El de arriba es Xavier García Albiol en campaña electoral. El de abajo es Xavier García Albiol una vez pasada la campaña. Ayer, concretamente:

“Uno de los grandes problemas que tiene Europa y Occidente es el multiculturalismo”. 

García Albiol, el político que se propuso limpiar Badalona y acabó metido en un contenedor, no pronunciaba estas palabras en el contexto del discurso de clausura del XVI Foro Internacional de Integración y Convivencia en las Grandes Urbes, sino en su página de Facebook, en el contexto de los atentados terroristas del pasado viernes en París.

Homenajeando a Juanjo de la Iglesia, aquel presentador del mítico CQC que, con un puntero de madera analizaba titulares con doble intencionalidad aparecidos en prensa, tendríamos que decir que de las palabras del político se desprende la ridícula idea de que los atentados de París que causaron 129 muertes podrían tener su origen en tradiciones culturales. Esta conclusión, lógicamente, puede ofender, no ya a quienes sufren el dolor de actos terroristas, sino a cualquiera que tenga dos dedos de frente, ya sea francés musulmán o agnóstico, ateo de origen albanés o católico de Mozambique. 

Si la intención del político al dar su opinión sin que nadie se la pidiera, no era ofender al sentido común ni beneficiarse políticamente del dolor, sino expresar sus fobias personales, el titular correcto en su página de Facebook y el que recomendamos desde el curso de ética política debería haber sido el siguiente: “Aprovechando que se habla del atentado y aunque no venga a cuento, tengo que decir que a mí nunca me han gustado los moros, los negros y esa gente”. Este segundo titular se hubiera ajustado mucho mejor a la realidad y hubiera resultado menos ridículo e insultante que el juego rocambolesco del titular número uno intentando relacionar terrorismo con costumbres propias de cada una de las distintas culturas que pueden convivir en ciudades como París.

Claro que, si esta era la intención de García Albiol, si pretendía hacer el ridículo banalizando con un drama de este tipo, ¿por qué no prescindir directamente de la realidad y lanzarse de cabeza a la piscina de la falta de rigor y vergüenza? De esta forma, por ejemplo: “Los moros tienen como costumbre provocar matanzas en el centro de París, es algo cultural”. O por qué no, con este otro: “Se empiezan cortando el pelo a lo salvaje como el negro que se coló en mi foto y se acaban inmolando”.

Como no creemos que sea afortunado, ni mucho menos ético, usar una tragedia mezclando el tocino y la velocidad para lograr una foto de la realidad manipulada e interesada, como la que el político se hizo en campaña electoral, desde este curso de ética política le recomendamos al señor García Albiol el segundo titular.