Tribuna
El camino vasco hacia la paz vuelve a la agenda
La reaparición de Otegi en una entrevista y los movimientos en el PP vasco devuelven al primer plano el final de ETA. Pero Madrid prefiere no enterarse
Isabel Camacho Bilbao , 7/10/2015
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El 20 de octubre de hace cuatro años, ETA anunció el cese de la violencia. Desde entonces, la sociedad vasca transita un sinuoso camino para conseguir las tan anheladas paz social y reconciliación. La senda es larga y está llena de obstáculos. Pero dicen que lo importante es caminar y no desviarse del destino. Y en esas tratamos de andar.
En unos días, en las últimas horas, una serie de acontecimientos diversos pero enlazados entre sí vuelven a situar a Euskadi en el centro de la actualidad
El último ha sido la entrevista a Arnaldo Otegi publicada en el diario digital La Directa (PDF en castellano) y las palabras de Baltasar Garzón, el juez que le condenó a diez años de cárcel por dirigir ETA. El exmagistrado no parece arrepentirse de una de las sentencias políticas menos razonadas que se recuerden. Sin embargo, reconoce que el dirigente abertzale sería más útil en la calle para lograr la paz en Euskadi. Algo que reconocen hasta los enemigos de Otegi.
Convendría recordar que Otegi está en prisión desde octubre de 2009 por una decisión de la Audiencia Nacional que le consideró dirigente de ETA. En el fallo, por simplificar, se sostenía que Otegi dirigía ETA y al mismo tiempo se resaltaba que se enfrentaba por defender el abandono de la lucha armada a la dirección y a los militantes de Batasuna que secundaban la violencia.
Posteriormente, el Tribunal Constitucional revisó el fallo y por tres votos a favor y dos en contra le mantuvo en la cárcel. Rebajó la pena a seis años y medio. Entonces, sentenció que Otegi ya no era dirigente, solo miembro y ejecutor de las órdenes terroristas en la coalición abertzale. Es interesante reseñar que uno de los votos disidentes alegó falta de pruebas y pedía la absolución; el otro juez discrepante abogaba por trasladar de nuevo la causa a la Audiencia Nacional y celebrar el juicio con otro tribunal porque la juez Ángela Murillo --¿recuerdan su actuación?-- no fue imparcial.
Así, han ido transcurriendo los años y ahora Otegi, que dice pasar sus horas leyendo en la cárcel de Logroño y soñando con el mar, se ha convertido en una especie de héroe no solo para los suyos sino para parte de una sociedad vasca que contempla con hartazgo el ensañamiento con el líder abertzale de una justicia politizada. Con él cumplen condena otros cuatro relacionados con el caso Bateragune.
A ninguno de los sentenciados en relación con los crímenes de Estado de los GAL se les ha aplicado la ley con tanta severidad. Más bien, al contrario. El general Enrique Galindo, condenado a 75 años por los asesinatos de Lasa y Zabala, pasó 4 años en prisión.
En la entrevista citada, Otegi habla de muchos temas y, desde luego, del derecho vasco a la soberanía. Una exigencia que defiende debe hacerse desde la unilateralidad, ya que con el Estado español es imposible llegar a acuerdos.
Todos los ojos están puestos en Euskadi tras los comicios catalanes. Si la izquierda abertzale y el PNV aunaran fuerzas ganarían en el Parlamento autonómico. Pero, ya lo dijo hace unos días Andoni Ortuzar, presidente del PNV: mientras no se cierren las heridas dejadas por la violencia y EH Bildu no reconozca el daño causado --lo que sí han hecho aisladamente algunos de sus dirigentes-- no recorrerán de su mano el camino hacia la independencia.
Sin embargo, el líder nacionalista es optimista y presume de paciente. Cree que en la próxima legislatura se dará un gran paso y llegarán a un acuerdo con los socialistas vascos y la propia fuerza abertzale para trasladar su propuesta al Gobierno de España que salga de las urnas el 20 de diciembre. La resolución definitiva del conflicto vasco, de la violencia o como quiera llamarse, no será una realidad hasta que los propios partidos vascos alcancen un acuerdo de mínimos que permita la reconciliación social. Ellos lo saben.
Arantza Quiroga, presidenta del PP vasco, dio un paso de gigante el martes 6 de octubre, pero al día siguiente tuvo que retroceder en su pretendido acercamiento al diálogo con EB Bildu. Su jefe, Alfonso Alonso, la desautorizó inmediatamente. El PP solo mira a las elecciones españolas. La paz en Euskadi no es ahora mismo su objetivo. No le da votos.
Quiroga sorprendió con la ponencia Libertad y Convivencia, que sustituiría a la Ponencia de Paz relegada al olvido desde hace tres años en el Parlamento vasco porque EH Bildu no acepta el suelo ético mínimo requerido; que viene a ser que condene a ETA. La dirigente popular propuso hablar del “rechazo expreso a la violencia, a cualquier razón que la justifique, en el pasado y en el futuro”. Fue valiente y realista. Quizá solo sea un sueño. O una pesadilla que sin duda le perjudicará en su carrera política.
Los abertzales acogieron bien la iniciativa. Es un comienzo, resaltaron. Pero, el muro se derrumbó en horas. Ahora, falta por saber si el PNV y los socialistas vascos están dispuestos a recuperar la idea. Es solo una palabra, pero necesaria. ¿Condenar a ETA o condenar todas las violencias? He ahí la cuestión. Los políticos no están a la altura de lo que demanda la sociedad.
Unos minutos antes de que Otegi conociera la decisión judicial del Tribunal Constitucional que le obligaba a seguir en prisión, tuiteó lo siguiente. (…) “Podréis alargar nuestro encarcelamiento pero no podréis evitar la libertad de nuestro pueblo porque la primera está en vuestras manos, pero la segunda está en las nuestras”. Salvando todas las distancias con Artur Mas en Cataluña, Madrid le ha convertido en héroe.
La etnia africana mongo tiene un dicho: “El camino de la selva no es largo cuando amas a la persona que vas a visitar”.
La paz quizá debería ser el camino, la última visita. Pero algunos no se enteran.
El 20 de octubre de hace cuatro años, ETA anunció el cese de la violencia. Desde entonces, la sociedad vasca transita un sinuoso camino para conseguir las tan anheladas paz social y reconciliación. La senda es larga y está llena de obstáculos. Pero dicen que lo importante es caminar y no desviarse del destino. Y...
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Isabel Camacho
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