Marc Trévidic / Juez experto en terrorismo
"Hemos dejado crecer un monstruo"
France 2 París , 18/11/2015
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Marc Trévidic (Burdeos, 1965*) ha sido juez de instrucción en la sección antiterrorista de París durante la última década. Tras su relevo hace un par de meses, su contacto directo con muchos de los detenidos acusados de yihadismo durante esa década, pero sobre todo durante los “dos últimos años y, más intensamente, los últimos meses”, le ha convertido en una voz de referencia después de que el viernes, 13 de noviembre, una serie de atentados causara 129 muertos en la capital francesa. CTXT reproduce, con el permiso expreso y exclusivo de France 2, parte de la entrevista (ver al final) que la cadena pública realizó con Trévidic el sábado, dentro de una emisión especial dedicada a los atentados : “El último [detenido] que entrevisté, en agosto pasado, lo reconoció y lo dijo, que le habían pedido hacer un atentado en un concierto de rock”, declaró el juez.
David Pujadas (France 2): Usted nos está diciendo que hace tres meses había alguien en su despacho hablando de un atentado en un concierto de rock.
Marc Trévidic: Sí, absolutamente. Es lo que le habían pedido hacer. Y se lo había pedido el Estado Islámico. Ellos tienen muchísima gente. Por lo tanto pueden hacer atentados suicidas, pueden perder gente, pueden enviar tantos como quieran, y la gente que detenemos, les da igual. Porque si no lo consiguen a la primera, la segunda o la tercera vez, lo conseguirán a la quinta o la sexta. Ellos tienen esa capacidad, que en verdad Al Qaeda ya no tiene, digamos, de derrochar personal. El Estado Islámico tiene todos los medios necesarios.
Perdone. Cuándo usted escuchó a esa persona hablando de un proyecto así, ¿tuvo la impresión de que tenía delante de usted a alguien con la determinación para llevarlo a cabo o de alguien con un perfil de iluminado que no habría ido jamás hasta el final?
A mí lo que me decía es que él había dicho que sí para poder irse [de Siria], pero que él jamás habría hecho un atentado así. Pero nunca sabes si es por utilitarismo o no [que lo dicen]. Ese es el problema del juez respecto a estos individuos. Sobre ese caso, no puedo decirle. Porque muy pocas veces se presentan delante de usted diciendo “yo iba a hacerlo”, “estaba decidido a hacerlo”; generalmente, dicen “claro, yo no lo habría hecho jamás”, “eso es lo que me habían pedido que hiciera”. Con que esa es la dificultad. Claro que en gran parte muchos de ellos están decididos. Ahora, eso depende también de su perfil, del tiempo que han pasado allí. Cuando vemos el grado de organización de los atentados, vemos que ha hecho falta por lo menos fabricar los cinturones de explosivos o traerlos directamente desde Siria. Son productos inestables, hay que ser bastante profesionales, hay que pasearse con ellos. Son profesionales de guerra.
Y a usted le sorprende encontrarse frente a un caso en el que ocho personas, al menos, ocho personas tienen esa determinación, esa organización, ese grado de motivación para hacer eso.
Yo pienso que si el emir de una katiba (célula) del Estado Islámico en Siria pide que levanten la mano, de entre sus reclutados, quienes quieran hacer un atentado en Francia, vas a ver doscientos brazos levantados en medio segundo.
Aterrador.
Así que no me sorprende para nada que encuentren ocho. Fíjese en los atentados que llegan a realizar, en Líbano, por no hablar del avión [ruso derribado en Egipto]. Y es lógico, puesto que durante tres años los hemos dejado crecer y volverse muy poderosos. ¿Qué podemos esperar de un grupo terrorista si se le deja llegar a ser muy poderoso?
Se les ha dejado crecer, ¿en Siria, se refiere?
La política mundial. Porque no hay nadie a quien señalar con el dedo. Las historias de que Rusia protege a fulano hace que no hagamos nada… Al cabo de tres años, hemos construido, hemos dejado crecer un monstruo y, una vez que un grupo terrorista se hace fuerte, exporta sus capacidades. Si no es fuerte, se repliega sobre sí mismo, lo golpeamos, hace la guerra en su terreno, no tiene otra posibilidad. El GIA [Grupo Islámico Armado] en los años noventa pudo atacar Francia porque se había vuelto muy fuerte, porque tenía una capacidad de proyección. Al Qaeda en Afganistán, desde que tuvieron una capacidad de proyección suficiente, cometieron atentados en Occidente. Y de envergadura. O sea que es siempre la misma historia. Dejamos que se desarrolle un grupo terrorista, un monstruo, y luego nos sorprendemos: oh, tenemos enfrente a un monstruo. Pues sí.
Usted dice: tenemos un monstruo frente a nosotros; por tanto, estamos en guerra.
Cada uno escoge las palabras que quiere. Guerra es una palabra muy grande. Tenemos miedo a utilizarla. Además, ahora, cuando hay una guerra en alguna parte ya nadie va a mantener la paz, los Cascos Azules ya no existen... Pero son siempre las mismas bombas, los mismos aviones, los mismos fabricantes, o sea que es una guerra. Claro que es una guerra. De acuerdo, en el sentido jurídico, para la Convención de Ginebra… Pero por lo demás, son armas, es gente que tienen kalashnikovs, y que nos dispara.
Entonces, usted, jefe de la sección antiterrorista durante diez años, dice que no hemos tomado la medida, que hemos dejado crecer demasiado ese monstruo en Siria. ¿Pero hemos tomado la medida del riesgo que esto representaba en Francia? ¿Hemos tomado las medidas que hacían falta de vigilancia, de seguridad?
No se trata sólo de la seguridad y la vigilancia. De verdad que hace falta mirar este problema en los últimos diez años. Después del primer conflicto en Irak, hemos visto la propaganda yihadista por todo el territorio, en internet también, pero no únicamente. Y la radicalización se disparó. Así que, no se trata sólo de un simple problema de vigilancia, de juez, de meter a la gente en prisión; sino de tratar las causas. Ahora hemos empezado a tratar las causas. Porque esto ha explotado y hay un movimiento demasiado evidente de la gente que se va a Siria. Pero durante diez años no hemos hecho nada. Absolutamente nada. No hacíamos nada en las prisiones, nada fuera, nada para evitar que internet llegaran a todas las casas, nada para impedir que un niño pueda ver vídeos yihadistas. Así que ahora estamos tratando todo al mismo tiempo. El aspecto de seguridad a corto plazo. Pero hay que tratar también a largo plazo, a diez años, el fenómeno de la radicalización. Y todo esto lo hemos empezado ahora.
Cuando usted dice que hay que “tratar el fenómeno de la radicalización”. ¿Habla de internet, de esos vídeos de propaganda, de qué se trata, se trata de esas acciones de radicalización de las que hablábamos antes?
Acciones sobre la radicalización en las cárceles, en feudos verdaderamente salafistas, pero también acciones para evitar que la gente se radicalice. Porque si debemos des-radicalizar significa que hemos perdido una parte de la batalla.
Cuando se habla de una acción para evitar que la gente se radicalice: ¿se piensa en una acción en los barrios, una acción económica, una acción psicológica, una acción de educación, en la escuela, en qué estamos pensando?
En todo. Todo. Porque si la justicia tiene planes de desradicalización en las prisiones, si usted trata de desradicalizar las prisiones, si cuando salen, se reencuentran en su ambiente salafista, quiere decir que todo empieza de cero. Así que hace falta que fuera, que dentro, todas las partes hagan algo; y luego hay que luchar contra esa ideología, mostrar hasta qué punto es horrible.
Ahora está hablando del salafismo.
Claro. No hay que tener miedo de la palabras. Hay que mantenerse, ser firmes, porque si no, es también nuestra ambigüedad, la ambigüedad de la sociedades modernas: somos amigos de gente que tienen una ideología muy cercana.
¿Está pensando en Arabia Saudí?
Claro, el wahabismo ha difundido esa ideología por todo el planeta desde el conflicto en Afganistán, por simplificar, desde 1979. Entonces, ¿somos sus amigos porque es un socio económico? La política americana sabe en qué consiste: “adoramos a los fundamentalistas religioso si son liberales en economía”. Es así desde hace años. Es su credo. Los saudíes, muy bien, los qataríes, muy bien, porque comercian, porque son económicamente liberales. O sea, que les encantan los fundamentalistas religiosos, estamos en una paradoja total. Y hasta que no salgamos de ahí. ¿Cuáles son nuestros valores? ¿Apretar la mano de alguien que obliga a ponerse el velo integral a su mujer, bajo el pretexto de que nos vende armas, o de que le compramos petróleo?
Me quedo con lo que usted dice. Que la guerra contra el terrorismo del distrito X y XI de París, o de Seine Saint Denis, se juega realmente en el escenario exterior, en las relaciones diplomáticas con ciertos países, en nuestras acciones militares contra ciertos grupos terroristas.
Y la lucha contra la ideología y contra aquellos que la propagan, que no son nuestros amigos.
Hace un momento ha dicho: no me sorprende, porque si preguntamos en Raqqa, capital del grupo Estado Islámico en Siria, quién querría desarrollar una acción en Francia, habría 200 brazos que se levantarían.
Por lo menos.
Resulta aterrador. Y da que pensar que lo que hemos vivido recientemente, no va a ser una excepción.
No, claro. Hemos entrado en una guerra, decíamos, pues en una guerra no hay una sola batalla. El problema es que son ellos los que marcan los tiempos. O sea, que hay que intentar cambiar el viento y ver cómo podemos marcar nosotros los tiempos. Porque ahora, ¿qué van a hacer?: van a ver nuestras reacciones. Eso es lo más probable. Que no hagan nada durante cinco o seis meses, para ver la reacción de Francia, ver qué ocurre, ¿metemos a la gente en centros de retenciones, etc? Ellos usan esa técnica desde Bin Laden. Ellos tienen la idea de que nosotros vamos a golpear a la comunidad musulmana, los musulmanes van a decir, veis, Occidente está contra nosotros, etc, así que se van a radicalizar aún más fácilmente. Es el efecto bola de nieve. Y eso se ha puesto de verdad por escrito, como estrategia de Al Qaeda, por tanto, hace ya tiempo. Hace falta que los musulmanes se subleven, y para eso, primero hace falta que les golpeemos, para que luego se subleven.
Y su impresión, y no me dirijo ya al antiguo juez antiterrorista, sino al observador, ¿Francia aguanta? Aguantó después de Charlie Hebdo, después del supermercado kosher, ¿va a aguantar esta vez también?
Bueno, mientras que no nos peguemos entre nosotros, hay que admitir que Francia es un gran país, capaz de asumir actos de guerra, actos muy duros contra esta población, porque a pesar de todo, digamos lo que digamos, suman menos muertos que por delincuencia común. Por tanto, hay que relativizar, si nos mantenemos unidos, si hacemos como los ingleses después de lo que ocurrió en el metro [en los atentados del 7 de julio de 2005 en Londres], no somos un país tan débil como para tener miedo del Estado Islámico. El único mensaje es ese y espero que los políticos lo hayan entendido bien y que no se vayan a pelear durante las elecciones [regionales del próximo mes de diciembre].
Traducción de Braulio García Jaén.
*En la primera versión de este artículo, la fecha de nacimiento decía 1950. La correcta es 1965.
Marc Trévidic (Burdeos, 1965*) ha sido juez de instrucción en la sección antiterrorista de París durante la última década. Tras su relevo hace un par de meses, su contacto directo con muchos de los detenidos acusados de yihadismo durante esa década, pero sobre todo durante los “dos últimos años y, más...
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