Flora Rocha empieza a cantar profesionalmente en uno de esos momentos y lugares señalados que se dan a veces en la historia de la música.

La Habana de finales de los años 40 y principios de los 50 es un hervidero de garitos, locales nocturnos y teatros. El dinero, los turistas, los empresarios y también los gangsters llegan a raudales desde EEUU. De hecho son los dueños de la isla. Y la dictadura de Batista hace todo lo posible para que se sientan como tales.

Por toda La Habana hay centenares de espacios donde la música cubana se hace mayor, se fusiona con los sonidos y los músicos de EEUU y se inventan nuevos ritmos, nuevos géneros.

Flora Rocha se presenta con 14 años a un concurso en la radio y la eligen para formar parte de su plantilla. "La cancionera de estilo propio" la bautizan. “Yo me pasaba horas escuchando la radio, me apuntaba las letras en un papel y después las cantaba con mi hermana acompañándome a la guitarra”, dice Flora.

Poco después, la voz grave y rotunda de Flora se escucha en todas las radios de la época, la CMQ, Radio Progreso, CMBF... y comienza a actuar en teatros y revistas musicales.

A partir de entonces recorre los escenarios habaneros, el Teatro Martí, Palermo, Colonial, Fausto, América, Casablanca, Ali Bar y viaja a Méjico, Panamá, Puerto Rico, siempre como solista o formando parte de Los Rivero, Los Átomos, Los Modernistas o acompañando a la Orquesta de Pérez Prado, mítico creador del Mambo.

Los espectáculos duran horas y se alternan en el escenario una pareja de baile español, un bolerista, una big band, una cantante de filin, un grupo guajiro o una descarga de eso que más tarde se llamó Latin Jazz.

Y Flora, metida de lleno en esas noches, es compañera de Bola de Nieve, de Benny Moré, de Orlando Vallejo o de Fernando Álvarez y alargan juntos esas inolvidables y casi eternas noches habaneras.

“Bola de Nieve era un hombre encantador y tremendo músico, con una manera de interpretar personalísima. Todo el mundo le quería. Y el Benny, la verdad es que él pronto fue una estrella y casi había que rogarle para que saliera a actuar, pero en el escenario era único”.

Tras la revolución... bueno, llegó el comandante y mandó parar. Los casinos cierran, los americanos se van en desbandada, se nacionalizan empresas y estaciones de radio. “El problema era que después de actuar, por ejemplo en El Riviera, te tenías que quedar de guardia en el Hotel toda la noche, aquello no era fácil”. Pero Flora es contratada por el Instituto Cubano de Radio y Televisión para viajar a Europa del Este y sustituye a una de las voces del afamado cuarteto Las Deaidas. Dirigidas por Amaury Pérez,y junto a Omara Portuondo, gira durante seis meses detrás del telón de acero. “Nos recibían con himnos y flores, luego nos metían en el autobús; el show empezaba a las siete de la tarde y a las diez nos enviaban al Hotel casi sin poder salir. Pero fue una lindísima experiencia”.

Y a finales de los sesenta Flora se convierte en madre, obtiene un trabajo como traductora y abandona los escenarios.

Hasta ahora, que casi cincuenta años después, Flora, residente en Madrid, decide subirse de nuevo a las tablas y compartir una manera de sentir e interpretar la canción que probablemente se perdió hace mucho tiempo.

*Flora Rocha actuará el sábado 30 a las 22:30 en el Teatro del Barrio, Zurita 20 , en Madrid , acompañada por Luis Guerra al piano, Pablo Navarro al contrabajo y Moisés Porro a la percusión.

Pablo Navarro es músico, y toca habitualmente con Flora Rocha.