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Era una imagen originalmente destinada a tener sólo dos protagonistas. Pero en la foto de las Azores insistió en colarse José María Aznar, condenándose así a un futuro de villano de segunda junto a dos presidentes, George W. Bush y Tony Blair, que aspiraban a ser recordados como héroes y libertadores de primera y a los que la realidad ha catapultado hacia un futuro en la historia lleno de manchas narcisistas que hicieron tanto daño a escala planetaria que no podrán quedar indemnes, al menos en los papeles.
De momento, al menos en el caso de Tony Blair, el mundo podrá escuchar que se equivocó. Eso es lo que anunciaron sus palabras esta semana, cuando decidió entonar un pequeño mea culpa y se atrevió a decir en la CNN que pedía disculpas por haber utilizado información falsa sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, el argumento que tanto ingleses como americanos como españoles esgrimieron para entrar como elefantes en una cacharrería en Irak y derrocar a Sadam Husein, pese a que ni siquiera los observadores de la ONU pudieron confirmar que esas armas existieran.
Su 'confesión' no ha sido fruto del remordimiento de conciencia. En realidad Blair, hoy cómodamente instalado en el dólar como asesor de gobiernos tan dictatoriales como el que insistió en derrocar, sabe que será condenado al escarnio público cuando se publique el Informe Chilcot y ha querido ir allanando el terreno. Auspiciado por el Gobierno de Gordon Brown, laborista como él, el informe, encargado en 2009, debería arrojar luz sobre los errores o aciertos cometidos por el Gobierno británico entre 2001 y 2009, es decir, desde el momento en que comenzó a urdirse la invasión (al poco de caer las Torres Gemelas, cuando Bush acuñó el término eje del mal -Irak-Irán-Corea del Norte-) hasta que las tropas británicas salieron de Irak.
El informe debía de haber estado listo para su publicación en 2012 pero tres años después tanto los interesados mencionados en el informe como el Gobierno americano siguen poniéndole trabas puesto que parece claro que no será precisamente uno de esos 'tochos' amables, y tanto desde un lado como desde otro se está intentando matizar para que no sea una bomba nuclear como la que cayó en Hiroshima y se quede quizás en algo más parecido al bombardeo de Dresde. Es decir, un destrozo brutal pero sin los efectos secundarios de la radiación atómica.
Más difícil será, por no decir imposible, que Blair, Bush o Aznar paguen con sus carnes --¿cárcel?-- y no sólo con su reputación por haber iniciado una guerra apoyándose en pruebas falsas y en contra de la legalidad internacional de la que, doce años después, no sólo Irak sigue resintiéndose sino todo Oriente Próximo y gran parte del planeta. El nacimiento y multiplicación del terrorismo del Estado Islámico tiene su origen en gran parte en aquella guerra, un conflicto que, además de provocar cientos de miles de muertos en Irak y varios miles entre las tropas occidentales, no mejoró las condiciones de vida de aquel país y alrededores sino que los sumió en un caos sangriento del que a día de hoy nadie sabe cómo escapar. El propio Blair fue preguntado al respecto en la misma entrevista y tuvo que reconocer: "Los que derrocamos a Sadam Husein en 2003 no podemos decir que no tengamos responsabilidad en lo que está ocurriendo allí en 2015".
En Estados Unidos no se prepara un Informe Chilcot, aunque las voces que han pedido que se juzgue a Bush como criminal de guerra no son pocas. Allí, como suele ocurrir con todo lo que hacen sus presidentes, la historia se revisará entre 25 y 50 años después de los hechos, cuando muchos de los archivos secretos relacionados con la invasión sean 'liberados' por el FBI. Para entonces Bush y muchos de sus halcones neocon estarán muertos así que ellos descansarán en paz, mientras que Blair tendrá que sufrir al menos un ataque de urticaria cuando el esperado Informe Chilcot sea por fin publicado en 2016.
¿Y en España, en cambio, qué pasará? Aznar entró en la coalición liderada por Bush con la abrumadora mayoría de la población de su país en contra y esa decisión además llevó a España a convertirse en objetivo militar de Al Qaeda, que dejó claro su cabreo matando a 190 personas durante los atentados del 11-M. El entonces presidente además trató de endiñarle a ETA la culpa de aquellos ataques, algo que por suerte los españoles no compraron, echando a su gobierno de la Presidencia tres días después. El poder militar de España es ridículo comparado con el de Gran Bretaña o Estados Unidos así que entrar en aquella coalición era, sobre todo, un acto de narcisismo para pasar a la historia como un gran libertador. El síndrome de Hubris de mister Aznar, igual que el de Blair, roza el patetismo. Sin embargo, como todo arrancó con una mentira y se hizo mal desde el principio --es muy revelador en ese sentido el documental de Charles Ferguson No end in sight-- aquello era imposible que acabara bien. Y a España, jugador de medio pelo en la geopolítica mundial, le costó, además de las víctimas del 11-M, la muerte de once militares y dos periodistas, José Couso y Julio Anguita Parrado. Éste último, además, era mi amigo. Ya que no tendré el placer de ver a Aznar y a sus compinches dar con sus huesos en la cárcel --el mundo aún no es un lugar justo-- sí quisiera al menos poder ver su nombre en una investigación pública como el Informe Chilcot, pero firmado en España. Creo que es lo mínimo que los familiares y amigos de todos los muertos de aquella guerra nos merecemos.
Era una imagen originalmente destinada a tener sólo dos protagonistas. Pero en la foto de las Azores insistió en colarse José María Aznar, condenándose así a un futuro de villano de segunda junto a dos presidentes, George W. Bush y Tony Blair, que aspiraban a ser recordados como héroes y libertadores...
Autor >
Barbara Celis
Vive en Roma, donde trabaja como consultora en comunicación. Ha sido corresponsal freelance en Nueva York, Londres y Taipei para Ctxt, El Pais, El Confidencial y otros. Es directora del documental Surviving Amina. Ha recibido cuatro premios de periodismo.Su pasión es la cultura, su nueva batalla el cambio climático..
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