Editorial
Morenés debe dimitir
12/03/2015
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La truculenta historia de la capitán del Ejército Zaida Cantera revela dolorosamente algunos aspectos siniestros de la sociedad y la política en España. El pasado 8 de marzo, el programa Salvados de Jordi Évole sacó a relucir los detalles de este brutal caso de acoso sexual y laboral. La víctima sufrió primero el machismo inaceptable de su superior, el teniente coronel Isidro de José Lizcano-Múgica, siendo acosada psicológica y físicamente por él. Cuando Cantera decidió afrontar su situación y denunciar a su jefe, se encontró con una reacción corporativa, cobarde y también profundamente machista de los mandos del Ejército.
Si bien el teniente coronel fue condenado a dos años y diez meses de prisión (que no suponen la expulsión del cuerpo), eso no significó en absoluto el fin de los problemas de la capitán. A partir de ese momento, Zaida Cantera padeció el rechazo y el acoso laboral de los altos mandos, quienes prefirieron, con una solidaridad corporativa mal entendida –muy propia de la Iglesia y de las mafias-, ponerse de parte del condenado. Sencillamente, le hicieron la vida imposible. Ella denunció entonces a cuatro superiores, un general de brigada, dos coroneles y un teniente coronel. Tres de ellos fueron exonerados por un Tribunal Militar. El Consejo de Ministros, en cuanto se despejaron los problemas judiciales, ascendió al general de brigada, que pasó a ser general de división.
Las autoridades políticas no pueden alegar ignorancia en este caso. Tanto el ministro de Defensa, Pedro Morenés, como el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), Fernando García Sánchez, estuvieron al tanto del proceso y no movieron un dedo para que se garantizara la integridad personal y profesional de Zaida Cantera. Fue más bien al contrario. El JEMAD trató de mediar ante Irene Lozano, la diputada de UPyD, para que dejara de hacer ruido a propósito de este caso. Lozano realizó varias preguntas parlamentarias al respecto. El 11 de marzo, pidió en el Parlamento la dimisión de Morenés y este replicó con una intervención bochornosa, que por sí sola debería bastar para que el presidente del Gobierno le hubiera cesado ipso facto.
A la luz del relato expuesto en el programa de Évole, parece evidente la responsabilidad política del Ministerio de Defensa. Con independencia de lo que puedan establecer los Tribunales Militares de Justicia, hay elementos suficientes para concluir que el ministro Morenés no actuó como debía, miró para otro lado y consintió que los altos mandos del Ejército continuaran su acoso intolerable a Zaida Cantera.
Imaginábamos que tras la emisión de Salvados, donde la propia Cantera contó de forma convincente y con todo lujo de detalles su calvario, habría un clamor de los partidos políticos y los medios de comunicación exigiendo la dimisión de Morenés. No ha sido así. Parece como si solo el mal uso de los recursos públicos pudiera ser motivo de escándalo en España. A nosotros nos parecen tan graves el caso de Cantera como muchos de los casos de enriquecimiento ilícito, desvío de fondos y fraude fiscal que destapa la prensa con tanta frecuencia.
Resulta impresentable que el ministro, teniendo todos los datos, no haya querido atajar la situación de indefensión que sufre la capitán. Imaginemos que España fuera Francia, Alemania, Reino Unido o Estados Unidos. ¿Cabría pensar que un ministro que protege a un acosador condenado y a una cúpula militar encubridora siguiera todavía en su puesto?
Los usos de una democracia robusta no consienten un comportamiento como el que ha tenido Morenés. Por dignidad democrática, debería dimitir cuanto antes.
Tampoco queremos ponernos selectivos: hay otros muchos miembros del Gobierno que, al igual que Morenés, deberían haber dimitido hace tiempo. Empezando por el propio Rajoy, principal beneficiario político de la trama de financiación ilegal del PP; siguiendo por Cristóbal Montoro, que mintió descaradamente sobre la amnistía fiscal de Bárcenas y utiliza datos confidenciales de Hacienda para coaccionar a ciudadanos, y acabando por Alfonso Alonso, cuyos tejemanejes con un empresario amigo cuando era alcalde de Vitoria acaban de salir a la luz. Pero como en España dimitir sigue siendo un palabro eslavo, solo cabe esperar que las urnas pongan a cada cual en su sitio.
La truculenta historia de la capitán del Ejército Zaida Cantera revela dolorosamente algunos aspectos siniestros de la sociedad y la política en España. El pasado 8 de marzo, el programa Salvados de Jordi Évole sacó a relucir los detalles de este brutal caso de acoso sexual y laboral. La víctima sufrió...
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