Entrevista / Irene Lozano
“Bankia simboliza la connivencia con la corrupción”
Soledad Gallego-Díaz Mónica Andrade Madrid , 5/02/2015
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
No fue la Fiscalía General del Estado, ni la Comisión Nacional del Mercado de Valores, ni el Banco de España, sino un partido político, UPyD (Unión Progreso y Democracia), el que presentó, en junio de 2012, una querella contra los consejeros de Bankia, incluido Rodrigo Rato, y contra la entidad financiera matriz BFA, por la posible comisión de cinco graves delitos en su salida a Bolsa en 2011. El primer informe elaborado por peritos independientes concluyó que las cuentas con las que Bankia pidió dinero a los cientos de miles de pequeños inversores estaban amañadas y que UPyD tuvo razón al acudir a los tribunales.
El lunes 9 de febrero, el juez de Audiencia Nacional, Fernando Andreu, celebrará una vista para estudiar si fija fianzas por la responsabilidad civil de los querellados. Sorprendentemente, seis días antes, el pasado día 3, el Ministerio de Hacienda informó de que será el Estado (es decir, los ciudadanos) quien asuma el coste de las demandas por la salida a Bolsa de Bankia, un anuncio que puede influir en la decisión del juez a la hora de fijar esas fianzas.
Irene Lozano, 44 años, un hijo de 19, separada, con novio, licenciada en Filología por la Universidad Complutense y diplomada en Filosofía por la Universidad de Londres, experiodista y diputada de UPyD desde 2011, recibe a CTXT en su minúsculo despacho en el Congreso. Lozano se ha convertido en la cara más conocida de UPyD, junto con Rosa Díez, por su presencia constante en varias tertulias televisivas y muy especialmente en La Sexta, donde cada sábado comparte el plató más conocido del espectáculo político nacional.
Pregunta. ¿Por qué tuvo que ser un partido minoritario como UPyD el único que reaccionara frente a la evidencia del escándalo que suponía el caso Bankia?
Respuesta. Bankia es la representación perfecta de la connivencia de todo un sistema con la corrupción, hasta hacerse putrefacto. Dentro de Bankia estaba todo el establishment: PP, PSOE, Izquierda Unida, los sindicatos y la patronal. Por eso no pudieron reaccionar cuando estalló el caso. No podían ser acusadores y culpables al mismo tiempo. UPyD nació precisamente contra ese estado de cosas y el único apoyo con el que ha contado ha sido con el de la sociedad civil y el colectivo 15MpaRato. Lo terrible es que ahora toca pagar los platos rotos de la fiesta y han pensado que mejor los pagamos entre todos.
P. ¿Cómo que vamos a pagar todos?
R. Es evidente que eso es lo que se plantea, tanto en el caso de las preferentes como en el de las demandas judiciales por la salida fraudulenta a Bolsa. Están discutiendo quién tiene que hacerse cargo de la fianza y, al final, quién tiene que resarcir a los afectados. Goirigolzarri dijo que Bankia tenía ya músculo financiero para funcionar con normalidad pero, a la hora de la verdad, eso no se va a traducir en que la entidad haga frente a la obligación de resarcir a los estafados. Nosotros creemos que Bankia, aunque esté parcialmente nacionalizada, es una banca privada y, como tal, tiene que hacerse cargo de las consecuencias de una estafa que ella misma organizó.
P. Ustedes han pedido prisión preventiva para Rodrigo Rato, algo que el juez ha rechazado. ¿Por qué lo pidieron? ¿Tienen pruebas de que Rato tenga patrimonio en el extranjero no declarado?
R. Lo que nuestro abogado argumentó fue que Rato ha viajado a Suiza en los últimos tiempos con relativa frecuencia. No decimos que eso sea una pistola humeante, pero sí que nos parece que ese señor arriesga penas muy serias porque puede haber cometido delitos muy serios y que puede existir el riesgo de destrucción de pruebas. El juez no lo ve así, de momento.
P. ¿De cómo se resuelva el caso Bankia podrá deducir la sociedad española si la lucha contra la corrupción y los excesos de un sistema financiero descontrolado es real o ha sido todo un simulacro?
R. Lo primero ha sido llevar el caso a los tribunales y pelearlo. Es preciso que se haga justicia y que quede claro cuál es el funcionamiento del sistema. Solamente con la información que hemos obtenido con el caso Bankia sobre cómo funcionaban esas élites extractivas, ya habría valido la pena librar esa batalla. Pero la justicia sola no va a resolver el problema político, e Italia es el ejemplo perfecto. Después de los macroprocesos judiciales por corrupción, salió a flote el mal funcionamiento del sistema, pero como no se le dio una salida política, lo que vino después fue Berlusconi. La gente piensa: “Nos va a salvar, él no es un político, él va a gestionar el país como una empresa”. Pero no, si no hay un cambio de cultura, por mucho que vayas a los tribunales, se vuelven a repetir los mismos patrones. Es algo estructural, si no hay independencia en la justicia ni en los órganos de supervisión. El Banco de España y la CNMV fallaron estrepitosamente en la salida a Bolsa de Bankia, pero no fallaron porque no tuvieran buenos profesionales, sino porque había instrucciones políticas desde arriba de que se hiciera la vista gorda, porque Bankia y otras cajas de ahorro daban créditos a determinados gobiernos autonómicos, algo que les venía bien para sus proyectos electoralistas. Ésa es la realidad.
P. ¿Detecta usted entre los políticos más jóvenes de los diferentes partidos una voluntad de acabar con este funcionamiento anómalo del sistema?
R. Yo no creo en la regeneración por la edad. Los jóvenes políticos del PP y del PSOE deberían enfrentarse a sus propias cúpulas y, tal vez, también a sus militantes, porque se ha creado una cultura clientelar que hace que mucha gente se acerque a la política, y me da pena decirlo, para trincar. Eso es lo hay en las cúpulas y en las bases. Es verdad que oigo a algunos diputados de otros partidos quejarse, en privado, de que las cosas están fatal, pero luego no les oigo en público. Y mientras ellos antepongan otra serie de consideraciones a la enorme necesidad política de expulsar a esas cúpulas, no habrá mucho que hacer.
P. Otro de los sectores donde UPyD, y usted particularmente, se han significado mucho es en la denuncia del funcionamiento del Ministerio de Defensa, cuya gestión está permanentemente en manos de lobbistas de la industria de armamento, española e internacional.
R. Absolutamente. El propio ministro Morenés es una puerta giratoria andante. A finales de los 90 era secretario de Estado de Defensa y contrataba los programas especiales de armamento, por valor de unos 30.000 millones de euros. Luego pasa a Política Científica y Tecnológica, en el Ministerio de Industria, y organiza unos créditos blandos especiales para la industria que fabrica esos armamentos. Es decir, el Estado da unos créditos a la industria para que los devuelva cuando el Estado les compre lo que producen. Pedro Morenés está en todo eso, desde el primer momento. Y cuando el PP pierde las elecciones, y el Gobierno, se va tranquilamente a trabajar a esa misma industria de armamento; y cuando vuelve a ganar el PP, vuelve al Gobierno, esta vez como ministro. Dice que ha renegociado con la industria una deuda inabarcable, que consume en torno a 1.000 millones de un presupuesto oficial anual de 6.000 millones. Lo primero es que ese presupuesto es en realidad bastante mayor, en torno a 9.000 millones. Pero, además, es que la renegociación ha hecho que en 2020 esa deuda vaya a representar un tercio del presupuesto. Es absurdo porque significa que vamos a tener un armamento perfecto, con unas Fuerzas Armadas que no van a estar a la altura. El problema es que no se planifican las posibles amenazas reales ni las necesidades de defensa. Se hace al revés, primero se compra armamento, y luego ya se verá qué se hace cuando haya que ir a Malí o a Afganistán. Dicho claramente, no hay una visión de la defensa liberada de los intereses de los lobbies de armamento, porque son esos lobbies los que determinan la política de defensa.
P. Ustedes presentaron un informe que criticaba esa gestión.
R. Hicimos un informe sobre los programas de armamento, que era demoledor. Denunciamos que se había renegociado mal la deuda porque, aunque al principio disminuye la factura, luego va a aumentar exponencialmente. Se ha diferido el problema, en lugar de apretar las tuercas a la industria, como se ha hecho, por ejemplo, en Alemania. Tengan en cuenta que esa industria depende fundamentalmente de las compras del Estado, por lo que está en una evidente buena posición para negociar. Pero en España se ha hecho una negociación opaca, que ha encarecido la factura con créditos extraordinarios aprobados por decreto. Este aspecto concreto lo hemos recurrido en el Constitucional, con el apoyo del PSOE.
P. ¿El Parlamento es incapaz de obligar al ministro a que dé explicaciones más solventes?
R. Lamentablemente, sí. Es impresionante que se hayan despachado 30.000 millones de euros de esa manera. Ocurre porque tenemos un Parlamento que es un apéndice del Gobierno. Esta discusión se suscitó también con el tema de Bárcenas. A mí me parece bien que un Gobierno con mayoría absoluta haga aprobar leyes que la oposición rechaza, pero eso no tiene nada que ver con que bloquee una petición de comparecencia o con que pueda impedir que se dé información a los parlamentarios.
P. ¿Qué pasó con la función parlamentaria de control del Gobierno?
R. Cuando llegó el PSOE al Gobierno, no solo no cuestionó esa situación, sino que la mantuvo. En cuanto a los temas de defensa, no ha habido oposición efectiva hasta que hemos llegado nosotros. Hay una especie de complicidad en esos asuntos porque se considera que forman parte de la política de Estado. Pero eso es hablar de política de Estado en el peor sentido. La defensa es un bien público y por eso pensamos que hay que evitar que caiga en manos de los lobbistas.
P. La palabra y la idea de patria ha renacido, la están utilizando varias partidos, incluido ustedes, pero ¿por qué se ha convertido la patria en un argumento tan importante?
R. Porque el país está roto. Para nosotros, la patria es la ciudadanía, una comunidad política que instituyes para reforzar la democracia. Se corresponde, en ese sentido, también con la idea con que nació la Unión Europea. Pero en España, la desigualdad creciente y la pobreza han roto el sentido de integración y de sociedad común, al tiempo que la desigualdad territorial es también cada vez mayor. Hay una falta de integración absurda. En temas de Sanidad, por ejemplo. Con la crisis del ébola, tuvimos que improvisar un hospital de referencia nacional y lo mismo en todas las comunidades autónomas. ¿Por qué no puede haber un buen hospital de referencia para enfermedades infecciosas a nivel nacional? Porque se han desmantelado las estructuras nacionales. Nosotros apostamos por un modelo federal colaborativo. En España se ha logrado una descentralización fuerte, pero no se ha avanzado nada en la parte de las instituciones comunes fuertes. Así que, para nosotros, la desigualdad social, territorial y generacional es atroz. Ahora ha desaparecido incluso el ascensor social común que era la educación.
P. ¿Por qué votó UPyD a favor de la ley Wert?
R. No votamos a favor. Votamos en contra. Lo que pasa que el resto de la oposición se conjuró para decir que en la próxima legislatura se tirará abajo esa ley y a nosotros eso nos pareció retórica, un gesto propagandístico. No nos sumamos a la foto que se hicieron los demás asegurando que en la próxima legislatura se tumbará esa ley.
P. ¿Pero, llegado el caso, ustedes qué harán en la próxima legislatura? ¿Votarán a favor de que se derogue la ley Wert?
R. Votaremos para que se apruebe una ley de educación que sirva para 25 años.
P. ¿Votaran a favor de que se derogue la ley Wert?
R. Creo que es obvio que hay que tirarla. Es una ley que está hecha con un modelo del siglo XIX, mucho más que del siglo XXI que es lo que necesitamos.
P. Su posición creó confusión.
R. No creo que se cree ninguna confusión si resulta que has votado en contra. No somos partidarios de la política gestual.
P. Se ha identificado a UPyD como “nacionalistas españoles”. ¿Se siente cómoda con esa definición?
R. Ya nos identifican cada vez menos con esa etiqueta. Yo no me identifico con eso, ni tampoco creo que se pueda describir así a nuestro partido. Somos un partido nacional, no nacionalista. Como dice Savater, se puede ser macho y no ser machista. Nacionalistas son los de Le Pen y ésa es también la óptica de Podemos. Nosotros abominamos ideológicamente del nacionalismo, así que no me siento nacionalista española, no.
P. Entonces ,¿cómo se definen?
R. Somos un partido transversal, progresista, centrado y de soluciones.
P. Vaya. Esa definición puede servir también para Podemos. Parece que todo el mundo se mueve en el mismo espacio, ni de izquierdas ni de derechas, transversales…
R. Pedro Sánchez reivindicó que era de izquierdas…
P. ¿Y ustedes son un partido de izquierdas o de derechas?
R. Somos transversales. Lo de la izquierda y la derecha en España sirve más para enfrentar que para explicar. Lo de ser transversales es un concepto político, no electoral como en el caso de Podemos. Si se analiza Podemos, en su programa para las europeas dicen que hay que impagar la deuda y ahora dicen que no.
P. Bueno, lo mismo dice Syriza.
R. Pero es que ellos están gobernando y Podemos, no.
P. Podemos también quiere gobernar.
R. Sí, nosotros también. Pero la gente tiene derecho a saber qué modelo de país defiendes y en el caso de Podemos, no se sabe...
P. Dejemos a Podemos. Hablemos de ustedes. Proponen devolver al Estado competencias de Sanidad, Educación y fiscales que ejercen actualmente las comunidades autónomas. ¿Incluye eso la desaparición de los conciertos fiscales con el País Vasco y Navarra?
R. Sí. Nosotros estamos en contra. Si propugnas una fiscalidad única para la Unión Europea, es un disparate que dentro de España haya cinco haciendas (las tres vascas, la Navarra, y la nacional). Y, además, es un motivo de desigualdad tremendo. El País Vasco, que es de las regiones más ricas también por su sistema fisca,l se ha beneficiado de recursos del Estado, de todos.
P. ¿Habrá elecciones primarias en el partido de cara a las generales?
R. Sí, claro, ya llevamos 700 primarias.
P. ¿Y habrá otros candidatos además de Rosa Díez?
R. Seguro, siempre los ha habido.
P. ¿Usted se va a presentar?
R. No, no creo.
P. ¿Qué ha pasado para que se frustrara una de las posibilidades que parecía clara con la aparición de UPyD, es decir, la creación de una nueva UCD que empujara al PP a la derecha y permitiera recoger el voto centrista español, el de la antigua UCD?
R. Cuando se crea UPyD, el objetivo no era reeditar la UCD. El partido se crea con la idea de que es una herramienta que sirve para preservar la unidad de España y para acabar con un sistema de partidos que ha convertido la democracia en una especie de oligarquía, en la que hay unas élites en los dos grandes partidos que gobiernan para su propio interés. Que eso puede tener reminiscencias de UCD, que eso implica buscar un lugar centrista, en el sentido de tratar de aminorar la polarización de la política, sí. Pero no es necesariamente la idea de reeditar UCD.
P. A la vista del resultado de las elecciones europeas y de cómo es ahora la situación, ¿no habría sido conveniente revisar ese análisis?
R. Nosotros celebramos los resultados de las europeas y creemos que hemos contribuido, en gran medida, al hundimiento del bipartidismo. Parece que el ganador simbólico de esas elecciones es Podemos, pero la realidad es que UPyD está, desde hace siete años, minando las bases ideológicas del bipartidismo. Ahora hay una euforia que hace valorar el desempeño de Podemos pero estoy segura de que, cuando bajen las aguas, la gente va a saber apreciar el trabajo político y judicial que hemos hecho porque hemos sido nosotros los que hemos puesto contra las cuerdas este sistema. Un sistema cuya representación de la coalición de intereses son, sobre todo, las cajas de ahorro y Bankia, por antonomasia. Quienes les hemos sentado en el banquillo somos nosotros.
P. Puede ser que hayan hecho un buen trabajo, pero también pueden desaparecer. Las dos cosas no son incompatibles.
R. Todo puede pasar.
P. La otra posibilidad de expansión para UPyD era llegar a acuerdos con otros partidos, con Ciudadanos, por ejemplo.
R. Nuestra manera de ver la política es nueva y muy exigente en términos de códigos éticos del partido, de buenas prácticas de cargos públicos, de contar con un plan de prevención de riesgos penales. Ahora parece casi normal lo de no llevar imputados en las listas, pero en 2008 y en 2011, cuando nosotros lo hicimos, parecía algo revolucionario. Todavía hoy hay algunos que se resisten.
P. ¿Eso no era posible con Ciudadanos?
R. Nos encontramos ante un partido opaco y con unas exigencias en términos de corrupción tan débiles como la de los grandes partidos, solo que en pequeño.
P. ¿Tienen constancia de casos de corrupción en Ciudadanos?
R. Lo que se ha publicado. Uno de sus candidatos a las europeas está en la cárcel por el caso de la Operación Púnica. El informe de transparencia internacional a nosotros nos daba un 9 y a ellos un 3, que es menos que la nota que obtienen los partidos viejos.
P. Si Ciudadanos se presenta en toda España, según las encuestas, puede superar a UPyD…
R. Lo dice una encuesta, muchas otras dicen que no.
P. Las encuestas dibujan dos bloques: uno, PP, PSOE, Podemos, casi empatados; y otro bloque, UPyD, Ciudadanos e Izquierda Unida, peleando entre sí.
R. La diferencia es que Izquierda Unida está por debajo del 5% y Ciudadanos también. Nosotros estamos por encima en casi todas, en algunos casos en torno al 8%. Es muy distinto estar en el entorno del 4% o estar entre el 6 y el 8%. En cualquier caso, las encuestas son poco fiables, las hay predictivas y expresivas, que expresan un estado de ánimo. Y en este momento son expresivas. Nos tomamos en serio las encuestas, pero no construiría un discurso político con eso. En este momento todo está abierto y depende de qué cosas vayan pasando. Cada elección va a hacer que tomes una dirección u otra porque es evidente que cada resultado va a influir en el siguiente.
P. ¿Se siente cómoda participando en los debates políticos de televisión?
R. Vivimos en una sociedad mediática. Muchas cosas ocurren en televisión, no solo las relacionadas con la política. Pasa con las artes o la literatura. Ya explicó Manuel Castells que las televisiones son el terreno de juego donde se reparte el poder. Ésa es la realidad. No se puede ignorar. Por supuesto que las tertulias de televisión no son el Parlamento, como dice Iglesias. No estoy de acuerdo. En televisión, se simplifica en cuanto tal, se engaña. Lo ideal sería tener debates políticos en televisión que combinaran la capacidad de entretener y de enseñar. Pero hay lo que hay.
No fue la Fiscalía General del Estado, ni la Comisión Nacional del Mercado de Valores, ni el Banco de España, sino un partido político, UPyD (Unión Progreso y Democracia), el que presentó, en junio de 2012, una querella contra los consejeros de Bankia, incluido Rodrigo Rato, y contra la entidad financiera...
Autor >
Soledad Gallego-Díaz
Madrileña, hija de andaluz y de cubana. Ejerce el periodismo desde los 18 años, casi siempre como informadora, cronista política y corresponsal. La mayor parte de su carrera la hizo en El País. Cree que el suyo es un gran oficio; basta algo de humildad y decencia.
Autor >
Mónica Andrade
Periodista. Nacida en Madrid y criada en Pamplona. Huye de los focos, prefiere el 'backstage'.
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí