Nunca las fronteras entre el presente y el futuro han estado tan diluidas como en estos tiempos disruptivos. De la mano de Nesta, la plataforma de innovación del Reino Unido, nos adentramos en el FutureFest para vislumbrar, saborear o incluso oler todo lo que tenemos a la vuelta de la esquina y que nunca nos atrevimos a cuestionar…

1. Internet de las cosas

"Imagina que cada producto tiene su propia vida digital"…  Andy Hobsbawn, cofundador de Evrythng, asegura que estamos ante un cambio fundamental en nuestra relación con las cosas. De la nevera al termostato, del coche a la bicicleta, de la cesta de la compra a nuestros niveles de glucosa en la sangre, todo será “identificable, cuantificable y programable”. Internet sirvió para conectarnos entre nosotros y pronto nos permitirá “conectar” con todas las cosas, en un escenario de doble filo que puede abrir grandes posibilidades económicas (un mercado de más de 20 billones de euros, según Cisco) e incendiar al mismo tiempo el debate social sobre la privacidad en la era de Big Data. Éste es, en cualquier caso, el mundo que tenemos ya, al cruzar la calle, con el móvil convertido en nuestra prolongación natural y recibiendo segundo a segundo hasta el último pálpito del IoT (Internet of Things).

2. El ascenso de los robots

Con varias décadas de retraso sobre lo previsto, los robots irrumpirán en los aspectos más inimaginables de nuestra vidas, bajo la apariencia más insospechada (muchas veces serán invisibles). Tras el experimento del coche autónomo de Google, los vehículos sin conductor están ya en fase experimental en ciudades como Londres. El transporte, la construcción y la extracción, la atención directa al público, los trabajos administrativos y de contabilidad sufrirán un proceso irreversible de “automatización”. Según un estudio realizado por Michael Osborne y Carl Frey, de la Universidad de Oxford, el 47% de los empleos en Estados Unidos y el 35% en el Reino Unido pueden desaparecen en los próximos 10 o 20 años. La gran pregunta del siglo XXI será sin duda: “¿Me quitará el trabajo un robot?”.

3. La reinvención del dinero

Bienvenidos a la era de la “criptoeconomía”. Brett Scott, autor de “La guía herética de las finanzas”, predice el asalto a la centralización de los bancos y la creación de blockchains (cadenas de bloques) y redes distribuidas con el espíritu hacker, en paralelo a la creación de divisas locales/digitales. Bitcoin fue la primera en abrir brecha, pero entramos ya en la tercera generación de las criptodivisas, con startups como Blockstream, que aspira a usar “cadenas laterales” para crear monedas alternativas. El grupo Dinero Positivo, implantado ya en más de una veintena de países, reivindica entre tanto un cambio radical en la creación del dinero “oficial” para desvincularlo de la creación de deuda y permitir un mayor control público.

4. Fabricantes digitales

La fabricación digital será pronto el pan de cada día. Los festivales de makers se están propagando como las esporas desde su epicentro en San Mateo (California). Hay ya más de 500 fab labs funcionando en todo el mundo, con Barcelona como el gran referente mundial. Londres se subió tarde al carro, pero desde aquí se impulsarán 30 nuevos centros de fabricación digital en los próximos cinco años en el Reino Unido, donde la proa está en Manchester. Con la popularización de la impresoras 3D, las escuelas están introduciendo ya una nueva asignatura: Digital Making. En un futuro inminente, la mayoría de los jóvenes fabricarán y compartirán sus creaciones digitales.

5. Más allá de la economía colaborativa

La disrupción causada por la economía colaborativa no ha hecho más que empezar. Pero al mismo tiempo que va ganando fuerza la tendencia se ha abierto un profundo debate interno sobre su auténtica naturaleza, y acerca de  si los monopolios al estilo Uber o Airbnb están desvirtuando la “transición” hacia un modelo económico que aspiraba a ser más abierto y distribuido (ese será precisamente el lema del próximo OuisShare Fest en París). En el FutureFest de Londres, Michel Bauwens, al frente de la Pier to Pier Foundation, rompió una lanza por la auténtica economía “entre pares” y por la construcción de puentes entre la shared economy y el nuevo y palpitante movimiento cooperativo.

6. Cara y cruz del crowdfunding

El siguiente paso de gigante en la economía colaborativa será el préstamo entre particulares, siguiendo la estela marcada ya por Zopa (Reino Unido) y Funding Circle (Estados Unidos). Pero la popularidad del crowdfunding y de otras formas de financiación colectiva tiene sus riesgos. Tarde o temprano, algún escándalo puede sembrar la desconfianza entre el público en general. Casos recientes, como la venta de la startup de realidad virtual Oculus a Facebook, han creado también dudas entre quienes contribuyeron al crowdfunding inicial y no recibieron a cambio el mínimo retorno de la multimillonaria operación.

7.- ¿Cine o realidad virtual?

Ridley Scott, el visionario director de Blade Runner, nos tiene reservada para este año una gran sorpresa. Como preámbulo a su nueva película, El marciano, un cortometraje nos permitirá no sólo adentrarnos en tres dimensiones en el planeta rojo, sino casi morder el polvo con la ayuda de un visor Morpheus que nos permitirá meternos en la escafandra del astronauta. Otras aplicaciones lucrativas de la realidad virtual serán, precisamente, en el terreno del porno en Internet, con experiencias “absorbentes” como la que promete Oculus. En el FutureFest tuvimos la oportunidad de alucinar con Neurosis, un simulador de movimiento creado por el profesor Brendan Walker, del Thrill Laboratory, y controlado por la propia actividad cerebral de quien decide pasar por la prueba.

8. Smell-o-Phones

Scentee es el nombre de un dispositivo que se puede aplicar al móvil, y que es capaz de simular los olores electrónicamente. El restaurante Mugaritz ha sido uno de los primeros en probar la capacidad de Scentee para reproducir los sabrosos olores de sus platos en su aplicación para móviles. Adrian Cheok, profesor de Computación Ubicua en el City College de Londres, asegura que los “olores sintéticos” serán en el futuro una herramienta vital para el marketing.

9. Adiós al despilfarro

Tristram Stuart, autor de Despilfarro (Alianza Editorial), lleva casi una década recorriendo el mundo en su cruzada contra el food waste. Una tercera parte de los alimentos que se producen nunca llegan a la mesa, y parece que, por fin, es  el momento de terminar con esa injusticia social y económica, la mayor causante del hambre. FeedBack, la asociación creada por Stuart, ha logrado recuperar en un año más de 200 toneladas de alimentos (el equivalente a 2,7 porciones). En Francia, los supermercados Intermarché han fijado el reaprovechamiento de los alimentos como primer objetivo. Y proyectos como el Real Junk Food han servido para abrir en muchas ciudades británicas restaurantes que aprovechan productos cuyo destino “natural” era la basura.

10. La disrupción política

2015 puede pasar a la historia como el año en el que la “disrupción” llegó a la política. Geoff Mulgan, director de Nesta, pone a  Podemos como ejemplo de los partidos de nuevo cuño en Europa que tienden puentes entre lo social y lo digital. Mulgan vaticina el nacimiento de un sistema híbrido, que alterne eso que se ha dado en llamar “democracia digital” con nuevas formas de participación que consigan incorporar al sistema “la sabiduría de la multitud”. Pese al riesgo de “nuevos demagogos populistas”, Mulgan estima que todos nos podremos beneficiar de un sistema más abierto y transparente, que servirá para renovar la política y exigir responsabilidades a los gobernantes.