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Todoterreno físico, sanguíneo, con personalidad y con un futuro dorado. Así es Thomas Partey, un ilustre desconocido para la afición atlética, desde el rincón más cholista del intestino grueso del Vicente Calderón, pasando por el exigente tendido siete de tribuna de socios. Ilustre, porque todo el mundo, pese a no haberle visto jugar, le conoce. Desconocido, porque una abrumadora mayoría sabe de sus prestaciones y sus condiciones por terceras personas, pero no ha tenido una oportunidad de poder hacerse a la idea de qué tipo de jugador es. Thomas, que en su primera cesión fue el mejor del Mallorca y en su segunda cesión fue el corazón del Almería, siempre ha atesorado unas credenciales magníficas. En verano, cuando una de las joyas de la cantera colchonera trabajaba para hacerse un hueco en la primera plantilla, llegaron múltiples ofertas por el mediocentro. A la puerta del Atlético llamó el Rayo, después el Getafe, posteriormente el Zaragoza y reiteradamente, pidió referencias el Levante. Más allá de nuestras fronteras, el medio también despertó el interés de un par de clubes alemanes (rumores sobre el Werder Bremen) y de un gigante turco, el Galatasaray. Sin embargo, Thomas, que lleva soñando con triunfar en el Atlético desde que brillase en el filial con Alfredo Santaelena, no quiso volver a marcharse del Calderón. Simeone, que vive del rendimiento inmediato pero sabe qué horizonte y qué expectativas tiene el chico, le pidió que se quedase para aprender, trabajar y evolucionar. Hoy, después de la grave lesión de Tiago, mariscal de campo del Cholo, la figura del mediocentro ghanés adquiere relevancia. Si parecía condenado a salir en enero, la realidad es que ahora aspira a jugar muchos minutos, y quién sabe si como titular del Atlético, en diciembre.
Nada más pisar el césped del Calderón para hacer realidad su debut oficial con la elástica rojiblanca, Thomas Partey dejó su tarjeta de visita. Repetimos: se trata de un futbolista físico, sanguíneo, con personalidad arrolladora y un futuro dorado. Ante el Espanyol no se escondió. La recuperó casi siempre y la pidió mucho. La protegió como un diamante y la ofreció con diligencia. Supo tenerla, administrarla y robarla. Y de propina, hizo gala de su secreto mejor guardado: su terrorífico disparo de media distancia. Sí, porque detrás de esa magnífica carrocería de ébano que adorna a Thomas, se esconde uno de los mejores y más potentes chutadores del campeonato. Potente, autodidacta y lúcido, el canterano del Atleti ha crecido fuera del Atleti, ha madurado y ha regresado dispuesto a no tener que irse nunca más. Su padre, que entrena y preside un equipo en Odumase Krobo (Ghana, localidad natal de Thomas), sabe que su hijo se ha preparado, a conciencia, para lograr su objetivo: triunfar en el Atlético a base de tenacidad y esfuerzo. Admirador de Steven Gerrard y de Touré, con cualidades para ser un box to box refutado en la Premier, con un físico envidiable para ser figura en el fútbol francés y con una personalidad de hierro para jugar en la Liga, Thomas pasó años soñando con debutar en el Atlético. Ya lo ha logrado. Ahora su siguiente paso es jugar muchos minutos. Y su objetivo, triunfar.
En su caso, como en el de Lucas Hernández, el hijo del mítico Jean François, están haciendo realidad un sueño que han perseguido con insistencia y constancia. Ambos, en silencio y con trabajo, están llamados a lograrlo. Lucas y Thomas han sido, en incontables ocasiones, los descartes del Cholo en el día a día de una plantilla con un nivel de competencia interna más que notable. Los dos, con una actitud excelente y una ética de trabajo elogiable, han seguido corriendo, trabajando y compitiendo como si fuesen titulares indiscutibles, convencidos de que su oportunidad llegaría. La de Lucas llegó ante el Madrid en la Copa y el chico la aprovechó, demostrando al Calderón que tiene madera y recursos para ser un central que mueva pasiones en el Atleti. Ahora esa chance le llega a Thomas Partey. Y el todoterreno ghanés no es de los que dejan escapar las oportunidades. Su debut no pasó inadvertido ante el Espanyol. Será el primero de muchos partidos como rojiblanco, el tiempo se encargará de demostrarlo. Si desarrolla todo el potencial que lleva dentro y muestra su arrolladora personalidad, este hasta ahora ilustre desconocido para la afición pasará a ser un referente. Un chico que, más pronto de lo que él mismo cree, será apreciado por el tendido siete de la tribuna de socios del Manzanares y sobre todo, idolatrado por el rincón más cholista del intestino grueso del Vicente Calderón.
Todoterreno físico, sanguíneo, con personalidad y con un futuro dorado. Así es Thomas Partey, un ilustre desconocido para la afición atlética, desde el rincón más cholista del intestino grueso del Vicente Calderón, pasando por el exigente tendido siete de tribuna de socios. Ilustre, porque todo el mundo, pese a...
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Rubén Uría
Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.
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