La leyenda mágica de Cádiz
Una remontada que nunca existió en un partido del que todo el mundo habla. La magia del fútbol. O quizás, simplemente y llanamente, nostalgia
Javier López Menacho 23/09/2015
En CTXT podemos mantener nuestra radical independencia gracias a que las suscripciones suponen el 70% de los ingresos. No aceptamos “noticias” patrocinadas y apenas tenemos publicidad. Si puedes apoyarnos desde 3 euros mensuales, suscribete aquí
Decía Gabriel García Márquez que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y que, gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.
El fútbol es un terreno frecuentemente entregado a la hipérbole, capaz de recuperarse en tiempo récord de las más grandes decepciones y un espacio a menudo gobernado por el sentimiento. Quizás por eso nos entregamos a él con una gratitud exagerada. Uno de los jugadores más sentimentales que se recuerdan en España fue Mágico González, el mítico delantero salvadoreño que en dos etapas deslumbrara al Carranza y a los estadios de la liga nacional con su particular manera de entender el fútbol, allá por los años ochenta.
En su mejor versión, su conducción del esférico, la potencia de su tren inferior y su centro de gravedad producían un híbrido entre Maradona y Messi. Pero Mágico con suma frecuencia se entregaba a los placeres de la vida. 59 goles anotó en la liga española (57 con el Cádiz Club de Fútbol). Sin embargo, su mayor mérito no fue ese, ni situar en el mapa a un equipo tan humilde como el Cádiz, ni siquiera realizar un gol maradoniano al mismísimo Barcelona, permanecer aún en el Olimpo de los ídolos gaditanos o convertirse en uno de los mejores jugadores de la historia del campeonato: su mayor mérito fue jugar y ganar un partido que sólo existe en el imaginario popular, en el maleable terreno de la memoria colectiva.
No se sabe quién dijo por primera vez que Mágico González acudió a las semifinales de un trofeo Carranza visiblemente embriagado, como en él era habitual, que dormitó durante la primera parte sobre los bancos del vestuario y que hubo de ser despertado por el utillero en un desesperado intento de obtener la victoria, pues cuando el mago abrió los ojos, el FC Barcelona ya mandaba en el marcado por 0 goles a 3. No se sabe por qué se dijo que Mágico saltó al campo y revolucionó el partido con una actuación pletórica, inigualable, como nunca antes se había visto en la Tacita de Plata. Tampoco por qué se aseguró que marcó dos goles y repartió dos asistencias, pudiendo así su equipo ganar aquella semifinal por 4 goles a 3 y plantarse en la final de su prestigioso trofeo. Ni se sospecha quién añadió que fue esa actuación la que provocó que el FC Barcelona le diera una oportunidad en pretemporada. Como en toda ficción que gobierna la realidad, las huellas de su origen se pierden con la ventisca del paso del tiempo. La imaginación de los periodistas unida a la misma mística del deporte y a la memoria de una afición que mezcla la pasión con el deseo calaron en el lector hasta terminar sustituyendo a la realidad.
Existen infinidad de narraciones en la red aludiendo a este partido. Medios periodísticos, blogs de especialistas, aficionados con incontinencia literaria y hasta ha llegado al sustitutivo en la red de la enciclopedia clásica, la Wikipedia, cuyo enlace a la fuente desemboca en una sospechosa página de “error”. Por citar algunos espacios que documentan el partido en cuestión: 20 minutos, Goal.com, Yahoo, Libertad Digital, Cádiz CF, Cadistas1910 o Mis futboladas.
Algunos lo han narrado así (Hoy.es):
En unas semifinales del trofeo Ramón de Carranza, no se presentó al estadio. De manera que el Cádiz hubo de enfrentarse al siempre temible Barcelona sin su máxima estrella. El rumor se extendió rápido por las gradas “¿Y Mágico? ¿Dónde está Mágico? Durmiendo la mona, seguro”. Mágico traspasó el vestuario local promediando la primera parte. Se desvistió tranquilo, aquejado de leves ardores en el estómago, se puso su indumentaria de trabajo, bebió un litro de agua de dos tragos y esperó sentado en el banco la llegada de sus compañeros, cruzado de brazos. La 1ª parte acabó con un resultado de 0-3 a favor del Barcelona. El 4-3 final permanecerá en la memoria de las piedras amarillas del estadio, en las retinas impresionables de los niños de Cádiz que acudieron aquel día al estadio. Mágico metió dos goles sublimes y dio las otras dos asistencias. Algunas personas afirmaron ver un episodio eléctrico insólito, cierto rayo tremebundo con forma de árbol que saeteó el cielo en mitad de la Bahía, hecho sorprendente si se tiene en cuenta la limpieza y calidez del aire aquella noche de agosto.
O de esta otra manera (Blog Mis Futboladas):
En su segunda etapa en el Cádiz, el club tuvo que poner a una persona que se encargara de hacer las veces de despertador, pues el de toda la vida, encima de la mesilla de noche, podía estar sonando durante horas antes de que Mágico lo desconectara. Pero ni con esas pudieron evitar varios episodios bochornosos, en los que directivos del club tuvieron que ir a su habitación para sacarlo de la cama y llevarlo directamente al campo. El más sonoro tuvo lugar en el Trofeo Ramón de Carranza de 1984. El Cádiz se enfrentaba al Barcelona, y Mágico no apareció a la cita a la hora señalada. Para cuando el encargado de sacarle de la cama pudo llevarle al estadio, el equipo blaugrana ya ganaba 0-3. Pero Mágico salió en el segundo tiempo, y marcó dos goles, dio dos asistencias, y el Cádiz ganó al Barça por 4-3. Ese era Mágico.
E incluso en primera persona (Compartir Pasión):
Hubo un partido amistoso contra el Barcelona, que llegué tan tarde y resacoso que me dejaron en el banquillo hasta el descanso. Ante la posibilidad de jugar en la segunda parte, aunque perdíamos 3-0, y después de un par de aspirinas en el descanso, salí a la cancha y ganamos 4-3. Fue mi mejor partido en su país. Creo que en ese momento me gané por siempre el cariño del público de mi estadio.
En italiano (L'uomo nel pallone):
In città si dice che un incaricato del club abbia lo specifico compito di tirarlo giù dal letto ogni mattina e che il poveretto, disperato, una volta addirittura fermi la banda del paese che sta suonando per le strade e la porti in camera del “Mágico”, che a quel punto finalmente decide di destarsi. Ma solo perché è bella musica, puntualizza. In estate si gioca un trofeo estivo contro il fortissimo Barcelona, allo stadio non lo vedono e allora cominciano senza di lui. Arriva alla fine del primo tempo che ancora sbadiglia, i suoi senza di lui sono ben poca cosa e stanno perdendo 3 a 0. L’allenatore non gli dice niente, sa che tanto sarebbe inutile. Lui si cambia, entra e in 45 minuti serve 2 assist e segna 2 reti. 4 a 3 per il Cádiz, ovvio delirio.
O en inglés (In Bed With Maradona):
Because, for El Mágico, life was about pleasure; football to him was also pleasure. He claimed that if he were ever to treat football as work he would stop being himself. "Pleasure" was also to be found in the night-time, in the bars and discotecas of Cádiz. Anecdotes and myths surround the legend of Mágico turning up to training and even matches bleary-eyed after having spent the night on the town. However, whilst he accepted that sometimes he had never had any sleep before training sessions, he insisted that he was more professional when it came to matches and that stories (such as the one of him sleeping in and only arriving to a match at half-time, before coming on for the second half and inspiring his team to turn around a 2-0 deficit to end up winning 3-2) are all simply commendably well-crafted myths.
Los propios foros cadistas se han preguntado alguna vez: ¿Realmente sucedió? Mi tío, seguidor fiel del Carranza, dice que nunca vio ese partido. Pero nadie sabe o nadie quiere responder. La pregunta se la lleva el viento de levante. Ninguna de las fuentes consultadas, antiguos socios, hijos o nietos de quienes asistieron al estadio esa década, saben responder a la pregunta, bien por juventud o bien porque no lo recuerdan.
El mítico entrenador David Vidal, que acompañó a Mágico González durante la mayor parte de su carrera, cuenta gentilmente por teléfono a CTXT: "Conmigo no pasó nada de eso, si acaso el último año y en Liga, cuando yo ya entrenaba en Logroño. El Cádiz goleó al Barça de Cruyff y tuvo que esperar alguna semana más para ser campeón". Y es cierto, el Cádiz ganó por 4-0 a un Barça que se presumía campeón de liga. Pero ese era ya el Cádiz del argentino Dertycia y no de Mágico González, cuyo último partido contra el FC Barcelona en el Carranza sucedió un año antes. Fue en 1989, fue el Barça el que ganó por 0-4, y lo máximo que pudo hacer Mágico fue salir en la segunda parte y tener una clarísima ocasión de gol que acabó en pifia.
La aproximación más parecida al partido de ensueño de Mágico sucedió una vez que el Cádiz ganó al FC Barcelona la final de consolación (y no la semifinal), tal y como relata el periódico ABC de la época en su crónica. También lo corrobora la Rec Sport Soccer Statistics Foundation (RSSSFs) en su web de estadística histórica, donde no hay ni rastro de un 4-3 a favor del Cádiz en la etapa del astro salvadoreño. En aquel partido, el marcador final fue de 3 a 1 (con dos goles de Francis y uno de Mejías). El mítico delantero amarillo no vio puerta en esa ocasión.
El 4-3 del que hablamos y del que se sigue hablando en la red, se explica como si alguien hubiera construido a conciencia una leyenda urbana con retazos de muchos partidos, añadiendo los rasgos diferenciales de la personalidad del mago salvadoreño. Una manera de resumir todo lo que significó su paso por la liga. La literatura ha hecho el resto, construyendo, a través de una lenta orfebrería digital, una realidad paralela que todos asumimos como válida. Por supuesto, no existe testimonio en vídeo de la supuesta exhibición de Mágico y aunque el palmarés de la competición corrobore nuestras sospechas, nos da un poco igual. La figura de Mágico bien lo merece.
Como en el realismo mágico del boom latinoamericano, donde las personas se encontraban con elementos fantásticos que asumían como reales, con Mágico González todos asumimos que cualquier cosa pudo haber pasado, pues su talento era inagotable. Él puso su desgarbada figura y el resto se lo dejamos al milagro de la tradición oral, que aún con la tecnología de por medio, sigue pudiendo transformar la historia hasta crear su propia versión. Es eso que llamamos la magia del fútbol. O quizás, simplemente y llanamente, nostalgia.
Decía Gabriel García Márquez que la memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos, y que, gracias a ese artificio, logramos sobrellevar el pasado.
El fútbol es un terreno frecuentemente entregado a la hipérbole, capaz de recuperarse en tiempo récord de las más grandes decepciones...
Autor >
Javier López Menacho
Suscríbete a CTXT
Orgullosas
de llegar tarde
a las últimas noticias
Gracias a tu suscripción podemos ejercer un periodismo público y en libertad.
¿Quieres suscribirte a CTXT por solo 6 euros al mes? Pulsa aquí