Artistas y activistas alemanes construyen la base Aylan 1
El Centro para la Belleza Política denuncia la indiferencia de Europa ante la dramática situación de aquellos que huyen de la guerra y la miseria. Sus instalaciones confunden a los medios y conmocionan a la opinión pública
Laura Alzola Kirschgens 14/10/2015
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“Les presentamos nada menos que la obra del siglo y de la salvación de Europa. Christian Konrad, el coordinador austriaco de la ayuda a refugiados, levantará en colaboración con la constructora austriaca Strabag un puente que atravesará el mar Mediterráneo y unirá el norte de África con el sur de Europa. Con sus 230 kilómetros de longitud, esta será una arteria vital para los dos continentes y el mayor proyecto de regeneración de la historia de la Unión Europea”.
Con estas palabras presenta en su página web el Zentrum für Politische Schönheit (Centro para la Belleza Política) su último proyecto. En el vídeo promocional que acompaña la nota de prensa, se puede ver la simulación de una autopista de cuatro carriles sobre el Mediterráneo. Una cámara filma desde el aire la imponente construcción sobre la que circulan coches. Destellos de luz sobre el mar, música tranquilizante, sensación de libertad. El logo de la constructora destaca en la esquina inferior derecha del encuadre. Mientras, una voz sobria y objetiva informa de que el puente ha sido bautizado como “puente de Jean Monnet”, en honor a quien fuera uno de los padres de la integración europea.
La gran obra, un proyecto del Gobierno austriaco, trazará una “línea de salvación” desde Al Huwariyah, Túnez, hasta Sicilia, y comenzará a edificarse la próxima primavera. El fin de las obras está previsto para el año 2030, mientras que la financiación, 230.000 millones de euros, correrá a cargo del banco Raiffeneisen de Austria.
A quien todo esto le parezca irreal puede quedarse tranquilo: ha acertado. El proyecto de obra es una escenificación, un teatro a gran escala, una performance de un grupo de artistas con sede en Berlín que presenta su propuesta como la solución política del futuro. El puente, calificado por la voz en off del vídeo como “un cuento de hadas moderno”, es una utopía.
La segunda mitad del corto promocional de esta acción político-artística se encarga de devolver a los espectadores a la sombría realidad: 36.000 personas mueren al año intentando cruzar el mar para llegar a Europa.
Pero el vídeo sigue, y confunde una vez más a los espectadores: “Como no podemos esperar hasta 2030, de momento instalaremos unas plataformas de rescate para ayudar a sobrevivir desde ya a los naufragados en la huida”.
El dinero, anunciaron los organizadores a finales de septiembre, unos 20.000 euros por plataforma, se reuniría a través de crowdfunding. En ese momento, la escenificación desdibujó la línea entre “cuento de hadas” y realidad. Porque así ha ocurrido: la primera plataforma de rescate, bautizada como Aylan 1 en honor al niño cuya fotografía ahogado conmocionó Europa, ya ha sido instalada en el mar. Se ha convertido, directamente, en realidad. Una base flotante de seis por seis metros, equipada con luces de posición, reservas de alimentos, teléfono de emergencias, módulos fotovoltaicos y dos anclas; fue construida, transportada e instalada por activistas en aguas internacionales el pasado 4 de octubre frente a la costa siciliana, siguiendo la ruta imaginaria del puente. Un trocito de utopía en mitad de la realidad.
La primera plataforma de rescate ya ha sido instalada en el mar. Una base flotante de seis por seis metros, equipada con luces de posición, reservas de alimentos, teléfono de emergencias, módulos fotovoltaicos y dos anclas
El Centro para la Belleza Política se describe a sí mismo como “una tropa de asalto en favor de la creación de la belleza moral, de la poesía política y de la generosidad humana”. En la descripción de su cometido, este grupo de artistas con sede en Berlín, y conocido tanto en Alemania como en Austria, destaca que, como colectivo, tienen la convicción de que “las lecciones del Holocausto son anuladas por la repetida falta de participación política y por la cobardía”, y que Alemania “no debe solo aprender de la historia sino también actuar”. Presentan sus acciones como parte de una “política exterior alemana paralela”, que apuesta por la “humanidad como arma”, y añaden que “desde Bosnia Herzegovina hasta Alepo pasando por las montañas boscosas de Melilla el arte es el quinto poder del Estado”.
Politische Schönheit, belleza política, dicen, es moralische schönheit, belleza moral. Defienden que “ninguna pregunta hace visible tan metódicamente la conmoción, la integridad política y la vulnerabilidad, como la de quien se rebeló contra los crímenes genocidas y les plantó resistencia, incluso en contra de su carrera profesional, sus propios amigos o sentimientos”.
Uno de los responsables de prensa del colectivo artístico, Annik Schlöndorff, admite que la instalación de la plataforma en alta mar no fue fácil, pero que tal y como está montada podrá salvar a quienes corran peligro de ahogarse. Preguntado por los impedimentos legales que pudiese haber para mantener la base en el mar, asegura que no esperan una respuesta negativa de las autoridades, pero que en el caso de que la hubiese, ésta no sería una razón suficiente como para detenerles en su cometido: “Cualquier ley por la que las personas no puedan ser salvadas en su camino mortal al continente no debería siquiera existir”.
La “acción” del puente y de las plataformas es una de las más comedidas en comparación con las anteriores que este colectivo ha realizado. El pasado 21 de junio, por ejemplo, convirtieron la explanada frente a la Cancillería de Berlín en un cementerio. Las 5.000 personas que se unieron a la convocatoria abrieron tumbas frente al edificio del Gobierno alemán con picos, palas y excavadoras, a pesar de los esfuerzos de la policía por evitarlo.
La campaña de entonces se llamó “Vienen los muertos” y el objetivo era “enterrar a las víctimas del aislamiento de Europa frente a los despachos de sus asesinos burocráticos”. Las donaciones superaron los 50.000 euros. “Junto con los familiares hemos abierto tumbas inhumanas y exhumado a los muertos. Ahora están de camino a Alemania”, escribió Philipp Ruch, director artístico del centro, en la presentación de la campaña. El 16 de junio se dio sepultura en un cementerio del norte de Berlín a una mujer siria. Tres días más tarde, en otro cementerio de la capital, se rindió homenaje a un hombre de 60 años que tampoco había logrado llegar vivo a Europa. Unidos al espectáculo de la marcha de protesta que culminó frente a la cancillería, estos actos, aun contando con el consentimiento de los familiares de las víctimas, hicieron que algunos columnistas de medios alemanes tacharan de irreverente e irrespetuosa la campaña.
Los anuncios del colectivo artístico Zentrum für Politische Schönheit confunden a los medios y conmocionan a la opinión pública en sus actuaciones. La línea entre escenificación y realidad se desdibuja a propósito para provocar. ¿Cómo? Cuidando todos los detalles de la performance. En el caso del puente: una nota de prensa acompañada con un vídeo de calidad abrumadora, un supuesto contrato de obra que puede descargarse fácilmente en Internet, y un departamento de prensa que responde a preguntas como cualquier otro. Ayuda además el que las empresas y los gobiernos estén poco habituados a reaccionar ante un fake de este calado. El Gobierno austriaco y la constructora Strabag, supuestos artífices del puente, tardaron varios días en ser capaces de dar un mensaje unitario y consensuado de desmentido.
Presentan sus acciones como parte de una “política exterior alemana paralela”, que apuesta por la “humanidad como arma”, y añaden que “desde Bosnia Herzegovina hasta Alepo pasando por las montañas boscosas de Melilla el arte es el quinto poder del Estado”
Annik Schlöndorff admite que, por el momento, el centro no tiene en mente convocar otro crowdfunding para instalar una segunda plataforma de rescate. “Con la base Aylan 1 ya hemos dado el material necesario para que el Gobierno y las instituciones oficiales reflexionen y digieran las consecuencias mediáticas de la performance”. Schlöndorf insiste, sin embargo, en que no hay excusa para no anclar en el mar más plataformas de emergencia. “Podemos hacer mucho más de lo que generalmente creemos”.
Una vez que los medios trasladan una realidad inusual al debate público, la idea no desaparece fácilmente de las mentes de quienes han sido confrontados con ella. Esta incubadora de acción política lo sabe, y utiliza el juego como arma para provocar preguntas. Aun sabiendo que el proyecto del puente es una simulación, no podemos evitar preguntarnos: ¿y por qué no?
Su fortaleza no reside tanto en si finalmente se instalan más plataformas de rescate, o en si el puente es físicamente posible de construir, es decir, viable desde el punto de vista de la ingeniería. Los artistas ya han logrado sus objetivos. Su acción ha alcanzado a un público amplio, y su mensaje ha hecho mella. De una forma no convencional, y por eso, efectiva.
El Centro para la Belleza Política dice querer convertir sus acciones en luminosa belleza política. En luminosidad moral. Argumentan que precisamente en las tinieblas de las catástrofes humanitarias y las guerras genocidas, en medio de la antropología más sombría, es posible la comprensión de la belleza moral.
Hace casi un año, durante el fin de semana que precedió a las celebraciones por el 25º aniversario de la caída del muro de Berlín, desaparecieron las 14 cruces que homenajean en el centro de la capital germana a quienes murieron intentando huir de la Alemania oriental a la occidental a pesar la prohibición del muro. Unos días después, las mismas cruces reaparecieron en el bosque Gurugu de Melilla, donde se esconden de la policía los refugiados que intentan cruzar la valla.
El Centro para la Belleza Política reivindicó la acción en un vídeo y el revuelo fue considerable. Las opiniones se dividían entre quienes veían en el “secuestro de las cruces” un gesto irrespetuoso y de terrible gusto, y quienes aplaudían la performance.
Preguntado por si devolverían las cruces a Berlín, el director artístico del centro respondió que eso habría que preguntárselo a las propias piedras: “Las cruces quisieron faltar a los hipócritas homenajes del aniversario y huir a las fronteras en un gesto de solidaridad. Ahora están en los brazos de sus hermanos y hermanas, los refugiados, los siguientes en morir intentando cruzar muros erigidos por la misma Europa que celebra su memoria respecto a lo ocurrido hace 25 años”.
“Les presentamos nada menos que la obra del siglo y de la salvación de Europa. Christian Konrad, el coordinador austriaco de la ayuda a refugiados, levantará en colaboración con la constructora austriaca Strabag un puente que atravesará el mar Mediterráneo y unirá el norte de África con el sur de Europa. Con sus...
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Laura Alzola Kirschgens
Reportera e investigadora. Migración, educación, discurso y cambio social. Múnich, Hamburgo y ahora, Barcelona. Periodista. Máster en Inmigración por la Pompeu Fabra. Extranjera, como lo son todos en algún lugar
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