Tuiteando vengo
Los valientes de Tordesillas
Moe Triana 19/09/2015
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Permanece ligeramente erguido. Apenas le queda un suspiro de pie antes de que sus cuartos traseros se derrumben. Tras muchos intentos por fin ha sido herido de muerte. En pocos segundos pasará a ser un cadáver sangrante sobre un charco de vísceras. Una victoria de quienes le han perseguido durante kilómetros ahondándole pinchazos en el costado. Rezuman felicidad. Sus vítores agitando al cielo sus armas les delatan.
Las imágenes son duras. Hay que tener estómago al enfrentarse a ellas y un corazón muy frío para que mientras tanto no te zarandee el cuerpo una incómoda mezcla de confusión y dolor. Confusión ante unos inexplicables argumentos esgrimidos en defensa de la matanza reducidos a la tradición, la cultura y al “si se hacen cosas malas yo hago algo peor”, y un dolor que, más allá de ser fruto de la empatía con el toro, brota de averiguar con nuestros propios ojos que en los tiempos que corren exista gente capaz de humillar a un animal por mero regocijo sin sentir el menor remordimiento. Pero así es el torneo y así sus torneantes, que no dudan en empuñar nuevamente sus fulgentes y afiladas lanzas prestos a embestir cual alimañas contra los nobles valores de la valentía, convirtiendo Tordesillas en una viñeta más de la España negra y envolviendo de honrosa y señorial hazaña el acorralamiento a un toro que acabará masacrado irremediablemente haga lo que haga. El necio cobarde incapaz de razonar se hace llamar valiente. Así, arrancándole de cuajo a la valentía su carga de ética y dignidad, los principios se van diluyendo sin remedio con el paso de las generaciones, justificando de este modo los míseros sinsentidos de los que somos capaces los hombres.
La valentía no se demuestra alanceando a un astado roto e indefenso. Basta con ser consecuente y honesto. De valientes sería romper definitivamente el cerrilismo de una tradición anacrónica y caduca; de valientes sería admitir que la palabra Cultura es demasiado bonita como para andar manchándola de sangre; de valientes sería mirar al frente y dejar de buscar en el pasado ancestral una identidad que tan sólo os hace sentir especiales apenas veinte minutos cada segundo martes de septiembre: cesad de jugar a ser la Muerte, dejad caer vuestras lanzas al suelo, demostrad que sois valientes.
Permanece ligeramente erguido. Apenas le queda un suspiro de pie antes de que sus cuartos traseros se derrumben. Tras muchos intentos por fin ha sido herido de muerte. En pocos segundos pasará a ser un cadáver sangrante sobre un charco de vísceras. Una victoria de quienes le han perseguido durante...
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Moe Triana
Álvaro Ballén (Sanlúcar de Barrameda, 1983) Como técnico superior trabajo en el ámbito de la animación sociocultural y la integración aunque de vez en cuando intento pensar y me da por escribir. Desde CTXT oigo los latiditos de Twitter. A menudo blogueo en moedetriana.com.
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