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Titulares de gloria
Félix Soria 24/06/2015
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Empezaré por el final: a partir de ahora y como mínimo hasta noviembre no será necesario leer o escuchar lo que dicen el Gobierno y sus medios.
- Pues empezamos bien, esa afirmación es radical.
- Radical no es sinónimo de extremista, conste.
La mayor de las barbaridades puede ser disfrazada y parecer verosímil y lo racional expresado sin remilgos puede resultar absurdo y extremista. De modo que racionalizaré la presentación.
Las decisiones adoptadas por la dirección del PP con motivo de la reciente "no-crisis" han confirmado que todo cuanto dirán y escribirán sus directivos hasta las elecciones de noviembre será un circunloquio, picarán aquí y allá pero el producto que distribuirán sus medios será uno y sólo uno, el único que tiene gancho: la crisis está superada, stop, la economía de España es la envidia del mundo, stop, los ciudadanos en apuros son fracasados de cuna o no han sabido hacer lo que debían…
Bueno, esto último será difundido con vaselina porque es imposible vender darwinismo social envuelto en papel de estraza. El clasismo sólo da votos envuelto en papel cuché y con lacito.
Palabras para anunciar el futuro pasado
Echando mano de la maldita hemeroteca o de la memoria, cualquiera podrá comprobar que ni siquiera serán originales.
- Eso no es nuevo, se repiten desde el siglo XIX…
- ¡Caramba!, eso también es radical. Y cierto.
Reeditarán el "España va bien"; mejor dicho, lo reforzarán. Ese tipo de gobiernos y sus medios siempre están en campaña. Cuando mandan todo va bien o a mejor y cuando no mandan todo va mal o a peor (fin de la cita).
Ostentando el poder, sus medios resaltan los éxitos, desde los peloteros hasta los de quienes entran en la lista de Forbes, máxime con un español de origen humilde en el podio. ¡Ahí es nada! “Cuando queremos y nos sacrificamos somos los mejores”, cantan orgullosos.
- ¿A qué viene esto?, no entiendo adónde quiere llegar.
- Si una ciudad tiene un club de fútbol en la LFP, los vecinos son más felices, ¿verdad?... pues eso.
Hay muchas formas de vender que todo va bien y España mejor. Una de las más espectaculares, por poner un ejemplo fácil de entender, consiste en construir e inaugurar líneas ferroviarias que en otros países unen grandes urbes, pero que en España comunican con Madrid ciudades cuyas economías y demografías jamás amortizarán tamaña inversión y, para colmo, el número de usuarios apenas da para mantener las infraestructuras. Pero el alarde es rentable electoralmente y la coartada, perfecta para luego ceder la explotación a empresas privadas. ¡No dan puntada sin hilo!
Ese ardid, como en su día el de los pantanos, empieza a perder gancho y de un tiempo acá prefieren vender el "España va bien" tirando del referente que mejor maquilla la economía real, la tasa de crecimiento del PIB.
- ¡Uy!, ahora que lo pienso, ¿usted se acuerda de aquella pregunta…?
- Claro que me acuerdo, fue un hito en materia de intoxicación.
"¿Por qué los profetas no lo vieron venir?"
Un buen día del mes de diciembre de 2008, un comunicador de un medio "muy serio" disfrazó de sagaz la pregunta más tonta de cuantas corrían de boca en boca cuando empezaron a notarse los efectos del estallido financiero de 2007.
"¿Por qué nadie ha sido capaz de anticipar la que se nos ha venido encima?", inquiría el divulgador para subrayar que ningún economista -según él y otros de su estilo- había percibido señales de peligro.
Ese planteamiento fue repetido una y otra vez hasta que triunfó. Más del 80% de los ciudadanos -me atrevería a decir que más del 90%- acabaron convencidos de que la mal llamada crisis era un cataclismo natural. Inevitable. Hay quien sigue con el coche aparcado en ese arcén.
Fue un rotundo éxito de comunicación política y una monumental intoxicación desinformativa.
Lo cierto es que desde 2003 el peligro de debacle financiera y recesión habían sido advertidos en varias ocasiones por economistas -¡de los de verdad!, aunque ninguno vinculado al poder-, entre los que figuraba el Nobel Joseph Stiglitz.
Entre quienes advirtieron de lo que ocurría también había algunos inversores y especuladores bregados como George Soros, que en 2005 durante un acto público con autoridades presentes explicó con datos en la mano que los "mercados" estaban fabricando demasiado dinero carente de respaldo. La madre de todas las burbujas era financiera y la estaban hinchando desde los primeros años noventa. Lo sabían.
Los divulgadores de la pregunta tramposa adornaron su error (o maldad) con citas de personajes. A mi parecer la más "lograda" fue una de Karl Popper: "Predecir el nacimiento de la rueda es inventarla".
¡Pobre Popper!, retuercen sus equívocos.
En fin, los titulares de gloria que se avecinan también están cantados y aludirán directa o indirectamente al PIB.
El crecimiento del "dinero virtual y en bruto", ese que no se reparte, es la estrella y la están vistiendo con ropa de diseño.
¡Cuántos titulares de gloria se fabrican con el futuro pasado!
NOTA: Amable lector/a, relájese y, si puede, disfrute del verano, la campaña de intoxicación será soportable mientras ellos están de vacaciones.
Empezaré por el final: a partir de ahora y como mínimo hasta noviembre no será necesario leer o escuchar lo que dicen el Gobierno y sus medios.
- Pues empezamos bien, esa afirmación es radical.
- Radical no es sinónimo de extremista, conste.
La mayor...
Autor >
Félix Soria
Nací en Lugo (1953), me crié y formé en Barcelona. Estudié en la UB la "vieja" Filosofía y Letras. Trabajé desde los 17 años en un poco de todo: barrendero, traductor, mozo almacén para carga-descarga, administrativo, comercial o funcionario municipal. Fui corresponsal de La Voz de Galicia en Bélgica. Mi primer empleo en información fue como colaborador de Reuters y de AFP. He colaborado con distintos medios en Catalunya y Andalucía. Vivo en A Coruña, escribo en mi blog, y hago colaboraciones esporádicas que me piden desde Sudamérica sobre asuntos comunitarios.
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