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Durante estos días, en vuestro mundo ha circulado una noticia que os ha parecido simpática. Durante estos días, en Irlanda una carambola judicial ha legalizado el éxtasis, la ketamina, el speed, las setas y otros combustibles del alegrón químico. Es un lugar extraño vuestro mundo, al menos para un habitante de Distopía como yo. Es un sitio raro por contradictorio y, al mismo tiempo, previsible.
Uno desde aquí no acaba de entender cómo se puede sacar de la ley una seta como la Psilocybe -una especie de hongos alucinógenos a la que le gusta crecer en la mierda de las vacas- mientras se permite el registro de patentes de otras plantas y, por tanto, se otorga propiedad de algo preexistente a alguien que llegó después. A uno le suena a paradoja que el MDMA -la fórmula resumida de lo que llamáis éxtasis- sea ilegal y el Prozac y los ansiolíticos un negocio normalizado y recetado a troche y moche por los médicos.
Leía semanas atrás en una entrevista a Darian Leader, psicoanalista e investigador británico y autor de libros como La moda negra y Estrictamente bipolar, que allí en vuestro mundo se puso de moda la ansiedad como enfermedad en la posguerra, que luego en los 80 fue la depresión lo que subió al top de los diagnósticos clínicos y que ahora está pegando fuerte la bipolaridad. Según respondía Leader a Pablo Guimón, "los departamentos de marketing de las farmacéuticas decidieron -todos los historiadores coinciden- poner el dinero en el trastorno bipolar: congresos, artículos científicos…".
Es curioso vuestro mundo incluso en la formulación de los verbos. Ponerse de moda lo decís así, en impersonal, cuando en realidad el sujeto existe aunque se esconda. El sujeto en esta cuestión es la industria farmacéutica como en la de la definición legal de plantas y sustancias son los gobiernos. Así pues, las recetas para enfermedades de moda no son soluciones sino causas y las guerras contra las drogas, distribución de oportunidades de negocio entre los amigos.
Aquí en Distopía lo tenemos todo mucho más claro. Las industrias farmacéuticas forman parte de los consejos de administración de los gobiernos, junto con otras como las armamentísticas, las inmobiliarias, las financieras, las automovilísticas… Aquí en Distopía todo es transparencia y por eso sabemos a lo que jugamos y, sobre todo, a lo que nunca podremos jugar. Aquí en Distopía, además, tenemos barra libre de éxtasis todos los días de todos los años.
Saben muy bien las industrias que gobiernan nuestros gobiernos que es la única manera de que olvidemos la respuesta a la pregunta que se hacía Eskorbuto en su canción ¿Dónde está el porvenir? La respuesta, por cierto -hoy me acuerdo de ella porque estoy de bajón-, va en forma de pregunta retórica: "¿Es acaso esta puta mierda en la que vivimos?".
Durante estos días, en vuestro mundo ha circulado una noticia que os ha parecido simpática. Durante estos días, en Irlanda una carambola judicial ha legalizado el éxtasis, la ketamina, el speed, las setas y...
Autor >
Pedro Bravo
Pedro Bravo es periodista. Ha publicado el ensayo 'Biciosos' (Debate, 2014), sobre la ciudad y la bicicleta, y la novela 'La opción B' (Temas de Hoy, 2012). En esta sección escribe cartas a nuestro director desde un lugar distópico que a veces se parece mucho a éste.
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