El deseo de Arda Turan de abandonar el Atlético argumentando como uno de los motivos el desgaste que supone estar a la altura de la exigencia física que impone Simeone a sus jugadores, deja como trasfondo un debate interesante. ¿Resulta imposible que un jugador, o al menos ciertos jugadores, aguanten muchas temporadas al máximo nivel bajo la tutela de un técnico que exprime tanto? ¿Se hace imprescindible, entonces, que en un periodo corto de años se renueve varias de las piezas principales de la plantilla para que la maquinaria no acuse el cansancio y siga al máximo rendimiento?

El Cholo ha repetido en varias ocasiones que “en el Atlético de Madrid no basta con jugar bien. Si vienes pensando que sólo por ser talentoso vas a jugar aquí, no vengas”. Arda, claro exponente de futbolista talentoso, asumió el mensaje al poco tiempo de empezar a trabajar con el técnico argentino y durante las cuatro temporadas que ha vestido la rojiblanca se ha esforzado por estar a la altura de lo que se le pedía. Pero a los 28 años cree entender que su carrera se va a acortar si sigue por ese camino, porque su motor no es el mismo de otros compañeros.

De hecho, y a pesar de que nueve integrantes de la plantilla colchonera corrieron más que él la pasada campaña, la imagen del turco en los últimos meses ha sido la de un jugador sin chispa, que parecía exprimido tanto en el aspecto físico como en el mental. Y él sabe que necesita estar fresco para que aparezcan la imaginación y la clase que le hacen diferente. Si a eso se suma que tiene importantes ofertas económicas y que siempre ha tenido la ilusión de jugar en Inglaterra, pues es entendible que crea que ha acabado un ciclo. Quizá, como les ha pasado a otros que salieron antes que él, dentro de un tiempo piense que no se estaba tan mal aquí.

El sistema de Simeone ha llevado al Atleti a lo más alto, a recuperar su estatus tanto a nivel nacional como internacional. Y por ahí es imposible discutirlo. Cuando compites con gigantes que tienen a su disposición unos recursos económicos cuatro veces superiores a los tuyos tienes que emplear otras armas. Y una de ellas es ser competitivo desde el esfuerzo y el trabajo. Pero como casi todo en la vida, esa filosofía tiene sus contrapartidas. Y una de ellas es que hay ciertos futbolistas, quizá los más dotados en el aspecto técnico que en el físico, que van a tener difícil meterse en esa dinámica y aguantarla. En el Atleti no vale que nueve trabajen para dos. Simeone no permite eso. Por eso no sirve cualquiera para este equipo. Si no se compromete a trabajar en el campo como el resto de jugadores, si no asimila el concepto de grupo que prima en el conjunto rojiblanco, no va a jugar. Que se lo pregunten, entre otros, a Cerci.

De ahí el mérito de Simeone al conseguir meter en esa dinámica a jugadores que no tenían esa cultura deportiva cuando llegaron al Calderón. Como Arda. O como Griezmann. Al francés le costó al principio. Como al turco. Pero cuando comprueban que ese esfuerzo les convierte en mejores jugadores, en más completos, entonces les gana para la causa. Hoy en día, Arda es mejor futbolista que el que llegó al Manzanares en 2010. Se ha revalorizado. Lo demuestra que por él se hayan interesado varios de los mejores equipos de Europa. Y estos ejemplos suponen un buen reclamo a la hora de ir al mercado. Es cierto que el Atleti se encontrará con algunos que prefieran otro destino más “cómodo”. Pero con el que diga sí, con el que acepte el reto de mejorar, de aprender a costa de no escatimar energías, tendrá mucho trabajo previo ganado. Por eso no extraña que el colombiano Jackson Martínez, fichado por el Atleti para la próxima temporada, declare: "Sé que Simeone es exigente pero eso me ayudará a crecer”.

¿Qué duele más? ¿No poder acceder a un buen futbolista o tenerlo y disfrutar de su calidad y de su compromiso aunque dure menos años de los que te gustaría? Ya sé que cualquier aficionado pensará que lo ideal es mantener a ese jugador toda su carrera, si es posible. Pero para alcanzar el éxito muchas veces tienes que pagar unos peajes. Y más si no tienes la mayoría de las cartas de la baraja a tu favor. Y bien sea por desgaste o por cuestiones económicas es evidente que el Atleti puede perder piezas del puzle por el camino. Pero de muchas experiencias negativas se puede extraer una conclusión positiva. Y en este caso puede estar en que para que el sistema de Simeone siga funcionando al más alto nivel, necesita que se le inyecte savia nueva cada cierto tiempo. Renovar el esfuerzo, el compromiso, el hambre.

Es evidente que a los seguidores del Atleti les dolerá perder a un jugador con el talento, el carisma y el compromiso de Arda. Pero quizá a la larga resulte necesario para el futuro del equipo. Lo que es vital es acertar con su recambio. Y es cierto que cuando todos los años tienes que sustituir jugadores en puestos clave el porcentaje de posibilidades de equivocarte aumenta. Es otro de los peajes a pagar.

Nadie dice que el sistema de Simeone sea perfecto, ni tiene por qué gustar a todo el mundo. Pero con él, el Atleti ha conseguido cinco títulos en cuatros años y medio. Ha conseguido tres clasificaciones para Liga de Campeones consecutivas por primera vez en la historia del club. Tiene al equipo entre los cinco primeros del ranking UEFA cuando hace ocho años ni siquiera aparecía. Y consigue que jugadores como Jackson decidan dar calabazas al histórico Milan de las siete Copas de Europa por venir al Atleti. Como dijo el poeta Paul Eluard: “Hay otros mundos, sí, pero están en éste”.