Javier Andrés y Rafael Doménech / Economistas, autores de 'En busca de la prosperidad'
“No podemos seguir creciendo a base de consumo y poca productividad”
Ángeles Caballero 2/12/2015
Los economistas Javier Andrés y Rafaél Doménech.
Daniel Santamaria
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Es la última entrevista del día, hace frío en la azotea de la Fundación Rafael del Pino, y los economistas Javier Andrés y Rafael Doménech reciben a CTXT antes de la presentación de En busca de la prosperidad (Deusto). Andrés, doctor en Economía y catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, y Doménech, economista jefe de economías desarrolladas en el BBVA Research y catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, tienen ganas de hablar de su libro y pocas de apuntar con el dedo, ya que su corrección política asoma ante preguntas en las que aparecen nombres como los de Daniel Lacalle o el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo. Pero los 24 minutos de entrevista bastan para dejar claras sus intenciones: soluciones de urgencia, vale, pero no son sostenibles en el tiempo.
En su libro hablan de crear empleo de calidad y estable. Ahí es nada. ¿Eso cómo se consigue? ¿Qué partido político, ahora que estamos en campaña electoral, ven más capaz de conseguir tal propósito?
Javier Andrés. Crear más empleo y de más calidad no es solo cuestión de hacer reformas en el mercado de trabajo, es algo que abarca muchas más cosas. Requiere cambiar las bases del crecimiento económico en España. Porque hemos crecido a base de tirones de la demanda y aprovechando unas relaciones laborales que favorecen el empleo precario y que se creen empresas de escaso tamaño y al calor de ese tipo de regulación. Lo que planteamos es cambiar y avanzar en las relaciones laborales (se han hecho cosas pero hay que profundizar, claramente) y cambiar otro tipo de regulaciones, en este caso, en el mercado de bienes y servicios, y favorecer que las empresas crezcan, sean más productivas y por lo tanto demanden más capital humano. Y eso repercutirá en que la gente quiera formarse más. Pero no es un pez que se muerda la cola, esto también requiere cambios en todo el entramado institucional para favorecer la competencia. Bien regulada, pero una competencia que incentive lo mejor de cada uno.
Rafael Doménech. Cuando miramos fuera la experiencia de otros países y las reformas que han hecho en las últimas décadas, las han hecho partidos de muy distinto color político. En algunos casos las han empezado partidos de un tipo y las han acabado partidos de otro. En el caso de Alemania las empezó Schröder y las acabó Merkel. En España creemos que muchas de las reformas se van a tener que hacer con pactos y también con la sociedad civil.
Con el libro hemos señalado los retos, hemos dicho por dónde tienen que ir las soluciones, y son ideas que cualquier partido político que quiera abrazar esa idea de progreso y prosperidad lo puede y debe hacer, independientemente de que esté más a la derecha o a la izquierda.
Estamos creando empleo, pero un empleo lleno de temporalidad (llevamos décadas sin bajar del 30%) y precariedad. Y el sector servicios y la construcción parece que vuelven a tirar del carro. ¿No aprendemos? ¿Lo llevamos en el ADN?
J. A. En el ADN no lo llevamos, lo llevamos en un entramado de incentivos y reformas a los que nos hemos ido acostumbrando. Y en la salida de esta crisis tan profunda, cuanto más empleo haya mejor, porque no hay nada peor que estar desempleado. Eso como una salida de urgencia es bueno, pero no nos podemos quedar ahí porque España tiene que competir con el resto del mundo. Primero, por razones personales, porque la gente no se puede mantener en esos niveles de precariedad, pero es que además España no puede. Hemos crecido sobre la base de consumir mucho y producir relativamente poco, cosa que ya no vamos a poder hacer como antes. No demonicemos lo que está pasando ahora, pero no se puede mantener así.
El contrato temporal tiene que existir, pero debe tener carácter residual
Hablan de simplificar el menú de contratos y modernizar el menú de indemnizaciones. ¿A favor o en contra del contrato único? ¿Qué otras soluciones proponen? ¿Los 20 días no son suficientes?
R. D. Lo que proponemos es que el contrato temporal tiene que existir, pero tiene que tener carácter residual, y el contrato por defecto al que opten los trabajadores y las empresas tiene que ser el indefinido. ¿Cómo hacerlo? Introduciendo un sistema de cuentas individuales, lo que se conoce como mochila austriaca, que consiste en un esquema de indemnizaciones crecientes con el tiempo y un sistema en el que, al principio, el contrato indefinido tenga un coste indemnizatorio menor que el temporal, y después irá creciendo. De esta forma el trabajador está más motivado porque tiene contrato indefinido y por tanto va a tener un salario más elevado (nosotros calculamos un promedio del 15% más) y proponemos un seguro de despido que suponga un 2% o un 3% del salario anual que iría a la cuenta del trabajador. Esto también reduce la incertidumbre que supone para la empresa y que, si en un momento determinado va mal, no ponga en peligro su supervivencia porque esto ya lo ha periodificado en el tiempo. Es cambiar una indemnización incierta en el futuro por un seguro.
No hablamos de penalizar a la pequeña empresa, pero hay que ayudarle a que crezca hasta que alcance su tamaño óptimo
¿Cómo se internacionalizan y se fortalecen las empresas en un país con un 99% de pymes, de las cuales más del 90% son micropymes, la mayoría nacen, crecen y mueren como mera solución de autoempleo y escasean las ‘gacelas’ (empresas con alto potencial de crecimiento)?
J. A. El autoempleo es una solución de urgencia que puede valer para algunas personas, pero pensemos en un sistema en el que hubiera menos regulaciones y más incentivos para crecer que permita más gacelas, que son las que crean mucho empleo. Esas personas que optaron por el autoempleo no tendrían por qué emprender individualmente, ya que se puede emprender dentro de una empresa y ayudarla a crecer. No hablamos de penalizar a la pequeña empresa, pero hay que ayudarle a que crezca hasta que alcance su tamaño óptimo, que pueden ser 50 trabajadores, 27 o 200, pero no a dejar de hacerlo por razones espúreas, puramente regulatorias…
Daniel Lacalle hablaba, durante la presentación de su último libro, de que la última reforma laboral es la única que ha pensado precisamente en la estructura empresarial de este país. ¿Están de acuerdo? ¿Es mejor tener empleo de baja calidad que no empleo, como aseguró en su intervención?
J. A. Eso yo no lo pondría en mi boca. Tenemos que salir de la crisis (no hay nada peor que el desempleo y hay que cortar esa sangría como sea) y eso no puede ser ni siquiera un eslogan, no puede ser algo con lo que uno salga a la calle….
Podemos en el corto plazo tratar de mejorar los problemas individuales de muchas personas que son graves, entonces sí es preferible cierta precariedad
Pero sabe que los hay muy provocadores…
J. A. Exacto. Lo que hay que evitar es el desempleo a toda costa, pero hay que evitarlo hoy, evitarlo mañana y en la próxima recesión.
R. D. Podemos en el corto plazo tratar de mejorar los problemas individuales de muchas personas que son graves, entonces sí es preferible cierta precariedad siempre que tengamos un plan a largo plazo.
J. A. Porque yo en esa frase veo conformismo. Mejor lo precario que no empleo.
R. D. Creo que no debemos entrar a valorar las frases porque entonces las cosas se sacan de contexto. A lo mejor dijo esa frase y acto seguido dijo lo que nosotros (risas).
Aseguran que las cosas empezaron a torcerse antes de la crisis. ¿Cuándo y por qué?
R. D. Hablamos de gravedad relativa porque nos estamos comparando con los mejores países del mundo. Por eso decimos que España no es un milagro ni un país que lo haya hecho todo bien, pero tampoco es un fracaso. Lo que estamos diciendo es que en los últimos 30/35 años hemos crecido tanto como estas economías. Lo que nos crea insatisfacción es que en estas décadas no hemos conseguido reducir la distancia a esa frontera que supone la excelencia y en la que sí están esos países, que son los que tienen mayores niveles de empleo, productividad y renta per cápita. Las cosas empezaron a no mejorar, a no reducirse esa brecha en esas tres décadas. Durante este tiempo hemos tenido desempleo estructural que de media ha sido de un 15%, mientras que en esos países ha estado en el 5%, y a tener una brecha de productividad que también de media se ha mantenido constante, hemos sido incapaces de reducir.
Con respecto a la media europea hemos convergido bien, pero nos estamos comparando con los mejores que, puestos a pensar en el futuro, es un ejercicio que debemos hacer.
Hablamos de gravedad relativa porque nos estamos comparando con los mejores países del mundo. Por eso decimos que España no es un milagro ni un país que lo haya hecho todo bien
Afirman que uno de los aspectos desfavorables que se aplican a España es la percepción de que la corrupción ha aumentado de forma muy considerable en los últimos años de expansión y en la crisis. Gürtel, Púnica, ERE, cursos de formación, los Pujol, Caso Noos…. ¿Percepción? ¿Estamos, como dicen algunos, perdiendo calidad democrática?
R. D. Lo que genera este tipo de problemas es mucha desafección con las instituciones políticas y con el propio funcionamiento de la democracia si no es capaz de resolverlos a tiempo. Es un problema que tiene un coste económico. Y si nos comparamos con el resto de países del mundo estamos más o menos en el puesto 30 pero, claro, si nos comparamos con los mejores esa brecha nos cuesta muy cara. Si pudiéramos estar a la altura de otros países, como Dinamarca, Nueva Zelanda, Suecia, Holanda… si pudiéramos hacer que nuestras instituciones llegaran hasta su nivel nos supondría crecer medio punto de renta per cápita al año. Y cuando lo empiezas a acumular… no está mal. Y cuando mejoramos las instituciones empezamos a mejorar otros polos de la economía
Coinciden con otros expertos en considerar clave la educación. Pero estamos en un país con altísima tasa de abandono escolar (de las mayores de Europa), de ‘ninis’, y tenemos un ministro de Educación que dice que hay demasiados universitarios. ¿Qué hacemos?
J. A. Puede que haya muchos universitarios, yo no diría tal cosa, pero ése no es el problema de España. El problema es que el conjunto de la población activa tiene menor formación que los países que estamos señalando. Por lo tanto, si a mí me dicen ahora que hay que cambiar algún recurso, menos para las universidades y más para otra cosa, puedo planteármelo, pero lo fundamental es otra cosa; son, sobre todo, recursos más eficientes.
R. D. Creo que esa frase se ha sacado de contexto. El propio ministro la ha matizado, por tanto, no construyamos un hombre de paja de algo así. Pero, como dice Javier, no es incompatible seguir mejorando los estudios universitarios y atajar el fracaso escolar. Normalmente van acompañados. Cuando mejoras por abajo, mejoras también por arriba.
Es la última entrevista del día, hace frío en la azotea de la Fundación Rafael del Pino, y los economistas Javier Andrés y Rafael Doménech reciben a CTXT antes de la presentación de En busca de la prosperidad...
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Ángeles Caballero
Es periodista, especializada en economía. Ha trabajado en Actualidad Económica, Qué y El Economista. Pertenece al Consejo Editorial de CTXT. Madre conciliadora de dos criaturas, en sus ratos libres, se suelta el pelo y se convierte en Norma Brutal.
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