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Hace un par de semanas, el periódico británico The Sunday Times se refería en uno de sus artículos a la expresión anglosajona netflix and chill. “La aparentemente inofensiva frase --realmente-- significa: ¿Quieres venir a mi casa y hacer como que vemos una película, pero en realidad acostarnos?”, rezaba una de sus páginas.
Entendiendo el posible desconocimiento de la jerga juvenil y de Internet de quienquiera que escribiese esas líneas, no deja de sorprenderme ese esfuerzo inusitado en hacer énfasis en el engaño de la expresión, casi acusándola de impura; no por sus implicaciones, sino por no dar pie a la literalidad de su significado.
Suena raro. Nadie habla así. Nadie te invita a disfrutar de una tarde de sexo de esa manera: hacer como que, pero en realidad.
Netflix nos llegará en octubre, así que para evitar nuevas explicaciones para dummies una vez el servicio online de cine y series esté disponible en España, y empecemos a utilizar la frase —en una reinterpretación foránea de nuestro manta y peli—, me gustaría arrojar algo de contexto al uso de la expresión a través de unas cuantas situaciones totalmente cotidianas en la escena política española.
Si tienes un mal día, compareces públicamente y dices algo como, por ejemplo, “esto no es como el agua que cae del cielo sin que se sepa exactamente por qué”, claramente necesitas un descanso. Probablemente sea una buena idea proponerle a tu pareja, si no ha salido corriendo de La Moncloa después de oírte decir semejante cosa, pasar el resto del día a base de netflix and chill.
Si, por poner otro ejemplo, dices “le vamos a dar sexo a Artur Mas, le vamos a dar látigo”, quizás deberías plantearte suavizar los términos de tu propuesta y aparcar la lectura durante unos días de Cincuenta sombras de Grey. Es sabido, Pablo, que prefieres jugar en solitario, que tu reflejo en el televisor es todo cuanto quieres ver, pero nunca está de más acercar posturas y dedicar una tarde al netflix and chill. Incluso si son posturas tan difíciles de adoptar como las soberanistas.
No todo se reduce a la proposición del coito. Si ya has hecho planes relativos al netflix and chill y alguien quiere arruinártelos, puedes decir algo como “pues si tanto te gustan los inmigrantes, mételos en tu casa”. De esta forma contarás siempre con la tranquilidad de no ser molestado por gente de países donde ni siquiera hay Netflix. “Una cosa es ser solidario, y otra es serlo a cambio de nada”, decía Mariano un par de meses antes de abrir el debate en torno a la procedencia mística de la lluvia.
Lo bueno de expresiones como esta es lo sugerente, lo que se dice sin decirse. Utilizar el mensaje implícito para propiciar una conversación más íntima e imaginativa. Poder dar rienda suelta al gesto, a la mueca y al doble sentido sin posicionarse totalmente a favor o en contra del devenir sexual.
Y qué lástima que no sea todo así. Algunos podrían, al menos, disimular su estupidez.
Hace un par de semanas, el periódico británico The Sunday Times se refería en uno de sus artículos a la expresión anglosajona netflix and chill. “La aparentemente inofensiva frase --realmente-- significa:...
Autor >
Manuel Gare
Escribano veinteañero.
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