CTXT ha pedido el voto para Manuela Carmena en la alcaldía de Madrid y para Ángel Gabilondo en la misma Comunidad, y ha instado a los demás medios (a través de las redes sociales) a que aclaren a sus lectores a qué candidatos van a apoyar, en estas elecciones municipales y autonómicas y, más adelante, en las generales. Algunos colegas nos han reprochado la propuesta; otros la han apoyado. Muchos lectores han debatido la decisión en Twitter y FB. Hoy queremos aclarar mejor nuestra posición.

 Primero. No se trata de decir a los ciudadanos lo que han de votar. Los periodistas no tenemos ninguna autoridad especial para ello. No tenemos ningún conocimiento específico como periodistas que nos haga elegir mejor a los alcaldes o a los presidentes del Gobierno que el común de los ciudadanos. Esta es una precisión fundamental, porque a los periodistas se nos suben frecuentemente a la cabeza aires de superioridad, que merecen un rápido pescozón.  

 ¿Por qué, entonces, CTXT y muchos medios de comunicación en todo el mundo deciden anunciar a qué candidatos apoyan? Básicamente por una cuestión de sinceridad y credibilidad del propio medio. Creemos que las elecciones son un momento perfecto para que los medios de comunicación expliciten qué defienden en su línea editorial y por qué. No para que los ciudadanos elijan mejor a su alcalde, sino para que elijan mejor el medio que leen.

Los medios de comunicación se pasan cuatro años criticando al gobierno y a la oposición y opinando sobre lo que hacen mal  y lo que hacen bien. Pero cuando llegan las elecciones aseguran que no tienen opinión sobre los candidatos. Asombroso. Es verdad que The Wall Street Journal, por ejemplo, nunca ha anunciado públicamente a qué candidato presidencial estaba apoyando. No hacía ninguna falta porque los lectores del WSJ lo saben perfectamente. El WSJ nunca duda ni admite la menor vacilación en su línea editorial: el candidato más neoliberal posible es el suyo. Punto. Pero los lectores de otros medios, que no defienden posiciones tan monolíticas, tienen a menudo dudas sobre qué opina su medio de referencia. Incluso los de The Economist: en ocasiones, la revista es rotunda. “Cualquiera, menos Carter” tituló en primera; pero en otras, los candidatos son tan parecidos que hasta su consejo editorial admite públicamente que tiene dudas: “¿El incompetente o el incoherente?”, tituló la revista ante la elección entre George W. Bush y John Kerry.

Lo ideal sería, probablemente, que el WSJ, que todos los medios de comunicación, tuvieran consejos editoriales tan plurales, tan diversos, que no fuera fácil ponerse de acuerdo sobre el mejor candidato y que todo el proceso fuera un rico y estimulante debate sobre los objetivos electorales que defiende ese medio en concreto. Pero como recordó un día el jefe de Opinión del Miami Herald, “estuvimos debatiendo mucho tiempo y  al final votamos: nueve apoyaron la candidatura de Walter Mondale y dos, la de Reagan. Entre los dos, estaba el director”. Es decir, que no hubo más que hablar: Reagan.

Volvamos a la propuesta de CTXT. Primero, este medio cree que el panorama de los medios de comunicación españoles ha cambiado sustancialmente en los últimos años, no solo porque han aparecido nuevas cabeceras, de las que los lectores no tienen muchas referencias, sino porque los grandes medios clásicos han experimentado un fuerte proceso de endeudamiento con entidades financieras y, en general, con fuertes grupos de intereses, proceso que ha destrozado en muchos casos las señas de identidad (no hablemos ya de la independencia) de esos medios. No se trata ya de que el director imponga su criterio profesional. Se trata de que detrás de esos directores está el criterio de grupos de presión no identificados.

Es posible que no existan dudas sobre qué defiende La Razón, pero sí hay muchas sobre qué defienden La Vanguardia, El País, El Mundo, El Confidencial o el grupo Vocento. Estas elecciones serían un momento muy adecuado para que se lo explicaran a sus lectores. Pronunciarse por un candidato concreto es una manera de hacerlo bastante clara y directa. Para las nuevas cabeceras, esta sería también una ocasión magnífica de despejar dudas sobre su identidad: saber no solo qué objetivos políticos defienden, sino qué instrumentos electorales creen que son los mejores, en cada ocasión, para alcanzarlos.

Segundo. CTXT cree que los ciudadanos españoles hacen frente a un momento político delicado en el que están en juego elementos básicos de su convivencia presente y futura. No van a ser unas elecciones en las que se decida solo quién va a gestionar un acervo, es decir quién va a gestionar el conjunto de bienes morales, culturales o materiales ya establecido por esta colectividad o comunidad. No, lo que está en juego esta vez es el cambio, la radical modificación de ese conjunto de bienes. Y CTXT quiere dejar claro que, a su juicio, están en grave peligro la limpieza de la administración municipal, corroída por la corrupción, no sólo en Madrid, sino en multitud de ayuntamientos españoles. Defendemos como objetivo electoral destapar y destruir todas las redes corruptas que se han ido formando estos años, pero no solo esas redes sino también los mecanismos que las hicieron posible. Creemos que, en el caso de Madrid, la persona más capacitada y más eficaz para alcanzar ese objetivo es la jueza Manuela Carmena.

CTXT cree también que uno de los bienes colectivos que corre más riesgo y que más influencia tendrá en nuestro futuro es la educación. Defiende que las Comunidades Autónomas, que gestionan la educación, le concedan la máxima prioridad y que organicen sus recursos para lograr una educación pública y gratuita de calidad. Empezando por la educación infantil, de cero a seis años, que ha sido abandonada en manos de gestores privados, no profesionales (incluso alguna compañía de Seguridad ha licitado y conseguido la gestión de escuelas infantiles). Creemos que, en el caso de Madrid, la persona más capacitada y más eficaz para alcanzar ese objetivo es el ex ministro de Educación Ángel Gabilondo.

 ¿Qué candidatos, y con qué argumentos, defienden los demás medios? Gracias.