Dos millones de españoles residentes en el extranjero han tenido que hacer frente a numerosos obstáculos para ejercer su derecho al voto: plazos cortos, papeles que no llegan o la dificultad, tanto económica como de tiempo, que supone viajar al consulado más cercano. Trabas que proceden de la implantación del voto rogado en 2011. En 2008, un 31% de los emigrantes participó en las elecciones generales de ese año. Para las elecciones del 20-D, la participación ha caído a menos del 5%.

Marea Granate ha puesto en marcha una iniciativa de donación del voto, los abstencionistas ceden su voto a los residentes en otros países. “Tú puedes votar y no quieres, yo quiero votar y no puedo. #RescataMiVoto” es el lema de la campaña. La persona que piensa abstenerse y el emigrante que ha visto esfumarse las posibilidades de votar se ponen en contacto a través de la página web. Después, todo el proceso se hace de forma privada entre las dos personas involucradas y el emigrante le dice al donante a quién votar. Para Marea Granate con esta acción se garantiza que "el emigrante español ejerza su derecho fundamental y su voto cuente."