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Dirigida por Juan de Orduña en 1943, Deliciosamente tontos es una película que hizo las delicias de nuestros abuelos, encantados ellos con la gracia pícara de Amparito Rivelles y subyugadas ellas por la belleza viril del simpar Alfredo Mayo: una comedia de argumento inocente a la vez que inverosímil, un rotundo éxito que sirve como muestra de las glorias grises de Cifesa, cuyo buque insignia era el dramón histórico tan del gusto de un señor bajito oculto tras el pseudónimo cinéfilo de Jaime de Andrade.
Las comedias llamadas "de teléfono blanco" o "de amor y lujo" representaban la otra cara de la moneda propagandística con sus historias rocambolescas y lujos de cartón piedra, protagonizadas por jóvenes frívolos, guapos y ricos en un mundo completamente feliz, despreocupado y, sin duda, encantador; muy distinto del terrible exterior que esperaba al salir de la mágica caverna cinematográfica. Por supuesto, los espectadores eran muy conscientes de que aquellos tontos deliciosos no vivían en "su" realidad, y que ese mundo era tan inexistente como el de los selenitas de Meliés, pero eso no les impedía disfrutar con sus absurdos disparates.
El poeta filósofo S.T Coleridge -que de "fe poética" sabía un rato largo- dejó escrito que para disfrutar de cualquier obra de ficción es necesaria la "suspensión de la incredulidad", ese punto muerto del sentido crítico gracias al cual podemos gozar con historias en las que aparecen alfombras voladoras, vampiros o dragones. Pues bien, hay que ir mucho más allá y colocarse en una circense postura de acriticismo total para poder asumir la existencia de ciertos titulares –perfectamente increíbles y deliciosamente tontos- en la llamada prensa seria, más aún en un medio que una vez fue respetable y aún persigue cierto prestigio intelectual.
"La alcaldesa del PP que fue alumna de Pablo Iglesias: Me suspendió tres veces por llevar perlitas" (ABC, 17 de febrero de 2015)
“¿Cuánto cuesta la bufanda de Varoufakis?” (ABC, 18 de febrero de 2015)
"Iglesias y Errejón se repartirán 600 euros por impartir un curso de dos semanas” (ABC, 16 de febrero de 2015)
Ciertas decisiones editoriales pueden parecer el epítome de la tontería, construidas con la inocencia del cartón piedra, pero no dejan de tener su utilidad y razón de ser al igual que aquel celuloide rancio con sus Jeromines y Leonas de Castilla o sus alocadas “chicas topolino” sin cartilla de racionamiento. Son el envés frívolo y bobo de las informaciones amparadas por datos, encuestas, opiniones expertas y editoriales incontestables, estas sí, grabadas en lujoso mármol ideológico con el cual alicatar el relato oficial que corresponda, verbigracia sobre la actual mejora de la economía y el correcto funcionamiento de las instituciones gracias a la inteligencia y compromiso de nuestros políticos electos que, con su talento, han logrado levantar acta de defunción de una crisis asunto ya del pasado y colorín, colorado, fueron felices y beso final, que eso es lo que pasa en las buenas comedias, las de toda la vida.
Bien es cierto que la Prensa siempre ha elaborado sus discursos al servicio de su propio beneficio, fiel aliada del poder cuando y cuanto le convenía; la novedad estriba en que ahora ha añadido un ambicioso propósito: hacer uso del clásico lenguaje de la comicidad y, además de aleccionar, provocar la risa al respetable y divertir a la concurrencia. Loable empeño, en unos tiempos de realidades acres y desabridas.
Los obreros de las fábricas de ficción -escritores, dramaturgos, guionistas, humoristas y otras gentes de mal vivir- damos la bienvenida a estos nuevos compañeros llegados desde la profesión periodística al difícil arte de la comedia -aunque sea en el subgénero de la parodia-. Estamos seguros de que seguirán proporcionándonos diversión a raudales.
Pilar Ruiz es guionista, escritora y directora de cine (desgraciadamente).
Dirigida por Juan de Orduña en 1943, Deliciosamente tontos es una película que hizo las delicias de nuestros abuelos, encantados ellos con la gracia pícara de Amparito Rivelles y subyugadas ellas por la belleza viril del simpar...
Autor >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
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