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“Estaba borracho cuando te pedí que te casaras conmigo. Si hubieras sido un caballero lo habrías olvidado”.
Cary Grant a Rosalind Russell en Luna Nueva (His girl Friday), Howard Hawks, 1940)
Una secuencia habitual en cualquier película norteamericana clásica: aparece un político o representante institucional (gobernador del estado o sheriff, por ejemplo) para dirigirse a la nube de reporteros y fotógrafos entre estallidos de flashes, con el apelativo de “caballeros de la Prensa”. El uso cortés no deja de ser sarcástico: ya entonces ser periodista era oficio indigno para las almas bienpensantes.
Este el conflicto principal de Rosalind Russel en “Luna Nueva”: seguir siendo periodista (una “dama” de la Prensa) o convertirse en respetable ama de casa. Hildy Johnson es una de esas “chicas Hawks” (periodistas, cantantes, deportistas, fotógrafas) que desde los años 30 mostraron un subversivo feminismo basado en la inteligencia irónica, empleándose con implacable ferocidad en la guerra de los sexos armadas de réplicas llenas de veneno, mostrando una lucidez que les permitía manejar a su antojo los destinos de súper-hombres como Cary Grant o Gary Cooper, ¡incluso John Wayne!
No deja de ser descorazonador comprobar cómo proyecta el cine actual la imagen de la mujer moderna: esas estúpidas niñatas caza-fortunas, sometidas a machos depilados y triturados en gimnasio, individuas cursis hasta cuando les da por el masoquismo, horteras neoyorquinas que ni saben emborracharse, enanas mentales, histéricas incapaces de controlar sus propias vidas, resultan indiscutibles protagonistas de una infinidad de comedias llamadas “románticas” mancillando con su ñoñería el pasado glorioso de las mujeres de Lubitsch, Cukor, Preston Sturges, La Cava, del mismo Hawks. Este adaptó la obra teatral “The front page” del también periodista y corresponsal en Berlín del Chicago Daily News, Ben Hetch (el guión cinematográfico y el periodismo siempre han ido de la mano) para convertirla en película. Es bien conocida la llamada de teléfono del director al guionista con esta propuesta: “Oye, Ben, ¿qué te parece si convertimos al periodista en chica?” “¡Ojalá se nos hubiera ocurrido antes!” contestó Hetch.
75 años después, el periodismo no se parece al de “Luna Nueva”. Ni siquiera el mentiroso, cínico y mordaz Walter Burns, director del periódico para el cual trabaja Hildy, envuelto en el siempre elegante canalla Grant, se atrevería a hacer y decir cosas como “¡Mariana Pineda enseña la breva!” aplicada al desnudo falsario de la política Teresa Rodríguez. Ante exabrupto tan vejatorio, amplificado por las ondas radiofónicas de una emisora líder de audiencia, no se escucha más que el eco de risotadas conniventes. No se eleva ninguna voz contraria, ni por parte de los colaboradores (necesarios) ni por el lado de las (pocas) colaboradoras: ninguna dama periodista se atreve a afear la conducta de la estrella radiofónica, todo un “caballero de la Prensa”. Imaginemos a Hildy-Rosalind soltándole al grosero autor de la impresentable frase una línea de diálogo escrita por Ben Hetch (o Dorothy Parker o Anita Loos) y dejándolo a los pies de los caballos de la dialéctica, humillado de por vida.
En el diario La Razón escriben 39 columnistas hombres por 9 mujeres. La aplastante mayoría masculina en los medios tradicionales tiene una excepción: la de la sección “Life style”, ese cajón de sastre en el que exhibir la tontería y la frivolidad (por lo visto patrimonios mujeriles) también dirigida con férrea manipulación. Ni siquiera aquí, entre cotilleos, recetas y tratamientos para la celulitis, se puede dejar un cabo suelto.
Con el sabroso título de “Pasarela política” (La Razón, 14 de marzo de 2015), encontramos una página completa dedicada a Luis Alegre, secretario de participación de Podemos, firmado no por periodistas, sino por una diseñadora, una psicóloga y una “especialista en belleza” (sic) que analizan largamente el aspecto físico y el vestuario del político:
"Claro que PODEMOS ser elegantes. (Luis Alegre) muestra falta de interés generalizada en su manera de vestir, puede que premeditada. La izquierda española (...) siempre con el propósito de esforzarse en el feísmo en su aspecto exterior".
”Outfits” nada arriesgados.
"Lo primero que pienso es lo poca cosa que es. (...) Otro tema que me preocupa es ese “look” capilar de los dirigentes de Podemos. O se pasan o no llegan y el señor Alegre no ha llegado".
"Gestos delatores. No domina su lenguaje corporal. Muestra ocultación y agresividad encubierta. ¿Miente con sus gestos? Sí".
Llevar al periodismo el adjetivo “femenino” conlleva un descrédito implícito (como la literatura o cinematografía mal llamadas “femeninas”) bien calculado por los dignos patronos “prensiles” (de la Prensa trepadora y servil). Puede que también sean hombres, pero nunca se parecerán a Cary Grant.
“Estaba borracho cuando te pedí que te casaras conmigo. Si hubieras sido un caballero lo habrías olvidado”.
Cary Grant a Rosalind Russell en Luna Nueva (His girl Friday), Howard Hawks, 1940)
Una secuencia habitual en cualquier película...
Autor >
Pilar Ruiz
Periodista a veces y guionista el resto del tiempo. En una ocasión dirigió una película (Los nombres de Alicia, 2005) y cada tanto publica novelas. Su último libro es "La Virgen sin Cabeza" (Roca, 2003).
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