Crónica parlamentaria
Un día histórico, etc.
El primer gran hito del Parlament después del 27S ha vuelto a ser una frase, no una ley. El autor inicia una serie de crónicas parlamentarias sobre el arranque --o no-- de la legislatura catalana
Guillem Martínez Barcelona , 26/10/2015
Artur Mas
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Primer pleno del Parlament después de la cosa 27S. No se prevé que sea un día histórico. Algo inusual en Cataluña, donde, desde 2012, del 1 al 15 son días históricos, como pasa con los vados en otras sociedades menos evolucionadas. Por si acaso, frente al Parlament, en la explanada en la que, cuando todo esto era una fortaleza militar, se ahorcaba a los barceloneses, hay un retén de jubilados de guardia. Van vestidos como los frikis del sorteo del Gordo, pero con banderitas. En caso, poco probable, de día histórico, se activaría el protocolo, y se harían cargo de la situación hasta que viniera una jamona de la CNN. No tardaría en llegar. Esto está lleno de periodistas. Desde las 8, me dicen, están emitiendo directos. Un indicativo de que va a pasar algo. O, por el contrario, de algún tipo de patología informativa.
Entro al Parlament. Debería de tener acceso al Saló de Sessions. Pero la autoridad del ramo me comunica que no. La razón: "Això ho diu el jefe" -eso lo dice el jefe-. En efecto, estamos en el Sur, esas vastas extensiones con más porteros que puertas. Acabo en una sala de prensa, desde la que les saludo --hola--, viendo el día histórico/no histórico a través de una tele de plasma. Como todo el mundo en el siglo XXI. Rayos. Empieza la sesión.
CUP no va a votar a Mas; si los sociatas no ganan en las generales y pactan en Cataluña con Junts pel Sí, habrá elecciones catalanas en marzo
Se forma la Mesa de Edad. El dipu más anciano y los dos más jóvenes. En lo que es una metáfora del sign of the time, los únicos tipos que currarán hoy son un señor mayor, el escritor Julià de Jòdar, y dos chicos extraordinariamente jóvenes. Y, su trabajo, un microjob, no les ocupará más de dos horas. Toma la palabra Jòdar. Tras un minuto de silencio por la memoria del parlamentario Jordi Miralles --un buen tipo; falleció recientemente--, explica la paradoja de presidir el Parlament cuando su formación se niega a ocupar ningún cargo institucional. Finaliza su argumentación, resignado, con un "nací, en fin, una madrugada del 28 de Diciembre". Se presenta como miembro de una generación --la de, snif, mi papá- que hizo campaña contra la Consti del 78 por criterios democráticos y rupturistas, y que se opuso, por lo mismo, al Estatut de Sau, ganando, en contrapartida "persecución y soledad". Dibuja el Procés Català a través de estos hechos causales: la Plataforma pel Dret a Decidir --organizadora de consultas municipales en la primera década de siglo--, la manifestación contra la sentencia del TC al Nuevo Estatut en 2010, la fundación de la Assemblea Nacional de Catalunya, la celebración de las Diadas desde 2012, y la consulta del 9N --hasta aquí, esto podría haberlo dicho cualquier miembro de la lista de Junts pel Sí. Pero prosigue y agrega a esos hechos las mareas antiausteridad y las huelgas generales. Silencio tenso en la sala. O, al menos, en el plasma. Formula algunos trazos de la legislatura --que, por cierto, será muy corta; CUP no va a votar a Mas; si los sociatas no ganan en las generales y pactan en Cataluña con Junts pel Sí, habrá elecciones catalanas en marzo; así como suena--. Los más llamativos: "vivimos la paradoja de tener una mayoría independentista en un marco legal que niega esa posibilidad; la labor del Parlament es resolver ese problema", "en el Parlament se vivirá el debate entre Democracia y Régimen". Engloba ese debate en criterios mayores que el territorial. Establece una diferenciación entre mayoría social y minoría. Ubica a la mayoría como receptora de la austeridad y la crisis, y la minoría como la emisora de todo ello. Concluye con un Visca la Terra /viva la tierra, un grito indepe nacido en los 80's/ cuando El Equipo A.
Empiezan las votaciones de los cargos de la mesa. Zzzzz. Mientras se suceden -duran la tira-, les amenizaré con unos minutos musicales. O, lo que es lo mismo, con esta bella historia parlamentaria, acaecida en los 80´s, y que lleva por bello título "Las Golfas". En la primera visita que hizo el anterior rey al Parlament, el primer President del Parlament, Heribert Barrera -un tipo políglota, pero que se liaba en castellano-, le hizo de guía. En un momento dado dijo algo así como que "ahora iremos arriba a ver las golfas" --castellanización de golfes, altillo o buhardilla en castellano-- "que tienen los grupos". Al rey se le pusieron los ojos como platos. "¿Los grupos parlamentarios tienen golfas?", preguntó. "Sí. Y muy bonitas. Han costado mucho dinero, pero han merecido la pena". El rey no dijo "vayamos todos, y yo el primero" a las golfas. Pero casi. Cuando por fín llegaron, de alguna manera se descubrió el equívoco lingüístico. El rey no dijo nada en ese momento pero, a su vuelta a Madrid, el Parlament no dejó de recibir peticiones de otros cargos institucionales hispanos para ir a visitar el edificio. En todas las peticiones, siempre se especificaba que molaría ver a las golfas de los grupos. Un presidente del Senado, desilusionado, en mitad de un altillo, fue el que explicó a Heribert Barrera la historia. Todos se rieron mucho de aquel gesto campechano. Hoy, esa historia no tiene gracia. O, al menos, no la deseada. Evoca un universo que moría de risa y que, hoy, simplemente, muere. Fin de los minutos musicales. Nadie se ríe en el Parlament, por lo que veo en el plasma. Me fijo en Mas, Presi en funciones. Ríe menos que la media. Está solo, sin saber gestionar su pose, desprovisto de poderío. El que le queda, le hace parecerse, más que a un Presi de una de las dos instituciones republicanas que se colaron en el Estado, a un maitre. Vaya. Sale el recuento para lo de Presi del Parlament. Ha ganado Forcadell. Se producen más votaciones y más recuentos. En una de las votaciones para uno de los cargos más cutres de la mesa, un -se supone- cachondo de la CUP, vota a Artur Mas.
La Mesa de Edad se disuelve. Los nuevos cargos institucionales toman la mesa. Carme Forcadell emite aquí su discurso de investidura. Lo lee. Dificultosamente. Por lo que veo, el discurso no apuesta por el día histórico. Va enhebrando la cosa esa de ser-la-presidenta-de-todos con cierta reiteración. Hasta que cita a Eduardo Galeano. En castellano. "La utopía está en el horizonte, avanzas dos pasos, y ella se corre". Por primera vez, en un parlamento peninsular, alguien vertebra la alocución "ella se corre". Pero esto no es lo histórico. De hecho, no se produce nada histórico, sino un pequeño crescendo de conceptos aparecidos en campaña, como el uso de la alocución "Proceso constituyente" -raptada del 15M en septiembre-, y construcciones que aplazan el concepto independencia, como "marco jurídico propio", "momento fundacional", "constitución de un parlamento soberano", "transición de un parlamento regional a otro nacional". Tras esas palabras, sensibles de ser interpretadas como un lenguaje frontal o lateral, como todo o como nada, finaliza con un "Visca la Democràcia!, Visca el Poble Sobirà" y -tachán-tachán, momento histórico; lo que los medios afines resaltarán como rupturismo sin precedentes, y los medios contrarios, ídem de ídem, por otros motivos- "Visca la República Catalana!" Bueno. Se ha producido el momento histórico. El momento histórico ha vuelto a ser una frase, no una ley.
Se canta himno y todos a la calle. En los aledaños del hemiciclo, periodistas y políticos nos damos la patita. Me encuentro con Baños. Le estoy llamando desde el 28S. Y nada. Hablamos desenfadadamente unos segundos.
-Oye, llámame il.lustríssima.
-Y tú llámame.
Primer pleno del Parlament después de la cosa 27S. No se prevé que sea un día histórico. Algo inusual en Cataluña, donde, desde 2012, del 1 al 15 son días históricos, como pasa con los vados en otras sociedades menos evolucionadas. Por si acaso, frente al Parlament, en la explanada en la que, cuando...
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Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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