. En 1998 esta pareja de baile y Rusia superaron una crisis pero la de 2015 no es menor. En 2014 la Bolsa acumuló un desplome del 45,19%, pero el cambio de año no ha traído buena nueva al país. Standard and Poor's ha situado su deuda al nivel de bono basura, el escalón más bajo de la última década, y la sorpresiva bajada de tipos de interés en enero sólo ha servido para hacer caer con más fuerza el precio del rublo.
El fantasma del default ronda más que nunca por las cabezas de un país con tamaño de continente… y del resto de economías avanzadas. Porque si sufre la economía rusa, la española también. A su manera. Porque cuando un ruso estornuda se resfría el dependiente de una tienda de la calle Serrano y un agente inmobiliario de Marbella.
Los primeros síntomas ya han comenzado a notarse. La incertidumbre y las expectativas negativas han influido directamente en el clima de consumo de los rusos. Según la compañía de investigación de mercados GFK, la falta de confianza en la evolución de la economía ha provocado un descenso en el gasto de los consumidores en viajes y ocio vacacional. Y, aunque la Agencia Federal de Turismo de Rusia sitúa a España en el cuarto puesto de los 50 lugares para viajar más populares y es su primer destino dentro de la Unión Europea, en 2014 España ha recibido un 10,3% menos de turistas rusos. No obstante, el año pasado cruzaron nuestras fronteras 1,4 millones de personas procedentes de este país. Turistas con poderío, que gastan casi 30 euros al día más que la media. En total, sus carteras nos dejaron alrededor de 2.139 millones de euros.
Pero no olvidemos que la llegada de ciudadanos rusos a España es relativamente nueva. Su presencia en las estadísticas comenzó a notarse en 2006 con poco más de 340.000 turistas al año, pero su ritmo se ha acelerado, sobre todo tras el estallido de la crisis en España en 2008. En cinco años, la cifra se ha cuadruplicado y aunque sobre el total de visitantes su presencia tenga un peso contenido (1% sobre el total), en cuanto a consumo el ruso es un cliente muy importante, tanto si viene como turista como si tiene en España su segunda residencia.
Si es complicado elaborar un retrato robot sin miedo a caer en tópicos y generalidades, con los rusos esta dificultad aumenta. “Los turistas que vienen a hoteles gastan mucho: en lujo, en restauración, en fast fashion… pero también está el que tiene permiso de residencia porque tiene una propiedad en Altea o Marbella”, cuenta Carlos Delso, director general de Joyerías Suárez, que antes ocupó el cargo de director general de la filial española de Louis Vuitton y conoce muy bien el comportamiento de los consumidores de un segmento, el del lujo, al que la crisis resfría menos. “Los mercados donde el consumo se desarrolla de forma tardía, como Rusia, suelen ser muy marquistas, muy ostentosos, hasta que se hacen más sofisticados. China y Rusia, junto con los países árabes, son las nacionalidades que todos los empresarios con tiendas de alta gama en España han tenido en la boca en los últimos años”, explica Pilar Riaño, directora de modaes.es.
Por eso la caída del rublo inquieta al sector y España se ha convertido en un mercado más caro para el turista ruso. Si en 2013 gastaba de media al día 6.100 rublos -en ese momento unos 150 euros-, hoy para gastar una cantidad equivalente deberá emplear más de 10.850 rublos. Una pérdida de poder adquisitivo que podría tener efectos nocivos en el consumo. “Los rusos han pospuesto sus reservas a la espera de una mejoría del clima de confianza”, cuentan los expertos.
Las agencias de turismo rusas que han visitado la última edición de FITUR, que ha echado el cierre hace unos días, explican que un paquete turístico de una semana para dos personas en agosto de 2014 en un hotel de cuatro estrellas en Mallorca costó cerca de 500 euros más por persona que en 2013. Así que parece que el turista ruso de clase alta que viene buscando lujo seguirá apostando por España, pero es más difícil que lo haga una familia media.
Para seguir la pista del dinero que los turistas internacionales se dejan en España se suele usar el indicador de las compras libres de impuestos. Según Global Blue, el ruso demanda sobre todo moda y complementos, relojes, joyería, cuero y accesorios de viaje. Y adora el Paseo de Gràcia de Barcelona, con una cuota de venta del 47%, el Barrio de Salamanca en Madrid y Puerto Banús en Marbella.
Segunda residencia
Antes del boom inmobiliario, la compra de vivienda de extranjeros se producía principalmente por cambios de lugar de trabajo. Tras el desplome de los precios, sobre todo en las zonas de costa, los extranjeros han sacado la billetera para disfrutar de sus vacaciones en casa propia. Según el Colegio de Registradores de la Propiedad, en el tercer trimestre del año compraron el 13,10% de viviendas, otro máximo histórico. Y aunque el ruso está en la tercera posición, por detrás de británicos y franceses, en la costa valenciana es el rey. “Compra vivienda de más de 100 metros cuadrados, vivienda cara, y también locales comerciales de primer nivel. José Luis Ruiz Bartolomé, experto del sector inmobiliario y autor del libro Adiós, Ladrillo, Adiós (Libroslibres) cree que el sector se mantendrá con "algunas dificultades en zonas concretas, pero sin ser la debacle". Su presencia es bienvenida, pero no fundamental", asegura. Y eso que en ciudades como Alicante, el supermercado de El Corte Inglés dedica un rincón más que considerable a la gastronomía rusa y la megafonía incluye mensajes en el idioma de Chéjov.
“El tipo de cambio es hoy una de las herramientas políticas más potentes. China tiene la divisa intervenida, Estados Unidos lleva cuatro años con el dólar tirado por los suelos, y en Europa, el euro ha estado sobrevalorado porque ha querido Alemania”, afirma Carlos Delso.
Pero el efecto mariposa ya ha comenzado. La decisión del Gobierno ruso de que sus militares y, en gran medida también sus funcionarios, pasen sus vacaciones en Rusia, unida a una fuerte campaña que anima a sus ciudadanos a veranear en Rusia, ha afectado de manera notable al turismo emisor ruso, como confirman desde el Ministerio de Industria.
Pero los caminos del dinero y del consumo son insondables, y mientras el dependiente de Serrano se toma un analgésico para el resfriado, el comportamiento del ruso dentro de su propio país dista de la austeridad. “Es curioso, han entrado en una crisis brutal pero se han puesto a gastar como locos”, afirma Carlos Delso. “Podríamos hablar de cierta euforia en el consumo interno, interpretado como una especie de sentimiento patriótico, como ocurrió con el tsunami de Japón”, cuenta Eugenia Girón, directora del Observatorio del Mercado Premium del IE Business School.
El rublo y el petróleo son una pareja inseparable. Dos tercios de los ingresos del país comandado por Putin dependen del oro negro así que cuando sufren, el tormento les da de lleno. En 1998 esta pareja de baile y Rusia superaron una crisis pero la de 2015 no es menor. En 2014 la Bolsa acumuló un...
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