Lo que está haciendo Simeone por su Atlético no se puede pagar con dinero. Hasta la fecha, la opinión pública tiene constancia de su filosofía (levantar títulos y no contentar oídos), de sus excelentes resultados (ha devuelto el estatus de grande a un equipo que había perdido esa condición) y de su arrollador carisma (con él los atléticos ahora son todo cuello en la oficina). Líder, entrenador, portavoz e hincha número uno del club, Simeone ocupa, por derecho propio, el lugar número uno en el santoral atlético. Sin embargo, parece sorprendente que hasta ahora los aficionados colchoneros no hayan caído en la cuenta de ponderar, como realmente se merece, la contribución del Cholo en materia de fichajes. No se trata de sus peticiones expresas, de sus consejos a la directiva, de sus exigencias hacia el futuro, de su peso específico en la construcción de la plantilla o de sus constantes llamadas a grandes jugadores para persuadirles, no. Se trata de mucho más. Se trata de intangibles que el atlético de a pie debería poner en valor, porque lo merece.

Al grano: hace años, los buenos jugadores no contemplaban el Atlético como destino final, sino como un trampolín ideal para usar el club y relanzar sus carreras. Y si realmente eran buenos, más allá del componente económico, decían que querían marcharse para aspirar a ganar títulos. Hoy el cuento ha cambiado. El Cholo advierte: no hay seis equipos mejores que el suyo. Los hay con más dinero, pero pocos pueden presumir de la realidad deportiva de su equipo. Compite como nadie y está en la pelea por cada título en litigio. Con el argentino al mando, el Atlético ha recuperado su condición de grande de Europa y eso lo saben primero los futbolistas de talento (que ahora ya no ponen una mueca cuando se enteran de que tienen una oferta colchonera) y después sus representantes (que saben que el Atlético ahora es un club con prestigio, ubicado en la primera línea de fuego). Para muestra, un botón: el agente de Jackson, nada más confirmar el fichaje de su pupilo, dijo que el Atlético era un destino apetecible porque “es un gran club” y porque, además, es un equipo ideal porque “tiene un entrenador ganador”. Así de fácil, así de sencillo, así de rotundo. Una frase que no tiene ningún sentido para los hinchas de otros equipos, pero que sí debería hacer reflexionar a los atléticos. Hacía años que un agente no decía eso. 

Hay más. El entrenador rojiblanco no sólo es un reclamo ideal para lograr el fichaje de los buenos jugadores, sino que también se está destapando como catalizador de cualquier negociación para el club. Lidera en el campo, pero también fuera de él. No sólo es una pieza clave para los que han llegado al club, sino que también es parte activa y vital en algunas operaciones de los que están por venir, de los que finalmente no vendrán y, sobre todo, de los que, a pesar de no llegar, simplemente se lo pensaron por la presencia de Simeone. El Cholo no sólo es la única autoridad moral que reconoce la grada, ni tampoco se limita a ser el mejor entrenador de la historia contemporánea del Atlético, sino que se implica en todo lo que hace. No hay dinero que pague ese servicio al club. Mientras él esté ahí, los buenos querrán jugar en el Atlético. Y eso, queridos lectores, antes no pasaba. Es más que posible que el Atlético fiche grandes jugadores durante los próximos años, pero no existe en el mercado un fichaje mejor que Simeone. Está enamorado del equipo que entrena y, desde ese amor, se entrega en cuerpo y alma a hacer crecer el club. Eso no se puede comprar, ni se paga con dinero. No existen fichajes como Simeone.