Ignacio Aguado / Candidato de Ciudadanos a la Comunidad de Madrid
“No vamos a transigir ni una coma con la corrupción”
Óscar Sainz de la Maza / Ainhoa Campos Madrid , 20/05/2015
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En 2006, apenas amenazaban la vida política catalana y nueve años después resultarán clave para decidir el Gobierno de Madrid. El partido Ciudadanos apuesta por un liberalismo híbrido de corte social y rechaza apuntarse a una ideología concreta, una postura que le ha valido ser tachado hasta de “falangista” en las redes sociales por los internautas de la izquierda más militante.
Como fuerza que se autoproclama regeneracionista, Ciudadanos apoya las elecciones primarias, o la liquidación política a la primera imputación por corrupción. No sólo eso; pretende exportar este modelo a otros partidos, negociando abstenciones que permitan investiduras a cambio de que el beneficiado adopte su código de normas. Esta fuerte palanca, en un partido que ha pasado del 3,1% en intención de voto desde febrero de este año, al 13,8% para mayo, ha desatado todas las alarmas en los partidos más inmovilistas. En concreto, el Partido Popular ha calificado recientemente su exigencia de primarias de “chantajista”.
La voz del técnico de sonido retumba, grave y distorsionada en la megafonía, por las filas de sillones oscuros del Auditorio Paco de Lucía, en Alcalá de Henares. Unas letras blancas y gigantescas ocupan el escenario (“CAMBIO”), donde en breve Albert Rivera se dirigirá a los asistentes. En olor de mitin, nos acomodamos como podemos al lado del candidato regional, Ignacio Aguado (Madrid, 1983), un hombre joven de aspecto cuidado y discurso bien construido. Hablamos de lo humano y lo divino, de financiación y de ideologías.
¿Ciudadanos se siente más cercano a PP y PSOE por su discurso moderado, o a Podemos por ser formación nueva y regeneracionista?
Pues a ninguno. Nos sentimos cercanos a los ciudadanos y a nuestro programa, tanto en España como en Madrid. Ése es nuestro compromiso, ahora y después. Por lo demás, estaremos con los partidos que quieran cambiar las cosas, que quieran acercarse a un programa de reformas que pensamos son imprescindibles.
¿Qué tal ha ido la campaña de pedir donaciones? Porque han tenido que pedir un préstamo bancario...
La verdad es que hemos logrado muy pocas donaciones; no encontramos la manera. Podemos dice que consigue dinero de este modo como si fuera lo más fácil del mundo, pero nosotros no hemos dado con la fórmula de las donaciones individuales. Así que hemos tenido que recurrir a un préstamo.
¿Con qué banco?
Creo que con el Banco Popular.
¿No les da miedo que esto pueda influir en sus decisiones políticas posteriores?
No, porque son cantidades muy pequeñas. En la campaña de la Comunidad de Madrid, por ejemplo, hemos pedido un préstamo de 200.000 euros: la mayor parte se va en mailing, en enviar correos a los hogares. Otros 70.000 se han ido en la publicidad puesta en el Metro y en gastos de campaña, como unos autobuses que hemos alquilado y vinilado y que andan dando vueltas por Madrid, acompañándonos en los actos. Son cantidades que esperamos recuperar una vez entremos en las instituciones y que se devolverán de forma casi inmediata al día siguiente. No se trata de grandes hipotecas.
Afirman que ni son izquierda ni derecha, que predican un liberalismo social que ya se encuentra en otros países europeos. ¿Cuáles son sus partidos referentes?
No nos parecemos a ninguno en particular; el liberalismo social tiene sus peculiaridades según cada país. Somos un partido que nace de la sociedad civil catalana pero que se extiende rápidamente por España porque propone reformas estructurales que interesan a todos, próximo a la calle y al sentido común. No nos sentimos cómodos con definiciones de izquierdas o derechas. Más que una ideología, tenemos un ideario que pretende solucionar los problemas que vemos ante nosotros. Personalmente, creo que las ideologías son una manera rápida y resumida de ver la vida, que ofrecían soluciones hace doscientos años pero que ahora, en pleno siglo XXI, se quedan cojas. No resuelven todos los problemas.
Más que una ideología, tenemos un ideario que pretende solucionar los problemas que vemos ante nosotros
¿Los crean?
Lo que hacen es encorsetar el pensamiento. No dejan ver la realidad como es. No todos los problemas que hay en el mundo se solucionan con una ideología liberal o una ideología socialdemócrata. Históricamente, la receta no ha funcionado si no se es capaz de ver la película entera.
¿Algún partido europeo representativo de ese liberalismo social?
Los hay con ideas similares a las nuestras, como el D66 holandés [Demócratas 66] o los propios lib-dems británicos de Nick Clegg. Hay diferentes partidos con arraigo en Europa que no se acercan ni a la derecha tradicional ni a la socialdemocracia clásica, pero en España esto no ha sido posible.
Usted defiende un modelo de sanidad pública con dos niveles de acceso. Uno para los que residen legalmente en España, completo, y otro para residentes irregulares, que sólo comprende la atención a embarazadas, a enfermos graves o contagiosos y a niños. ¿Este segundo grupo se desviaría a Urgencias [como ha legislado el PP] o contaría con algún tipo de tarjeta o atención primaria?
Creo que Urgencias permite el acceso perfectamente a los pacientes que padecen ese catálogo de enfermedades que ha identificado la OMS; nuestros profesionales sanitarios están más que preparados para tratarlas. Nosotros no queremos que nadie se quede sin atención universal y gratuita, pero a diferentes niveles. Los ciudadanos residentes tienen derecho a la atención completa y los turistas y residentes irregulares, a un paquete básico. No hay ningún país del mundo, ninguno, que ofrezca todo el catálogo de sanidad universal a todas las personas que viven en él.
No hay ningún país del mundo, ninguno, que ofrezca todo el catálogo de sanidad universal a todas las personas que viven en él
Aunque rechazan la privatización, dicen que hay servicios que se podrían privatizar, como celadores o limpiadores de hospital. ¿Acaso son ineficientes? ¿Cobran demasiado? Porque esas son las razones que suelen aducirse para privatizar...
No, eso lo puse a título de ejemplo. Hay que diferenciar entre sectores esenciales que no se pueden privatizar –de hecho, nosotros proponemos una ley regional que los defina y los blinde- y luego ya una zona de grises donde, si hiciera falta y el gestor de turno lo viera así, cabría la hipotética posibilidad de privatizar. Pero en lo que queremos poner énfasis es que un gestor público no puede utilizar la privatización como mecanismo de gestión. Un gestor público está ahí para gestionar lo público.
¿Eso no significa entonces que los servicios antes mencionados deban ser privatizados?
No, sólo que no formarían parte de ese catálogo de especial protección. Lo demás hay que gestionarlo bien, desde lo público, aunque llegado el caso se pudiera plantear su privatización.
¿Llegado el caso, si el partido gobernante decidiera privatizar a celadores y limpiadores, ustedes de buenas a primeras lo apoyarían?
No, no. Nosotros no queremos tirar la toalla con la Administración pública ni con sus empleados. ¿Hay problemas e ineficiencia en este ámbito? Claro que los hay, pero a lo que vamos precisamente es a intentar gestionar bien lo público. Para eso nos votan los ciudadanos, no para privatizar, que eso ya lo hace cualquiera.
Hablemos de lo que ocupa las quinielas en todos los medios: los pactos electorales. Si cumplieran las condiciones que ustedes pusieran encima de la mesa, ¿apoyarían en su investidura al Partido Popular de Madrid?
En primer lugar, todavía quedan diez días de campaña [el día que se hizo la entrevista]. Salimos a ganar, a intentar gobernar. Si los electores quieren ver el proyecto de Ciudadanos aplicado al 100%, que nos voten. Si llegado el día 25 no pudiéramos gobernar por no ser la lista más votada, no entraremos en el Gobierno, no habrá coaliciones ni intercambio de sillas, pero pondremos doscientas propuestas encima de la mesa para determinar si nos abstenemos a la hora de la investidura. El voto a favor no lo daríamos en ningún caso; no vamos a apoyar un proyecto que no sea el nuestro.
La educación no está para sacar votos. A ver si somos capaces de abrir el debate educativo esta legislatura y plantear un modelo para los próximos veinte años
¿Las doscientas propuestas al completo?
No todas, eso sería poco creíble. Pero sí una serie de puntos concretos que habrá que determinar una vez pase el 24 de mayo. En el tema de la corrupción, por ejemplo, no vamos a transigir una coma, ni en Madrid ni en el resto de España.
¿Pactarían eso mismo con el PSOE si resultara la lista más votada? ¿Y con Podemos?
Sí.
¿Y si el partido de turno no resultara la lista más votada, pero cumpliera las condiciones que la lista más votada rechazase cumplir?
En general, eso es poco probable. Entendemos que la legitimidad para iniciar el diálogo de investidura con otras fuerzas políticas la tiene el partido al que más ciudadanos han decidido votar.
Pero si no hay acuerdo con la fuerza más votada, ¿se abriría la posibilidad de plantear sus condiciones a otro partido político?
Estamos abiertos a hablar. Si no es con los más votados, pues con otras fuerzas si eso permite un gobierno en minoría.
Fuentes cercanas a un candidato al Rectorado de la UCM, a pesar de estar enfrentadas a Rosa Díez, señalaban que Ciudadanos ha hecho una campaña sucia contra UPyD. Como en el caso de Podemos con IU, ¿se ha construido el partido dinamitando una formación nacional pequeña y estancada -con ayuda interna- para luego expandirse hacia el centro político?
Nuestro objetivo siempre ha sido sumar con UPyD, siempre. En los últimos siete años, nosotros hemos querido sentarnos a hablar pero nos lo han negado hasta cuatro veces. El año pasado, a raíz de la expulsión de Sosa Wagner y la presión tanto de los medios como de sus propias bases, accedieron a negociar con los pies a rastras, buscando problemas, buscando diferencias. Llegaron a elaborar un documento de 20 condiciones para pactar con cualquier partido, expuesto en un congreso extraordinario, que nosotros cumplíamos casi al completo -salvo algún matiz negociable, en tema de competencias-, ,y, aun así, no quisieron llegar a nada.
¿Qué argumentos esgrimieron para impedir la unión?
De todo; que no éramos transparentes, que no les dábamos la información...
¿No se la dieron?
Les hemos dado toda la información. El problema de fondo lo ilustra la respuesta de Rosa Díez cuando Albert [Rivera] le propuso una fusión global: “Es un proyecto demasiado ambicioso”. Lo que proponía Albert no era estar pasteleando, como le gusta decir, sino una fusión total de los dos partidos. Nada de negociar a cada cita electoral. Y siempre con una condición –que fue lo que a Rosa no le convenció- y es que fueran los afiliados a ese nuevo partido los que eligieran a la cúpula. Personalmente, creo que ése fue el motivo.
¿UPyD temía que Ciudadanos les superara en afiliados y votos en esa elección interna?
Creo que en aquel momento aún no les superábamos [Esto es cierto, los afiliados de UPyD eran 6.400 en septiembre de 2014 mientras que Ciudadanos llegó a 6.300 en noviembre]. Pero creo que la cúpula de UpyD temía que incluso sus propios afiliados pudieran preferir a un líder como Albert, y eso les llevó a errar en su estrategia. Lamentablemente –para ellos-, esos afiliados se les han empezado a marchar a un proyecto que suma, y que consideran ganador. Ha ocurrido incluso con cargos intermedios de UPyD, como el diputado de la Asamblea de Madrid Alberto Reyero, que en un principio estaba en contra de acercar posturas. Nosotros, por el contrario, nunca hemos querido perjudicar a UPyD. Les hemos tendido la mano y no la han aceptado: ya antes de la última reunión, su jefa de prensa repartió un documento interno explicando por qué no pactarían con nosotros. Decían que si teníamos tránsfugas (nosotros no tenemos tránsfugas)... Ya antes de la reunión para discutir el posible pacto, estaban explicando por qué no pactarían. En fin, una serie de cosas que nos asombran pero que en última instancia respetamos. Cada uno por su lado.
Creo que la cúpula de UpyD temía que incluso sus propios afiliados pudieran preferir a un líder como Albert, y eso les llevó a errar en su estrategia
Precisamente, los que desertan de otros partidos para ingresar en sus filas, ¿no traerán consigo las prácticas corruptas de esos partidos, o demasiada tolerancia hacia las mismas?
Una parte importante de la corrupción siempre viene de las estructuras de partido, que la toleran, la ocultan o directamente la incentivan. Los partidos donde no hay regeneración, donde no prima la democracia interna ni el talento, son el caldo de cultivo perfecto. Te coloco a dedazo, me devuelves el favor, adjudico el contrato a la empresa de tu amigo, me colocas en la misma... Así se va generando esa red clientelar en la Comunidad de Madrid desde hace 20 años. Es más complicado que esto se produzca en partidos nuevos, porque llevan existiendo menos tiempo, la democracia interna forma parte de su ADN, y poseen estatutos claros y mecanismos de control. Ciudadanos es el único partido que lleva en sus estatutos la expulsión de cualquier imputado en casos de corrupción, tanto de sus cargos públicos como de sus cargos orgánicos en el partido. Eso nos permite hacer limpia.
¿Y no temen la avalancha de oportunistas que fluye hacia el partido que tiene éxito en cada momento?
Bueno, durante los últimos meses he conocido a dos tipos de personas. El primero se acerca a colaborar desinteresadamente, ya sea repartiendo folletos, entrando en las listas o limpiando la sede. Y el otro, pensando en clave de vieja política, cree que si se acerca al candidato va a conseguir algún tipo de favor. A estos se les desactiva rápido: en cuanto les explicas que para ir en la lista por Madrid necesitan ser votados por nuestros 5.000 afiliados en la región, entonces desaparecen automáticamente. Se buscan otra cosa.
Ciudadanos es el único partido que lleva en sus estatutos la expulsión de cualquier imputado en casos de corrupción
¿No se plantean montar su propia candidatura y medrar?
De los oportunistas, la mayoría desaparece rápido. Al menos, los que se ven, porque se nos acerca tanta gente... Pero en fin, si se afilian, están en su derecho de hacer campaña y de intentar movilizar una corriente de opinión favorable a ellos mismos. Eso es política. La mayor parte, aún así, prefiere irse.
Usted señala habitualmente que la universidad es endogámica y que está cerrada al talento internacional. ¿Qué medidas concretas proponen para mejorar la universidad pública en España?
Igual que con la sanidad, el primer paso es ser humilde y sentarse con los que trabajan allí todos los días. Desgraciadamente, en los últimos años, el PP ha gobernado desde el despacho, rompiendo el diálogo con la educación, la sanidad, las universidades... Se ha preferido la imposición, como consecuencia, creo yo, de la arrogancia que otorga la mayoría absoluta y que parece dar la impresión de que uno tiene la solución para todo.
Pero si considera que la universidad es endogámica, eso implica que la propia gente que trabaja allí le daría problemas si se sentara con ellos y les dijera eso.
Es posible.
¿Qué propondría, entonces?
Sentarse a analizar la situación con ellos y decir: “Esto no está funcionando”. Temas de mala gobernanza, de endogamia en cuanto a profesores adjuntos. ¿Con qué criterios se asignan presupuestos? Las carreras y materias que se imparten, ¿les son útiles a los estudiantes y les permiten un futuro profesional? Lo que se investiga, ¿le llega a la sociedad o se queda metido en un cajón, incluso habiendo recibido subvenciones? Hay mucho que repensar y mucho que debatir, porque lo que hay claramente no está funcionando bien.
También afirma que el modelo educativo que tenemos se basa demasiado en el contenido memorístico, en saberse de corrido la lección para luego vomitarla en un examen, y que hay potenciar habilidades como la oratoria, la crítica... ¿Es necesaria una reforma integral de la educación en este sentido, más allá de cambiar libros de texto o el número de asignaturas?
Ése es otro gran pacto que hay que plantear a nivel nacional. La educación no está para sacar votos, sino para formar a nuestros hijos. A ver si somos capaces de abrir el debate educativo esta legislatura y plantear un modelo para los próximos veinte años, sin que haya que estar cambiándolo cada cuatro. ¿Hasta qué punto tiene sentido que para sacarte una oposición tengas que recitar de memoria 500 temas? A lo mejor, eso lo tienes ya en los libros y te conviene más saber dónde buscar y cómo buscar. Tener un conocimiento amplio, sí, pero que se apoye siempre en un sentido crítico. Y a nivel de colegio y de instituto, hay que apostar por las habilidades: ¿qué capacidad lectora tienes? ¿y matemática? ¿y de argumentar y contraargumentar? En definitiva, eso es más que memoria, y no se está haciendo. Seguimos aprendiéndonos los ríos de España; que está muy bien, es un plus, pero a lo mejor los tienes a un clic de distancia. Lo que no tienes a un clic es saber hacer una presentación o dar un discurso brillante, convencer a alguien de que compre tu producto o hablar idiomas. Y cuando salgas a vivir tu vida, eso es lo que te va a valer. Hay que convencer a la comunidad educativa de que ése es el camino a seguir.
En 2006, apenas amenazaban la vida política catalana y nueve años después resultarán clave para decidir el Gobierno de Madrid. El partido Ciudadanos apuesta por un liberalismo híbrido de corte social y rechaza apuntarse a una ideología concreta, una postura que le ha valido ser tachado hasta de...
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Óscar Sainz de la Maza / Ainhoa Campos
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