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Vientos calmos, mar pacífico, sol agosteño un poco melancólico ya, como si columbrara la fugacidad del otoño. La felicidad podría ser eso: la conquista del ocio como bien supremo, el dolce far niente inventado en el Mediterráneo que daría sentido a nuestras existencias, como contaba Jean Renoir en “Une partie de campagne” adaptando un cuento de Maupassant. La película es de 1936, una fecha aquí aciaga que fue feliz en Francia: el año de las primeras vacaciones pagadas, del aumento de los sueldos en un 12% y de la reducción de la semana laboral a 40 horas, decisiones del gobierno del Frente Popular dirigido por el socialista Léon Blum. Entonces, 800.000 trabajadores se fueron de vacaciones. Al año siguiente, casi dos millones.
Los protagonistas de la fotografía podrían ser, casi un siglo después, aquellos del genial cuento de Maupassant y Renoir. Pero estos no recorren un río que les llevará a los pequeños placeres de la vida, al amor que no pudo ser, al recuerdo de los días en que fueron felices, sino que permanecen aislados en su balsa de hormigón. Junto esa familia de vacaciones hay un neumático de camión, un gigante rodado hasta el desgaste por la balsa de piedra de España, de Europa. Parece un salvavidas.
Más allá del mar, debe de haber una tierra no tan lejana: sus emisoras de radio hablan en lenguas desconocidas y cantan con músicas diferentes, saltan la cicatriz de la frontera contaminando los discursos oficiales. Pero hasta el rompeolas no llegan las miles de voces acalladas de forma violenta, repentina, un lamento que cada día que pasa aumenta, convertido en el griterío ensordecedor de quienes quieren llegar hasta la escollera y tener también unas vacaciones y un verano más, almacenado en la memoria para mañana poder decir, como un personaje de Renoir: “Son mis recuerdos más felices”.
Hasta el próximo verano.
Entregas anteriores
Presentación: Lo que queda del paisaje, por Joan Fontcuberta, y El logro de la felicidad, por Pepe Baeza.
1.Crisis? What crisis?, por Bárbara Celis.
2.Hay veranos que se tuercen en primavera, por Gerardo Tecé.
3.El Infierno son los padres, por Ángeles Caballero.
4.Escalera hacia la vida, por Moe de Triana.
5.Residuos amorosos, por Pedro Jesús Fernández.
6.Periodismo pospretérito, por Luis Felipe Torrente.
7.La felicidad de un instante, por Manuel de Lorenzo.
8.Explosiones, por Guillem Martínez.
9.Poesía de arcén. Por Alain Paul Mallard.
10.Mirar Eternamente. Por Guillem Martínez.
Vientos calmos, mar pacífico, sol agosteño un poco melancólico ya, como si columbrara la fugacidad del otoño. La felicidad podría ser eso: la conquista del ocio como bien supremo, el dolce far niente inventado en el Mediterráneo que daría sentido a nuestras existencias, como contaba Jean Renoir en “Une...
Autor >
Pilar Ruiz Gutiérrez / Txema Salvans
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