La seducción manuelina, distrito por distrito
Abrochar el sur y disputar el norte: así consiguió Carmena derribar a Aguirre en Madrid
Álex Moreno Madrid , 27/05/2015
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Veinticuatro años. Tantos años como horas tiene un día llevaba la derecha ganando y gobernando en Madrid. Años en los que la capital, punto de encuentro de las más diversas expresiones políticas, culturales, artísticas y sociales, daba la espalda reiteradamente a la izquierda en las urnas. La misma ciudad que vio nacer el 15 de mayo de 2011 al movimiento de los indignados presenciaba siete días más tarde los bailes de la condesa Aguirre y el hoy presidiario Granados en el balcón de Génova celebrando la marea azul que acababa de inundar Madrid.
Hace cuatro años, Zapatero era presidente de un Gobierno atizado por todos los frentes, el PP se postulaba como opción renovadora y necesaria para atajar la crisis, y las únicas esperanzas de transformación no habían salido de unas plazas en las que se debatía y se clamaba por un cambio al tiempo que se miraba con recelo a urnas e instituciones. Entonces, los populares tiñeron la ciudad de azul con la única excepción de Puente de Vallecas. 20 distritos de 21. Las ansias por un cambio que no llegó entonces ya latían en la capital: se cristalizó el pasado domingo. Ahora Madrid, la lista encabezada por la exjueza Manuela Carmena ganó en once distritos y Aguirre en diez.
La izquierda tiene hoy en su mano la opción de gobernar, pero no a través del PSOE, sino a través de los herederos de la indignación que sacudió al país en 2011. La plataforma Ahora Madrid ha desplazado a los socialistas como segunda opción, y lo ha hecho a través de la confluencia de fuerzas más a la izquierda del PSOE, movilizando a un electorado hastiado por la hegemonía de la gaviota en Madrid y deprimido por no encontrar una alternativa ilusionante.
El 24 de mayo, Madrid votó con más fuerza que en 2011, repuntando una participación en declive desde 2003. El número de votos en las elecciones municipales creció en 20 de los 21 distritos (1,6 puntos de media), pero especialmente en aquellas zonas más pobres y receptivas a los vientos de cambio. La mayor implicación de la ciudadanía se notó en los distritos donde la crisis y los recortes han golpeado más duramente. Villa de Vallecas (+4,1 puntos de participación), Vicálvaro (+ 3,7 puntos), Puente de Vallecas (+3,6), San Blas (+2,6) o Arganzuela (+2,) son algunos de los distritos que han apostado por la opción de Carmena frente al PP. Todos ellos, a excepción de Puente, votaron popular hace cuatro años.
En estas zonas del sur de la ciudad. Ahora Madrid ha obtenido en torno al 35% de los apoyos, llegando a rozar el 40% (Arganzuela, 38,7% y Vicálvaro, 37,5%), o incluso superando esa barrera en los dos distritos de Vallecas. No es casual que el botín más reducido de los municipalistas en 'sus' distritos haya sido en Carabanchel (33,9%), único lugar que invierte la tendencia de participación en los comicios (-0,5%), y Latina (33,29%), donde el aumento de participación se limitó al 0,6%. En este último distrito la victoria de la lista de la exjueza sobre el PP de Aguirre se decidió por apenas medio punto y poco más de setecientos votos. Los datos en ambas zonas reflejan muy bien la importancia de la movilización en el éxito de Carmena y su reconquista del 'cinturón rojo' en el sur de la Madrid.
PSOE, tercero (y cuarto)
La irrupción del movimiento de la nueva izquierda ha terminado de poner la puntilla al declive del PSOE en la capital, relegado a un tercer lugar en el tablero político. El gran drama de los socialistas se refleja en que sólo consigue superar al PP en dos distritos (Puente y Villaverde), mientras que en siete se ven superados por Ciudadanos y quedan relegados a una cuarta posición. Ninguna zona apostó por ellos por encima de Ahora Madrid. El partido sufre desde el 2003 una incesante pérdida de votos: en 2011 dijo adiós a la emblemática referencia del medio millón de apoyos y hoy no llega ni al cuarto de millón (249.152 votos).
Si hace cuatro años se vio prácticamente barrido del mapa, en 2015 acentúa su caída y se vuelve a dejar más apoyos por el camino: 154.800. Su hundimiento les condena a un papel complementario que en las elecciones a la Asamblea de la región han conseguido esquivar. Sin enfrentarse a una coalición de fuerzas como la de Ahora y con un candidato con aires de independiente como Ángel Gabilondo, el PSOE salvó el domingo en la capital 165.000 apoyos y casi diez puntos frente al resultado cosechado por Antonio Miguel Carmona en los comicios por la alcaldía.
La caída de Aguirre
No es el único tándem al que la comparación de resultados deja malparada a una de las dos partes: el descalabro del PP en la carrera hacia Cibeles salpica a su candidata, la siempre triunfante Esperanza Aguirre, pues pierde esta algo más de 5.000 votos y medio punto porcentual de apoyos frente a los de Cristina Cifuentes en la batalla autonómica.
Mientras que la segunda podría alcanzar la presidencia de la Comunidad con el apoyo de Ciudadanos y es de las pocas caras populares que salvan los muebles, la primera es la gran derrotada de una noche que se llevó por delante a más de un tótem popular. A pesar de que Aguirre consigue más votos y escaños que nadie, Manuela Carmena no tardó en asumir su condición de futura alcaldesa. No cuenta con ninguna mayoría, pero la mayoría más absoluta elegida en Madrid es la del rechazo a un gobierno del PP y su condesa, por mucho que Aguirre quiera hoy hacer trampas al solitario.
Piruetas del destino, quien en 2011 alardeaba de haber aventajado a su 'querido' Alberto Ruiz-Gallardón en la capital, pierde en la comparación directa con su compañera de viaje y descubre un agujero de casi 200.000 votos y más de 15 puntos porcentuales (49,69% frente al 34,55% de los votos en 2015). De los diez distritos en los que más de la mitad de los votos de 2011 fueron a parar a la derecha, Aguirre sólo ha revalidado la mayoría absoluta en dos, Chamartín y Salamanca. Y con una caída considerable en ambos de más de diez puntos.
Además de perder su hegemonía en la ciudad, los populares no han conseguido rascar ni un solo distrito al sur del parque del Retiro, simbólica frontera en el mapa configurado con los resultados electorales. Por el contrario, han visto cómo la nueva coalición de izquierdas se le aproxima en distritos del norte en los que los populares gozaban antes de más del 50% de los votos y ahora no llega al 40% (Tetuán, Ciudad Lineal, Hortaleza, Barajas y Fuencarral-Pardo). En todos ellos, Ahora Madrid rozó el 30% de los apoyos.
El gustazo de arrasar en el Centro
Si el Retiro ejerce de límite al dominio azul del PP, no puede decirse lo mismo en sentido contrario, pues además de haberse hecho con San Blas, Carmena se ha dado el gustazo de haber arrasado en el Centro. La derecha, que tanto atizó al 15M y sus manifestaciones clamando por los intereses de los vecinos y comerciantes de esta zona, ha visto como estos le han dado la espalda (especialmente a su vecina malasañera, la condesa Aguirre) para abrazar la opción de Carmena.
Ahora Madrid acarició la mitad de los sufragios emitidos en el corazón de la ciudad (49,1%) y no le faltó mucho para doblar los apoyos de Aguirre (26,5%). Los municipalistas se beneficiaron del gran aumento de participación en la zona (+3,7%) y del testimonial peso del PSOE, hundido en Centro hasta el 10% de los votos.
El 11,4% de los apoyos obtenido por Begoña Villacís en el despliegue por la capital de Ciudadanos (cuarto y último actor que tendrá representación en el hemiciclo de Cibeles) no explica por sí solo el topetazo de Aguirre en su regreso a la primera línea de fuego. La formación naranja, en auge tras presentar anteriormente en la capital unos registros puramente anecdóticos, tuvo un peso bastante homogéneo en toda la ciudad.
Hay que destacar que el partido de Albert Rivera no obtuviera su mejor marca en las zonas tradicionalmente más conservadoras de Madrid (en las que, a excepción de Retiro, sí que lograron un buen resultado) sino en zonas de carácter más neutro, como Barajas (15,85%), Hortaleza (14,45%) o Fuencarral-Pardo (14,35%). Asimismo, también es reseñable que Ciudadanos obtuviera más del 10% de los votos en hasta cuatro distritos con mayoría de Ahora Madrid (Vicálvaro, San Blas, Arganzuela y Moratalaz). Sin embargo, el logro más importante es sin duda el hecho de haber adelantado al PSOE, situándose como tercera fuerza política, en siete de los veintiún distritos de la capital.
La izquierda asalta el búnker del PP
Cinco de estos siete distritos son los más conservadores de Madrid: Salamanca, Chamartín, Chamberí, Moncloa-Aravaca y Retiro. Allí, el PSOE viene estrellándose una y otra vez en beneficio de un Partido Popular que navega por su dominio sin oposición. Hasta ahora. Si la explosión de Ciudadanos ha supuesto una fuga de apoyos en el buque popular, la irrupción de Ahora Madrid también ha tenido su efecto en los históricos feudos de la derecha.
En ninguno de ellos Ahora Madrid baja de la segunda posición (a diferencia del PP en el sur de Madrid) y en todos obtiene resultados más que notables, por encima del 20% en el caso de Salamanca (20,79%) y Chamartín (20,54%) y por encima del 25% en Chamberí (25,83%), Moncloa (26,86%) y Retiro (28,32%). En estos distritos, el PP arrasaba tradicionalmente al PSOE e IU por una proporción de 5 a 1 o 6 a 2.
Los datos de Carmena en el norte mejoran los obtenidos por el PP en muchos de los distritos del sur, y superan de lejos las marcas registradas por el PSOE en los últimos tiempos, con cifras cercanas al 15%, e incluso inferiores hace cuatro años.
La mayoría de candidatos de Ahora Madrid no tenían cabida hace cuatro años en ningún partido con representación, y su discurso crítico se enmarca dentro de las luchas de los movimientos sociales y vecinales. Este discurso, además de calar de forma masiva en los antiguos caladeros socialistas (conquistados incluso por el PP en los tiempos de bonanza azul), se codea con la derecha en los bunkers de Retiro, Chamberí, Salamanca o Chamartín.
Por mucho que no sea aconsejable tomar referencias de citas electorales de diferente naturaleza, donde el elector no tiene el mismo interés ni el mismo poder con su voto, es interesante echar un vistazo a los resultados de los últimos comicios. Fueron las elecciones europeas hace tan solo un año, cuando el régimen bipartidista amenazaba ya con quebrarse y el fenómeno Podemos se presentaba en sociedad. En aquella cita, el partido de Pablo Iglesias no entró siquiera entre los cinco principales partidos ni en Salamanca ni Chamartín, superado por partidos como Vox, Ciudadanos (aún por entonces sin eclosionar) y UPyD.
El mérito de Manuela Carmena y su frente de Ahora Madrid es que, con unos recursos económicos más limitados que sus rivales y la barrera del recelo histórico en estos barrios al poder transformador de la izquierda, han dibujado una capital mucho más abierta e interesada en explorar nuevos horizontes. Parecía inevitable y urgente un cambio de rumbo en los mandos de la ciudad, pero plantear que este cambio viniera capitaneado por una fuerza a la izquierda del PSOE y que esta aspirara a superar al PP en número de votos (esperanza que un descompensado ritmo de recuento, notablemente retrasado en los focos de votantes de derecha, contribuyó a alimentar) era más difícil de imaginar.
Carmena no ha necesitado despojarse de su condición de izquierdista para convencer en Madrid, en todo Madrid, de la urgencia por un cambio en la ciudad, y presentarse como la opción más sensata, fiable y limpia para impulsar esa renovación. Y por mucho que su proclamación oficiosa tuviera lugar en la Cuesta de Moyano, en la parte sur del Retiro, a las puertas de esa mitad de Madrid que le había aupado a la alcaldía, la exjueza se dirigió a los suyos, sí, pero también al resto de madrileños que podían mirarla aún con sospecha. Aquellos que habían vuelto a votar “lo de siempre”: “Tenemos un reto maravilloso delante de nosotros: seducirles de que el cambio vale la pena. Lo vamos a hacer tan bien que les vamos a seducir, y dentro de unos años nos dirán: 'Qué razón teníais'”.
Veinticuatro años. Tantos años como horas tiene un día llevaba la derecha ganando y gobernando en Madrid. Años en los que la capital, punto de encuentro de las más diversas expresiones políticas, culturales, artísticas y sociales, daba la espalda reiteradamente a la izquierda en las urnas. La misma ciudad que vio...
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