La fallera cósmica
La verdad invisible
Marina Sanmartín 17/06/2015
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Simone Weil definió la belleza una vez: dijo que era como el perro que se queda junto a su amo inconsciente en la nieve; una imagen llena de significados ocultos que, a lo largo de mi martes sin freno, trato de desentrañar. Este martes es el día siguiente a la dimisión de Zapata, el día en el que parece haberse calmado la lluvia y el día en el que la monja benedictina Teresa Forcades, sin hábito, a punto de recibir la exclaustración (una especie de excedencia para religiosos cuya existencia yo desconocía) presenta su libro en Madrid: Por amor a la justicia. Dorothy Day y Simone Weil, un repaso en clave cristiana y obrera por la vida de estas dos mujeres socialmente comprometidas.
La rueda de prensa sobre este ensayo con muy buena pinta es en la sede de la HOAC, muy cerca de Callao, y hacia allí dirijo mis pasos para escuchar a Teresa, que habla de dos mujeres muertas de la manera más inteligente posible: relacionando lo que pensaron y escribieron tan bien con lo que nos está pasando hoy. Por eso las define por lo que fueron capaces de hacer: mantener la coherencia entre su discurso y sus acciones hasta el final; algo que, según Forcades, facilitó la temprana muerte de Weil a los 34 años, en 1943, a causa de una tuberculosis que se negó a tratar convenientemente porque no quiso aprovecharse de sus privilegios de clase, en medio de la Segunda Guerra Mundial, para fortalecerse comiendo mejor.
En nuestro panorama social actual, ¿quién hace lo que dice?
Pienso en los políticos que durante las elecciones venden sus programas y en las empresas que prometen a sus trabajadores garantías que no cumplirán; y en esos mismos trabajadores que defienden en manifestaciones y delante de un café derechos que luego, a la hora de la verdad, no reclaman por miedo. Todos mentimos. Ser consecuente es difícil y exige ser libre y ser valiente, una virtud, como hace poco, a propósito del lanzamiento de su poemario Panteras, me comentó Diego Valverde Villena, en peligro de extinción: "La gente se queja porque no ama y no es feliz" -me dijo-, "pero, ¿quién se atreve?".
Tal vez tenga razón.
Volvamos a la rueda de prensa, donde un periodista de Telemadrid no tarda en preguntar a Forcades su opinión sobre Carmena. "¿Qué le parece la nueva alcaldesa?", le pregunta, y ella le responde que le parece muy bien, que cree que Carmena, como el resto de las nuevas alcaldías, están ahí para responder a la necesidad de una ciudadanía que necesita creer, ya no en que se puede hacer bien (tal es el desencanto), sino en que, al menos, existe una alternativa.
Carmena citó a Weil recientemente en una entrevista. Se refirió a su artículo "La abolición general de los partidos políticos".
A mí Carmena también me gusta y, aunque no me sorprende, sí me fascina esta especie de linchamiento tipo "El señor de las moscas", que se está llevando a cabo con su equipo. No hay límites, no hay reglas en el descrédito, lo que pone en evidencia a quien acusa más que a los supuestos delincuentes.
Hace años, muchos, leí La mancha humana, de Roth. Las novelas hablan del futuro. Cuántos disgustos nos ahorraríamos si pudiéramos leerlo todo.
Otra duda que me asalta es: sin dudar sobre su calidad personal, ¿no había nadie más para las concejalías de Madrid que los que están? ¿Nadie con menos peligro de convertirse en el objetivo de las flechas? Concluyo, al darle vueltas, que traspiés de este tipo reflejan la inocencia de los nuevos, lo poco curtidos y amparados que han saltado, con toda su buena intención, al circo político.
"En un contexto de mentiras, quien dice la verdad a veces se vuelve invisible", sostiene Teresa.
Doy fe.
Simone Weil definió la belleza una vez: dijo que era como el perro que se queda junto a su amo inconsciente en la nieve; una imagen llena de significados ocultos que, a lo largo de mi martes sin freno, trato de desentrañar. Este martes es el día siguiente a la dimisión de Zapata, el día en el que parece haberse...
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Marina Sanmartín
Marina Sanmartín Pla (Valencia, 1977) se dedica a la comunicación cultural y escribe novelas; la más reciente es 'El amor que nos vuelve malvados' (Principal de los libros 2014). Desde 2009, se esconde detrás de La fallera cósmica (Mejor Blog Nacional de Creación Literaria 2010 para Revista de Letras). Colabora en MicroRevista, Madriz y Consentimiento, entre otras publicaciones.
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