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Hace 15 años trabajaba como realizador en Antena Aragón, el germen de la actual televisión autonómica de Aragón, con una periodista llamada Belén Teruel. Me comentó que su marido también era periodista y que escribía en el periódico, Heraldo de Aragón. Un día, vi aparecer en la redacción, a un tipo grande y tranquilo que Belén me presentó: este es Ramón.
Me fui a trabajar a Madrid, y varios años después, me leí La Estación Espía y me atrapó. Quedé con Ramón en un café cerca de su casa y le dije: “Supongo que ya habrás rodado un documental de este libro”; me respondió que no. Entonces, di un salto en el taburete y mirándole a los ojos acerté a decirle: “A mí me encantaría hacer un documental contigo de este libro”, y me respondió que encantado, que adelante.
Así empezamos esta aventura…
El rodaje fue como casi siempre, duro pero fructífero. Ramón se encargaría de las entrevistas, y yo de la realización visual.
Empezamos con Lola Pardo, la humilde heroína que viajaba desde Canfranc hasta Zaragoza con mensajes privados de su amigo y jefe de la aduana francesa Albert Le Lay. Destacaría el momento en el que Lola iba preguntándole a Ramón acerca de los integrantes de la familia Le Lay y cómo tuvo que escuchar siempre la misma respuesta: “Ya han fallecido Lola, una pena”.
Seguimos con Emilio e Iñaki Astier, éste último nos habló con orgullo de la valentía de su padre Juan, ya fallecido, al participar en la red de espionaje creada en la aduana de Canfranc a favor de los aliados. Una hora más tarde, su sobrino nos trasladó hasta el día en el que pudo leer el sumario. En el cual se describían las hazañas de su abuelo y cómo después se las contó a su familia. El actor Fran Perea se encargó de poner voz a Juan Astier.
Pasada una semana, nos dirigimos hasta Canfranc para entrevistar a Mariano Flores, historiador, escritor y traductor de los dos libros de Ramón publicados en Francia. Pero no nos podíamos imaginar la sorpresa que nos tenía preparada. Venía acompañado de Simone Casaubon, una mujer francesa de más de ochenta años que nos iba a alegrar el día y el documental.
Miro por el visor de la cámara y distingo, en mitad del vestíbulo de la bellísima estación de Canfranc, el rostro de esta señora sonriendo y un escalofrió me recorre el cuerpo. A los pocos minutos, de la mano de Simone, hacemos un viaje en el tiempo, de setenta años, para asistir a las hazañas de su familia y de ella misma cuando contaba con seis años.
Acabada la grabación, me metí de lleno durante seis meses en el montaje y la postproducción.
Para contar las situaciones específicas que vivieron nuestros protagonista pensé en probar algo que no había hecho antes, pero si salía bien, podría transportar a los espectadores hasta ese momento en concreto de una manera cercana y realista. Contacté con el ilustrador Manuel Vicente García que desde el principio se mostró cautivado por el proyecto. Un buen día, llegó a mi correo electrónico el primer boceto de ilustración, y al instante supe que iba a funcionar. Solo faltaba las manos del grafista Sergio Villén para animar y dar vida a las ilustraciones.
Juego de espías se estrenó un mes de octubre como parte de la Sección Oficial, Tiempo de Historia, del Festival Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI). Estreno más especial si cabe gracias a la presentación que hizo el propio director del festival, Javier Angulo.
Nos habían advertido del espíritu especialmente crítico y cinematográfico del público de Valladolid. Si no gustaba, el pataleo en la sala sería unánime. Sin embargo, la sala abarrotada se llenó de reconfortantes aplausos, del cariño y la emoción que la gente nos transmitió. Inolvidable.
Repetimos el reconocimiento en los festivales internacionales de Gijón, Zaragoza, Setúbal (Portugal), SCIFE … Y como colofón, el premio Simón de la academia de cine de Aragón al mejor montaje y mejor largometraje del año.
Para mí, lo más importante de este proyecto, fue sacar del olvido y reconocer la valía de estás personas anónimas que se jugaron la vida por la libertad de Europa. Y sobre todo haber podido trabajar codo a codo y aprender con un profesional, romántico y gran tipo como es Ramón J. Campo.
Quería agradecer el trabajo a todo el resto del equipo por dejarse el alma en este viaje, en especial a Gorka Reizabal, Andrés Luque de TVE y Jaime Fontán de Aragón Televisión.
Germán Roda es el director del documental Juego de Espías, basado en el libro La estación espía del periodista Ramón J. Campo.
El documental completo puede verse aquí.
Hace 15 años trabajaba como realizador en Antena Aragón, el germen de la actual televisión autonómica de Aragón, con una periodista llamada Belén Teruel. Me comentó que su marido también era periodista y que escribía en el periódico, Heraldo de Aragón. Un día, vi aparecer en la redacción, a un tipo grande y...
Autor >
Germán Roda
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