El Atleti, el nuevo favorito
Los favoritos no se dicen, se demuestran en el campo. Con Simeone, este Atlético tiene su propio discurso. Su historia ya no la escriben otros. Es suya. Y es fácil: favorito a nada, respeto a todos, miedo a nadie
Rubén Uría 25/11/2015
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Gana dos partidos y el Atleti, que nunca es portada, pasa a ser alternativa. Acumula tres victorias y por arte de magia, el que nunca interesa ya es favorito. Pincha el que vende y los mismos que ignoran al Atlético por sistema pasan a exigirle que sea el equipo que ellos necesitan. Pasan del Atlético durante décadas, pero cuando la industria necesita su concurso, cuando su producto estrella, el Madrid, se les cae, giran el cuello y se fijan en el Atlético, al que construyeron el traje de El Pupas, para pedirle que sea, por un tiempo, el favorito. En definitiva, un globo al que poder hinchar en la victoria y al que poder desinflar, a voluntad, en la derrota. Antes de la llegada de Simeone, los atléticos tenían claro su rol mediático: papel de comparsa y prótesis de Pupas. Su estatus, el del perdedor simpático, el del looser que inspiraba pena, ese del que no merecía la pena ocuparse. Ahora, con el Cholo, el negocio se ha estrellado contra una pared: el partido a partido. Que no vende, pero funciona. Que no hace caja, pero gana títulos. Que no destila glamour, pero que huele a linimento. Que no rellena tertulias, pero inspira al vestuario.
El discurso del Cholo rechina en el imperio del cartón piedra: sin grandes titulares, sin frases huecas, sin entrevistas cursis, sin discursos prefabricados, sin masajes mediáticos, el Atlético camina con decisión hacia la playa y tiene el agua de McArthur a la altura del muslo. De la mano de Simeone, el Atlético ha pisoteado sus complejos y enterrado su prótesis fatalista. En su lugar, el Cholo ha edificado un grupo que no levanta la cabeza del partido a partido y que tiene clara su dinámica: presumir poco y trabajar mucho. Reglas simples y eficientes. Con ellas, este Atleti ha logrado el milagro: de moribundo a campeón. Ese impacto ha sido tan brutal, tan inesperado, que los que se pasaron años vendiendo que el Atlético era un perdedor nato, un equipo sin arreglo, al que poder abandonar y despreciar, ahora, asombrados, intentan convencer al personal de que el Atlético es favorito para ganarlo todo. Favorito, dicen. Les encanta esa palabra. Mejor dicho, les fascina. No deja de tener su gracia que los que consideran favorito al Atlético (en realidad, saben que no lo es, pero pretenden hacerlo creer) sean justo los mismos que condenan al Atleti a ocupar menos espacio en los periódicos que la cartilla por cupones de la cubertería oficial del Madrid.
La realidad, que no vende periódicos pero ayuda a ganar campeonatos, es que el Atlético es rico conforme a diecisiete equipos y más pobre que las ratas en comparación con otros dos. La verdad es que el Atlético, un gigante dormido al que despertó Simeone, es una alternativa de poder, pero jamás un favorito a nada. La bacalada es que el negocio intente vender que el Atleti --que realmente les interesa entre cero y nada-- es favorito. El Atleti, que no vende, del que pasan y al que abandonaron, ellos sabrán por qué, les viene de cine para ser un relleno. Si su producto estrella les falla, si el Madrid no carbura, miran al Atleti y dicen, ojo, que es “favorito”. Y la verdad, ese eslogan vacío no cuela. El Atleti ni es favorito, ni vive de ello, ni lo necesita, ni acepta un lugar ficticio e interesado que no le corresponde, porque no se siente cómodo. El Atleti, partido a partido. Que no vende, pero funciona. Que no contenta oídos, pero que levanta títulos. Que no rellena periódicos, pero que huele a vestuario, sudor y camiseta. Que no genera horas de tertulias absurdas ni debates de todo a cien, pero que destila fútbol. Del reconocible. Del de toda la vida, de ese donde los favoritos no se dicen, se demuestran en el campo. Ese donde, si se trabaja y se cree, se puede. Con Simeone, este Atlético tiene su propio discurso. Su historia ya no la escriben otros. Es suya. Y es fácil: favorito a nada, respeto a todos, miedo a nadie.
Gana dos partidos y el Atleti, que nunca es portada, pasa a ser alternativa. Acumula tres victorias y por arte de magia, el que nunca interesa ya es favorito. Pincha el que vende y los mismos que ignoran al Atlético por sistema pasan a exigirle que sea el equipo que ellos necesitan. Pasan del Atlético durante...
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Rubén Uría
Periodista. Articulista de CTXT y Eurosport, colaborador en BeIN Sports y contertulio en TVE, Teledeporte y Canal 24 Horas. Autor de los libros 'Hombres que pudieron reinar' y 'Atlético: de muerto a campeón'. Su perfil en Twitter alcanza los 100.000 seguidores.
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