"A Badia solo vienes si tienes familia"
Badia del Vallès, a 20 kilómetros de Barcelona y antes un polígono de pisos sociales, se convirtió en municipio en 1994 pero sigue sin poder financiarse por sus propios medios. Es la localidad con renta familiar más baja de Cataluña
Silvia Cruz Barcelona , 9/09/2015
Badia del Vallès.
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Dieciocho kilómetros separan la renta familiar más alta de España de la más baja de Cataluña. La primera está en Matadepera y la segunda, en Badia del Vallès, que tiene poco y gasta lo justo. Según el Ministerio de Economía y Hacienda, la deuda municipal no llega al millón y medio de euros, cifra muy alejada de las de pueblos catalanes con una población parecida. Algunos ejemplos son La Seu d’Urgell, con una deuda de más de once millones y medio; Santa Coloma de Farners, con 8.367.000 de euros, o Cunit, que acumula más de 32 millones. “Nos ceñimos a lo que tenemos pero eso implica que no puedo ni cambiar las farolas”. Habla Eva Menor, alcaldesa socialista de Badia, refiriéndose a lo que puede verse en cuanto el autobús entra a esta localidad situada a 20 kilómetros de Barcelona: que calles, equipamientos y bloques precisan limpieza, obra y pintura.
El 22 de julio el consistorio firmó un acuerdo de financiación con la Generalitat por el que Badia recibirá tres millones de euros anuales durante cuatro años con los que pagar parte de los servicios que da a sus ciudadanos.
Badia es un territorio de apenas un kilómetro cuadrado sin encantos aparentes que cuando sale en las noticias lo hace en la sección de sucesos, algo que molesta a sus vecinos, o en la de deportes: Carlos y Sergio Busquets, padre e hijo, exjugador y jugador del Barça, respectivamente, son badienses. Pero la noticia más importante del año pasó casi desapercibida. Sucedió el 22 de julio, cuando el consistorio firmó un acuerdo de financiación con la Generalitat por el que Badia recibirá tres millones de euros anuales durante cuatro años con los que pagar parte de los servicios que da a sus ciudadanos. Se firmó con carácter de urgencia en el último pleno del Parlament, antes de que Artur Mas firmara el decreto de disolución del mismo para convocar las elecciones del 27 de septiembre.
Un no-lugar con la forma de la Península Ibérica
Badia es un invento del Instituto Nacional de la Vivienda, que en 1961 toma la decisión de construir un parque con más de 11.000 pisos sociales en los suburbios de Cerdanyola y Barberà, a pesar del rechazo de los alcaldes de la zona, que propusieron repartirlos por los municipios ya existentes. Nadie les hizo caso. El organismo edificó una primera fase que acabó en 1973 pero antes de iniciar la segunda, se había comido buena parte del terreno para construir la autopista que une Barcelona con Terrassa. De esta manera, los 11.000 pisos proyectados se quedaron en poco más de 5.000 viviendas. Y sin servicios.
El polígono, levantado en unas tierras compradas a la hija de un empresario textil de Sabadell, Elisa Badia, costó llenarlo. La idea era que convivieran funcionarios de distintos organismos públicos con trabajadores y que todo lo gestionara la Obra Sindical del Hogar. Pero ante la falta de candidatos, fue llegando gente de diversos puntos y orígenes con dificultades para adquirir vivienda. En 1975, este no-lugar con la silueta de la Península Ibérica fue inaugurado por los Príncipes de España y durante años fue gestionado por una mancomunidad formada por Barberà y Cerdanyola. Hasta 1994, cuando una ley del Parlament convierte un polígono en un pueblo. Nace Badia del Vallès.
“Yo no habría apoyado nunca la independencia pero no vale de nada mirar atrás,” explica Elisabeth Ruiz, de Badia en Comú, en referencia a la consulta celebrada en 1982 y con la que los badienses apoyaron la emancipación. Ruiz nació tres años después de que Don Juan Carlos y Doña Sofía inauguraran las viviendas. “Aquí no había nada, sólo los bloques. Por eso enseguida empezó la lucha para reclamar servicios”, explica la regidora.
La independencia vino con un primer acuerdo de financiación especial bajo el brazo debido a las particulares características de la localidad: poco espacio, alta densidad de población e incapacidad para generar ingresos por la escasez de terreno y de actividad económica. El acuerdo tendría validez durante diez años, tiempo en el que los firmantes pensaron que Badia andaría sola. “Al principio se pensó que el problema era la falta de actividad económica pero luego vimos que era algo estructural y que no íbamos a normalizar nunca nuestra hacienda”, explica la alcaldesa.
El acuerdo tuvo una réplica en 2007 y la tercera, con algunas mejoras, es la de julio pasado. “Tiene aspectos positivos. Ahora, por ejemplo, es una norma con rango de ley”, declara la edil, que espera que eso garantice los pagos trimestralmente y no ocurra como en 2012 cuando los colegios casi se quedan sin luz por no pagar las facturas. “La Generalitat, amparada en la crisis, no pagó nada en todo el año y la situación fue muy angustiosa”, explica la alcaldesa de un pueblo para el que esta financiación supone el 30% del presupuesto municipal.
Por qué Badia no tiene ingresos
“En Badia hay 200 bloques de pisos, todos de protección oficial en régimen especial, por lo que el IBI, único impuesto que podemos recaudar los ayuntamientos, es ridículo”, apunta Eva Menor como uno de los problemas. A esto se suma que Badia no tiene terreno donde construir ni viviendas ni industria. “Y tampoco hay fondos para invertir, por eso la ciudad cada vez está más deteriorada. Es un pez que se muerde la cola”.
De ese desgaste urbano se queja Isabel, nacida en Dos Hermanas (Sevilla) hace 75 años y vecina de la Avenida Burgos desde hace 40. “El anterior alcalde cuidaba las calles y nos puso el centro cívico pero desde que está la alcaldesa no he visto que haga obras. Y ya ves cómo está todo.” Lo dice señalando las fachadas y los tejados dañados por el amianto y el paso del tiempo. La alcaldesa, que lleva seis años en el puesto, conoce la situación: “Soy consciente de cómo está la ciudad pero he priorizado: las personas van antes.” Y también conoce los reproches de la oposición. “En lo referente a la nueva financiación, hemos trabajado codo con codo pero creemos que ante organismos supramunicipales, al Gobierno municipal le ha faltado carácter”, expone Quim Duran, líder de Alternativa d’Esquerres per Badia (AEB). “Pero tampoco esperamos que un gobierno socialista corte la autopista o haga una marcha hasta el Parlament reclamando lo que es nuestro”, dice Duran.
Ese trabajo “codo con codo” del que habla dio como resultado una propuesta de financiación que proponía una fórmula por la cual, si los esfuerzos de municipio y ciudadanos conseguían recaudar más dinero, la Generalitat debería aportar menos y viceversa. “Es más justo y muestra nuestra voluntad de trabajar pero ya intuíamos que el Govern no lo aceptaría pues suponía pagos de cuatro millones anuales y no los tres que han aprobado”, dice la alcaldesa.
El paro roza el 25% y el 33% de la población depende de los servicios sociales. “Hay más de tres mil familias que precisan algún tipo de ayuda básica, y además es un pueblo bastante envejecido”, afirma la alcaldesa socialista Eva Menor
En eso están también de acuerdo Ruiz y Duran aunque el último no duda en calificar de “chantaje” la estrategia de CiU en el Parlament. “Todos los grupos parlamentarios recibieron bien la propuesta de Badia pero en el último minuto los convergentes se desmarcaron con una fórmula antagónica a la nuestra. La clave de la votación la tenía ERC pero a nadie se le escapa que estamos en periodo electoral”, dice en referencia a la falta de apoyo de la formación republicana.
Especulación donde era imposible
La situación en Badia es precaria. El paro roza el 25% y el 33% de la población depende de los servicios sociales. “Hay más de tres mil familias que precisan algún tipo de ayuda básica, y además, es un pueblo bastante envejecido”, explica la alcaldesa. Esta observación se puede confirmar dando una vuelta por el mercado y en el bar que hay frente al ayuntamiento, al que acude mucha gente mayor pero también personas en edad de trabajar que pasan allí buena parte de la mañana. También hay jóvenes. “Aquí no hay trabajo ni viene gente a vivir. ¿Quién va a venir aquí? Sólo alguien que tenga familia. Como yo, que vivo en Sabadell y vengo a ver a mis abuelos”, explica Jordi, de 21 años y estudiante de la Universitat Autònoma de Barcelona, separada de Badia sólo por la C-58.
“Aquí no hay trabajo ni viene gente a vivir. ¿Quién va a venir aquí? Sólo alguien que tenga familia. Como yo, que vivo en Sabadell y vengo a ver a mis abuelos”, explica Jordi, de 21 años y estudiante de la Universitat Autònoma de Barcelona
Esa falta de gente nueva la acusan los comerciantes. “Cuando se fundó Badia venían familias con tres, cuatro y hasta cinco hijos. Ahora el que tiene más, tiene un crío”, explica Carmen Moreda, propietaria de una pesca salada en el mercado desde hace 34 años. Para ella, más que la financiación del municipio, lo que ha machacado a Badia es el desempleo de los últimos tiempos. “Aquí nunca han estado boyantes pero el paro ha hecho mucho daño. Mientras hubo trabajo, iban tirando. Ahora muchos de mis clientes viven de la pensión del abuelo”, opina Moreda.
La situación se agravó con la crisis y la especulación inmobiliaria. Todas las viviendas de Badia están protegidas de tal manera que si su propietario se ausenta de ellas por un periodo largo o quiere alquilarlas tiene que pedir permiso a la Agència de l'Habitatge de Catalunya. La gente tiene que demostrar rentas muy bajas para acceder a un piso pero aun así, en Badia se compró y vendió a precio de mercado. “Los notarios firmaron hipotecas por 30 o 40 millones de pesetas por casas que están valoradas en 9.000 euros”, explica Elisabeth Ruiz, que fue miembro de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). “Se especuló donde era imposible. Se informaba a Habitatge pero nadie hizo nada”, explica Ruiz.
La imagen de la ciudad sin ley
Fuera de sus lindes, Badia sigue teniendo la imagen de lugar inseguro. “En los ochenta no había equipamientos ni servicios y como ocurrió en Barcelona, la droga hizo estragos. Pero eso ya no es así”, explica Quim Duran. A nadie se le escapa que Badia sale en la televisión cuando hay casos de vandalismo o alguna detención por tráfico de drogas, algo que cansa a los vecinos. “Es que parece que sea lo único que hay. Yo llevo 34 años viniendo a trabajar cada día y jamás me ha pasado nada, ni me he sentido insegura”, explica la bacaladera del mercado.
Según el líder de AEB, en las reuniones de la Junta de Seguridad y con las cifras en la mano, Badia no es la población con mayor tasa de criminalidad de Barcelona, ni siquiera del Vallès Occidenta, comarca en la que se enclava. “Los medios han jugado su papel y también lo que en sociología se llama ‘indefensión aprehendida’ y que resumiendo quiere decir ‘soy pequeño y me lo creo’”, dice Duran, que afirma que aún hay muchos badienses que prefieren no decir de dónde son. Ninguna de las personas preguntadas para este reportaje dijeron sentirse inseguras en su pueblo pero lo cierto es que fuera sigue hablándose de este enclave como “una ciudad sin ley”, tal como capta “La ciudad vacía”, un proyecto del artista Pedro G. Romero para la Fundació Antoni Tàpies.
“Aquí solamente vivimos pobres y eso marca el tipo de habitante y también el pueblo”, explica Elisabeth Ruiz, a quien le gusta destacar que Badia también se caracteriza por haber sido muy reivindicativa. “Yo he visto situaciones tremendas aquí pero siempre ha salido la gente adelante, son muy peleones”, dice la dependienta de la pesca salada. “Cuando el pueblo empezó no había ni agua. La gente protestó y se consiguió. Y como eso, los colegios o el ambulatorio”, explica Isabel, la sevillana que vive en la Avenida Burgos y que dice echar en falta ese arrojo que mostraban entonces los vecinos. Elisabeth Ruiz tiene una idea parecida: “Se consiguieron muchas cosas pero la gente las dio por ganadas y se acomodó. Ahora, por suerte, parece que los vecinos empiezan a reaccionar de nuevo”, dice la concejala de Badia en Comú.
Falta de voluntad política
Los badienses tienen un respiro de cuatro años pero a nadie se le escapa que esta financiación es otro parche y por eso reclaman una solución definitiva. El problema es ponerse de acuerdo en cuál. En el pleno del Parlament en el que se aprobó el acuerdo sólo la diputada de Ciutadans, Carina Mejías, insinuó que quizás habría que plantearse la unión a otro municipio. Pero esa idea está descartada en Badia. “Compartir servicios con otros pueblos puede ser una salida, pero anexionarnos es inviable. ¿Quién nos querría si sólo suponemos gasto?”, reflexiona Ruiz.
Para Quim Duran, la solución, sea cual sea, debe venir de la Generalitat. “Es responsable de que seamos independientes”, asevera el concejal, que comparte con sus contrincantes la opinión de que el Gobierno autonómico no tiene voluntad política para arreglar el asunto. La alcaldesa reconoce que las negociaciones con la Generalitat fueron difíciles y que sólo la exvicepresidenta Joana Ortega mostró cierta comprensión. “Los técnicos me llegaron a decir que envidiaban nuestra situación por tener tan poca deuda. Nos hemos sentido menospreciados.” Para Menor, es “chocante” que CiU pida la independencia de Cataluña pero no especifique su propuesta territorial. “Los municipios somos estructuras de Estado y deberían aclarar cómo nos conciben, qué competencias nos van a dar y cómo nos van a financiar. Como pueblo nos interesa saber qué pasará si Cataluña se separa de España y más con nuestra situación.”
También la representante de Badia en Comú traza un paralelismo entre el proceso soberanista y la situación de su pueblo. “No entiendo que reclamen el derecho a decidir y tener capacidad de maniobra en su territorio pero no reconozcan que nosotros queramos lo mismo. No queremos ser más el patito feo.” Para el líder de la AEB, sin embargo, este debate es oportunista. “¿Por qué el gobierno socialista de Badia no apretó al tripartito para buscar una solución a nuestro pueblo? No seré yo quien defienda a CiU, pero esta forma de plantearlo me parece interesada.”
Ningún diputado ha visitado Badia
Ahora, con el acuerdo recién firmado y unas elecciones autonómicas por delante, Eva Menor espera que el Govern que salga de las urnas el 27 de septiembre cumpla con lo firmado. “Espero que no usen la crisis como excusa”, dice Menor, que cuenta que cuando ha pedido un régimen especial para Badia, le han respondido que sería un agravio comparativo. “Badia es la que está agraviada. Aquí hay casi 14.000 catalanes que tienen los mismos derechos que los demás y no están garantizados”, opina el líder de AEB.
La alcaldesa prefiere hacer una comparación más concreta: “Lo del agravio no lo dice el Govern con la Vall d’Aran”, expone retadora en referencia al régimen que ha permitido al Consell Comarcal de la zona recuperar parte de unos derechos históricos que perdió en la Primera Guerra Carlista. “Badia no tiene una historia ni un patrimonio que preservar pero sí una realidad social que bate todos los récords en negativo. Y precisa una solución.”
Al preguntarle a Menor si algún diputado de la Comissió d’Afers Institucionals del Parlament que ha estudiado y aprobado el nuevo acuerdo de Badia ha visitado el pueblo, sonríe irónicamente y niega con la cabeza.
Lo dijo el chico del bar: “Aquí sólo vienes si tienes familia”.
Dieciocho kilómetros separan la renta familiar más alta de España de la más baja de Cataluña. La primera está en Matadepera y la segunda, en Badia del Vallès, que tiene poco y gasta lo justo.
Autor >
Silvia Cruz
Periodista
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