Saludable frenazo a Florentino Pérez
9/04/2015
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La relación entre el Real Madrid y el Ayuntamiento de la capital ha sido siempre sospechosamente fluida. Con o sin Botella. Con o sin Florentino. Un noviazgo con cierta dosis de clandestinidad, aunque basta ver el palco del Bernabéu para comprobar que hay más política en esos metros cuadrados que en un consejo de ministros, y más negocios que en la City de Londres.
Algunos pueden creer que esta bonita relación se debe a que Florentino Pérez fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid con la UCD. Otros malpensados creerán que hay algo más. En estas larguísimas décadas de gobierno popular en la capital, el Partido Popular se ha dedicado a repetir como un mantra que todo lo que beneficia al equipo merengue favorece a la ciudad. Y aunque no cabe duda de que el club más rico del mundo tiene cierto impacto turístico, parece un poco exagerado considerar que el Bernabéu es un activo estratégico tan importante como el Museo del Prado.
Una década después de dar el pelotazo de su vida con la recalificación de los terrenos de la ciudad deportiva del Madrid y la construcción de las cuatro torres que hoy dominan --con una desproporción obscena-- el paisaje de la ciudad, a Florentino Pérez se le ocurrió un día que le apetecía ampliar sus dominios y quiso privatizar y quedarse con un trozo del Paseo de la Castellana. Y como era de esperar, llamó a sus amigos del ayuntamiento, y con esa confianza que da una historia de amor de muchos años, le dijo a la señora Botella: “Tenemos una serie de convenios incumplidos por ambas partes y que vienen de la época de Ramón Mendoza, pero vamos a ponerlos a cero y os diré lo que haremos: yo me quedo con una parte de la Castellana para ampliar el Bernabéu y os lo cambio por unas parcelas en Opañel y Las Tablas”. Y colgó.
Por supuesto, el Ayuntamiento popular dio las bendiciones a la operación --¿quién se atrevería a llevarle la contraria a un ser superior?--, pero algunos escépticos agarraron la calculadora y comprobaron que no les salían las cuentas. Tanto Ecologistas en Acción como dos de los partidos de la oposición, PSOE y UPyD, sospecharon del trueque. UPyD calculó que el Ayuntamiento perdía 10 millones de euros de patrimonio, pero la mayoría del PP y el sí de Izquierda Unida --que opinó que la operación era buena para la ciudad-- consiguieron sacarlo adelante.
Pero a veces la Justicia nos tiene reservados momentos esperanzadores. Y, por tercera vez, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha vuelto a anular este proyecto aprobado en 2012. En este caso, además, tachándolo de posible ayuda estatal. Un optimista podría pensar que afortunadamente, no siempre todas las tropelías salen adelante. Pero lo lamentable, lo que permanece, desde hace demasiado tiempo, es el capitalismo de amiguetes y ese urbanismo a la carta que permite que una supuesta creación de riqueza y empleo se utilice como excusa para aprobar y construir cualquier aberración.
Madrid se lo permitió a Sheldon Adelson y a su Eurovegas, aunque el magnate acabara llevándose sus casinos burdeles a otra parte. También le abrió la puerta al exótico amigote Wang Jianlin, el inversor chino artífice de la operación Campamento. Es saludable que al amigo de siempre, al que fue concejal, al presidente del Realísimo Madrid, la Justicia le esté poniendo las cosas tan difíciles. Aunque, conociendo cómo se las gasta Pérez, una simple sentencia en contra no debería suponer un obstáculo insalvable. El sistema España está montado, en buena parte, en torno al multimillonario circo de intereses del duopolio Madrid-Barça. De su permanencia en el tiempo dependerá que este país empiece o no a cambiar a mejor.
Por lo pronto, CTXT quiere tomar partido de cara a las próximas elecciones municipales y autonómicas. Recomendamos a nuestros lectores residentes en Madrid que voten a Manuela Carmena para la alcaldía, y a Ángel Gabilondo para la Comunidad. Preferimos un Madrid sin Esperanza. Un Madrid que, a ser posible, ponga coto para siempre a los pelotazos galácticos del señor Florentino Pérez. Un Madrid al servicio de sus ciudadanos, y no de sus oligarcas.
La relación entre el Real Madrid y el Ayuntamiento de la capital ha sido siempre sospechosamente fluida. Con o sin Botella. Con o sin Florentino. Un noviazgo con cierta dosis de clandestinidad, aunque basta ver el palco del Bernabéu para comprobar que hay más política en esos metros cuadrados que...
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