Reportaje
Perugorría, "tremendo guión para tremenda película"
El actor cree que los jóvenes cubanos van a liderar la renovación de la izquierda global. Los artistas emergentes y una incipiente clase media se citan cada noche en la FAC, el nuevo templo de la creación habanera
Mónica Andrade / Miguel Mora La Habana , 9/12/2015
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Yuliet Cruz y Jorge Perugorría en una escena de Se Vende.
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El rostro más internacional de Cuba --si dejamos fuera de esa categoría a Fidel Castro-- es un tipo sencillo y risueño, despojado de toda vanidad aparente. Se llama Jorge Perugorría, Pichi para los amigos, y forma parte del imaginario latinoamericano desde que Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío hicieran explotar su talento de actor teatral y su expresión de vecino entrañable en la mítica Fresa y Chocolate (1993), junto a los no menos talentosos Vladímir Cruz y Mirtha Ibarra. Aquella película fue rodada en pleno Periodo Especial de Crisis, y el compositor de la banda sonora, José María Vitier, suele bromear recordando que el presupuesto era tan bajo que la duda durante el rodaje era si titularla Fresa y chocolate o Fresa o chocolate.
Nacido en Wajay, en el sur de La Habana, en 1965 (el 13 de agosto, día del nacimiento de Fidel Castro), Perugorría ha cumplido ya casi 25 años de exitosa carrera cinematográfica y es hoy un cincuentón de aspecto bonachón y feliz; sigue siendo un noctámbulo irredento y guarachero, pero es también un padre de familia numerosa y ejemplar: casado con la actriz Elsa María Lafuente desde 1985, tiene cuatro hijos, todos varones y marcados por la inicial A: Anthuán, de 26 años; Andros, de 25; Adán, de 19; y Amén, de 15.
Los dos primeros, que lideran la banda de funk cubano Nube Roja, y Amén, el pequeño, son músicos, y Perugorría frecuenta sus primeros bolos con una mezcla de orgullo zumbón y caída de baba.
Esta semana, Nube Roja tocó tres noches en el templo de la movida habanera, la Fábrica de Arte Cubano (FAC), una vieja central eléctrica y factoría de aceite situada en el Vedado --calle 11 esquina con 26, cerca del puente de hierro--, reconvertida en un imponente local cultural y de ocio gestionado por artistas, sin intervención visible del Estado.
Fundada y dirigida por el documentalista X Alfonso con la ayuda de su hermana, Eme, la FAC abrió sus puertas en febrero de 2014 y hoy es un símbolo de la modernidad y la libertad del arte contemporáneo cubano, además de un lugar donde se encuentran los turistas más inquietos --tres millones de visitantes anuales, y subiendo--, la incipiente clase media de emprendedores privados, y la heterogénea y mestiza tribu urbana compuesta por músicos, literatos, cineastas, estudiantes, bailarines, arquitectos...
Entre los habituales de la FAC hay hijos, nietos y sobrinos de dirigentes de la Revolución; otros tienen parientes que emigraron a Miami, México o España, pero hay también muchos cuentapropistas --masajistas, informáticos, agentes inmobiliarios, abogados...-- que han aprovechado sus carreras universitarias y las reformas económicas impulsadas por Raúl Castro --quien hace solo unos días anunció, a los 84 años, que su mandato caducará en 2018-- para hacer lo que ha hecho Gustavo, un quiropráctico que vive de su estudio de masajes: "Muchos jóvenes han entendido que es el momento de montar un pequeño negocio y esperar el futuro en una situación ventajosa frente a los inversores extranjeros".
Esta nueva generación de cubanos tiene en común, además de una estupenda formación y un pasado duro --muchos mayores de 35 años vivieron temporadas en países del bloque soviético, todos sufrieron privaciones materiales y alimenticias-- la ambición y las ganas de seguir viviendo en Cuba. También les une un pequeño detalle pecuniario que marca la diferencia con el resto de la población y que resume las paradojas creadas por la llegada del micro-capitalismo al bastión del socialismo caribeño: todos pueden permitirse pagar los dos CUC que cuesta la entrada a la Fábrica de Arte Cubano.
El CUC, la moneda convertible, cotiza estos días a la par del euro. Pero el salario de un médico, explica Emilio, un odontólogo reconvertido en agente de alquileres para turistas, ronda los 1.600 pesos cubanos, que son unos 70 CUC al cambio oficial (un CUC son 24 pesos cubanos).
Los años locos, foto de Enrique Rottenberg expuesta en la Fábrica de Arte Cubano, el nuevo templo de la movida cultural habanera.
El complejo cultural conocido como La Fábrica está pegado al paladar (restaurante privado) de moda, El Cocinero, un local muy elegante presidido por una alta chimenea de ladrillo rojo, en el que esta noche hay seis mesas grandes repletas de turistas estadounidenses que comen langosta mariposa o pollo de corral americano y beben vino de importación a 40 CUC la botella.
La Fábrica y El Cocinero se inauguraron hace un par de años y hoy son la referencia gastronómica, artística y nocturna de la capital. La FAC abre de 08.00 de la mañana a 03.00 de la madrugada, y a partir de la medianoche se convierte en un hervidero de jóvenes que recuerda a la frenética actividad que se vivía en los años ochenta en Madrid, solo que con más sabor, más guapería y más sabrosura. Piercings, tatuajes, música en directo, copas, risas, besos... Y muchísimos teléfonos móviles, aunque la conexión a Internet sea todavía una quimera limitada a los turistas y a quienes se acercan a las fachadas de los hoteles para intentar rascar un poco de wifi.
En los pisos altos de la FAC hay varias galerías de arte, con estupendas exposiciones de fotografía, pintura, diseño gráfico, muebles y arquitectura. Destacan las series de fotos de Enrique Rottenberg y las instalaciones memoriosas e irónicas de la pareja Meira-Toirac, que reúnen noticias y vídeos de archivo para revisar de forma sutil y satírica el pasado del régimen castrista, como en la serie titulada Milagros, realizada en 2015, un recuerdo de las gestas que promocionaba por todo el país el hiperactivo Fidel: la vaca que daba cientos de litros de leche, los ciegos que recuperaban la vista...
Hay también una gran sala de cine donde se proyectan documentales musicales de grupos estadounidenses, dos áreas para conciertos, teatro y danza en vivo; varias barras con neones de colores donde se expenden cócteles y tragos de todo tipo y precio, dos terrazas chill out para fumar y una codiciada sala VIP por la que han pasado en los últimos días --se celebra el Festival de Cine Latinoamericano de La Habana-- Benicio del Toro, Ethan Hawke y otras estrellonas de Hollywood. Según cuenta un diplomático español, el viaje breve con selfie a La Habana se ha convertido en tremenda tendencia entre artistas y turistas estadounidenses desde que el 14 de agosto se izara de nuevo, 54 años después, la bandera gringa en la embajada del Malecón.
En medio del bullicio de la FAC, recién empezado el concierto de los Nube Roja, Jorge Perugorría asoma su sonrisa llena de dientes por la puerta del camerino y se dispone a ver a sus retoños tocar ante una multitud de jóvenes de todos los colores posibles.
Cerca del papá de los artistas están su esposa, Elsa, y la despampanante actriz Laura Ramos, con quien Perugorría ha protagonizado, en el papel de Mario Conde, Vientos de Cuaresma, la película y también miniserie televisiva inspiradas en la tetralogía de Leonardo Padura Las Cuatro Estaciones, bajo la dirección del español Félix Viscarret.
El actor acaba de asumir además la dirección del Festival de Cine Pobre de Gibara, que fuera fundado por Humberto Solás y que se celebrará el 20 de abril; y cuenta que está feliz por haber heredado el cargo del "gran maestro del cine cubano" y la promoción de ese certamen destinado a "descubrir nuevos cineastas capaces de contar historias comprometidas con bajos presupuestos".
Sin darse la menor importancia, Perugorría invita al periodista a entrar al camerino, y durante 25 minutos responde a las preguntas de CTXT sobre Cuba, España y el futuro de la Revolución y de la izquierda. Habla con una pasión y un optimismo desbordantes, y augura que la Revolución cubana va a reinventarse y que los jóvenes de la isla van a liderar la renovación de la izquierda mundial.
Aunque es consciente de las dificultades y paradojas que debe afrontar esa reinvención --fuentes oficiales prefieren denominarlo "actualización del modelo económico y social"--, Perugorría es un volcán de orgullo cubano y de esperanza en las posibilidades de su pequeño y castigado país.
Y esto es lo que dice durante la charla:
¿Está siguiendo la actualidad española?
Bueno, imagínate. Yo tengo una relación realmente muy afectiva con Madrid. A mí caminar por Madrid ya me hace feliz.
¿Dejó muchos amigos allí?
Tengo muchos: actores con los que trabajé, técnicos, gente, lugares donde iba, y reencontrarme con ese mundo madrileño siempre es algo bien bonito. De hecho, desde aquí, desde la isla, fueron muchos años vinculado muy intensamente con el cine español, y ahora trabajamos menos. Ahora hay una crisis del cine español, no solamente para los que no somos de España y trabajábamos ahí, sino para el propio talento español. Ahora es difícil hacer películas, pero igual ese rollo afectivo sigue vivo, y lo alimento cada vez que voy ahí.
¿No encontró triste a la gente, tocada?
La gente, sobre todo el mundo del cine, realmente está en una situación muy difícil; la gente quiere un cambio, la gente está exigiendo, sobre todo en el mundo del arte, del cine, un cambio, necesitan un cambio. Realmente yo creo que es un buen momento para eso, para que las cosas cambien también en España. Hay una necesidad vital. La gente está llena de energía, de ganas, de fuerza de hacer cosas, y la estructura del Gobierno, que sabemos que es un Gobierno de derechas que no apoya la cultura, no facilita que los creadores puedan hacer su trabajo.
Han pasado cuatro años malos, porque además les han castigado fiscalmente, les han atacado...
Les han castigado, era sabido. Mientras en los años del PSOE el cine y los actores españoles realmente son de una integridad política y social increíble, están en todas las manifestaciones, son realmente la vanguardia, y a esa vanguardia les han pasado la cuenta por todo el trabajo que hicieron en la época en que tenían más posibilidades de hacer. Y se la han pasado. Pero ahora están en un momento en que por suerte no han perdido la fuerza. Ahora mismo hubo una manifestación por la paz, en contra de la guerra. Y yo estuve feliz de escuchar en la distancia que los actores eran los que habían encabezado esa manifestación.
¿Se acuerda de la de Irak? ¿Estaba allí?
También yo estuve ahí. En el “No a la guerra”.
¿Cree que es posible que haya una gran movilización de la gente por el cambio? Las encuestas, cocinadas por el poder, dicen que no.
La propaganda política de la derecha, lo que uno siente desde afuera, afirma que han sacado a España de la crisis, pero eso es un cuento. Realmente no se puede sacar a un país de la crisis si no se apoya la cultura. Esa es la única manera de salir de la crisis, porque la verdadera crisis es espiritual. Hay que apoyar la cultura. Y si no apoyas la cultura no vas a salir de la crisis. ¿De qué crisis hablamos, de lo material...?
Si rescatas a los bancos pero no rescatas a los artistas...
Exacto. Vas a seguir más jodido que antes.
Volvamos a Cuba. ¿Cómo están las cosas? ¿Están cambiando realmente?
Aquí sí. Yo creo que estamos viviendo una cosa nueva. Este mismo lugar donde estamos haciendo esta entrevista es un reflejo de que hay un cambio positivo, de espacios que se están creando, como este, como la Fábrica de Arte, este proyecto de X Alfonso, que es maravilloso. Yo estoy orgulloso. Estamos en el marco del Festival de Cine Latinoamericano, y todos los cineastas que han venido aquí están locos, me dicen “pero esto no lo hay ni en Nueva York ni en Los Ángeles”. Y se están generando muchas ideas. En la juventud, sobre todo, hay muchas ganas de hacer cosas, de realizar sueños y de hacerlos aquí. Aunque la gente ve las noticias, que siempre hablan de esta cosa de la emigración cubana, de que la gente se quiere ir... Claro, la gente se quiere ir si hay una ley como la que hay en Estados Unidos que recoge a los cubanos, si la hicieran en los demás países la cola llegaría al Polo Sur...
Pero hay un porcentaje de la población que se siente injustamente tratado, por ejemplo, los médicos, que pueden estar ganando 60 dólares mensuales...
Ese es el fenómeno cubano. Es todavía la gran contradicción que tenemos; esa madeja hay que desentrañarla en algún momento, eso hay que arreglarlo en algún momento. No solo los médicos, los maestros, todas las personas que en cualquier otro país tienen un salario del Estado. En cualquier otro país eso es lo ideal. Eres un funcionario del Gobierno y el Estado te paga un salario y supuestamente ese salario debe cubrir tus necesidades básicas. Eso es el gran reto que tiene el Gobierno de Cuba por delante. La fórmula de abrirse a los cambios que están ocurriendo. La idea es que las inversiones extranjeras ayuden al cubano a generar recursos, y yo creo que esos primeros recursos deben estar dispuestos a cubrir eso. A que no sea tan grande la brecha entre el salario de los funcionarios que trabajan para el Estado y la gente que trabaja como particular. Por ahora siguen siendo los maestros y los médicos nuestros grandes héroes. Ellos son los héroes.
La paradoja es que la iniciativa privada favorece al bisnero, que lo sabe todo de buscarse la vida. Pero los funcionarios no están acostumbrados a hacer negocios…
Ahí es donde el Estado tiene que aprender también de los propios cambios. Y debe saber rentabilizar esos recursos que generan estos cambios e invertirlos en eso. En que sus trabajadores tengan un salario que les dé para vivir. Ese es el gran reto que tiene este gobierno.
¿Se adaptará el sistema a la iniciativa privada? ¿Cuánto cree que tardará?
Yo creo que esto es una evolución. No sabemos. Creo que en esa evolución las leyes van a ir estando a la altura de la gente. Lo más importante es que ya la gente cambió su manera de pensar. La gente tiene más información, tiene una dinámica en su cabeza; y la burocracia del Estado, porque cualquier Estado por progresista que sea tiene una burocracia, lleva un ritmo más lento que la cabeza de la gente. Estar a la altura de su gente es el otro gran reto que tiene el Estado.
¿Cree que el comunismo va a seguir existiendo? ¿Quizá en otra vertiente, en otra variante?
Lo único que creo es que el capitalismo no es la solución. No sé dónde vamos a llegar nosotros. Lo del capitalismo lo tiene claro todo el planeta. Lo que no encontramos todavía es un camino alternativo. Otro camino es lo que no hay. Pero que un país como Cuba vuelva a ser la vanguardia de encontrar otro camino, me parece como decir "tremendo guión para tremenda película". Si yo fuera político, si estuviera como actor, como cineasta, tengo en la mano una gran película... Tengo todo para buscar otro camino nuevamente. Que no es el que todo el mundo sabe…
¿Han pasado casi 60 años de la revolución y toca reinventarla?
Yo creo en eso, yo creo que hay que reinventarse. Creo en nuestra energía y confío en la juventud cubana. Creo que esa fuerza la tienen los jóvenes. Esa fuerza renovadora que sea capaz de heredar los grandes valores humanistas, por los que se ha sacrificado este pueblo por tantos años, y reinventarse para que eso sea posible. No para que sea solo una utopía. Y para que la gente pueda realizar su sueño aquí, y pueda trabajar aquí, pueda crecer y pueda mejorar su vida, pueda crear aquí. Si fuera político, tendría delante de mí la película de mi vida.
Cuba parece uno de los sitios más interesantes del mundo en este momento. Los mecenas del arte contemporáneo ya están invirtiendo aquí. ¿A qué se debe esa fascinación, ese imán?
Hay toda una expectativa de nuevo. Por lo que pueda pasar en este país, de que Cuba pueda de nuevo volver a ser un referente. Hemos llevado muchos años de estatismo, donde las cosas, la burocracia, el conformismo nos han ido matando, pero ahora es el momento de volver a soñar, a reinventarnos. Y yo confío en eso. Nos tenemos que reinventar nosotros como se tiene que reinventar la izquierda, como se tiene que reinventar la humanidad. Porque lo otro todo el mundo sabe lo que es, y como dicen los de Cuba, “lo que se sabe no se pregunta”. Ya todo el mundo sabe lo que es lo otro. Todos tenemos la posibilidad de volver a inventar.
¿Cree que el régimen, el núcleo duro, es decir el ejército, va a querer abrir la mano y dejar paso a los jóvenes?
Aquí estamos en un lugar especial, y uno siente tanta energía, tanta gente joven, tanta fuerza, tanta vitalidad.. Eso es lo que le falta. Hay una generación que ha apostado por un proyecto, lo ha defendido, han tenido altos y bajos, ha sobrevivido a tantas cosas, hay un legado de esa gente, y lo interesante sería que la juventud no renuncie al legado de las cosas positivas. A ese proyecto de las cosas bonitas. Y a reinventarnos. Yo creo que estamos en el momento de volver a ser, no solo para nosotros, sino lo que siempre ha sido este país. Una utopía para los demás. Volver a ser eso, volver a jugar ese papel protagónico.
Ese modelo ilusionó a mucha gente... Y decepcionó a mucha también.
Claro. Pero por lo menos es una apuesta por la diferencia, si se compara con lo que pasa en todos lados...
El cine cubano está casi peor que el español. He visto que este año solo se han hecho cuatro películas.
Se están haciendo pocas pelis. Pero hay un hervidero. Los creadores ya están hablando de crear una nueva ley de cine, están exigiendo, hablando y discutiendo con mucha pasión, reclamando su derecho, reclamando la posibilidad de crear una nueva ley de cine, y está en una posición vanguardista, como siempre la ha tenido la cultura y el cine cubano. A nivel oficial, a nivel de las estructuras, por lo menos están escuchando las propuestas de la gente, y esperemos que esas propuestas se lleguen a concretar en algún momento. Creo que se van a ir concretando a medida que el país vaya cambiando, porque no solamente tiene que cambiar lo que ya cambió, que es la cabeza de la gente, sino que tiene que cambiar la ley. Que entren en un marco jurídico todas esas posibilidades de proyectos y de hacer cosas...
¿Se refiere a liberalizar la industria y permitir más inversión extranjera? ¿Cómo se podría relanzar esa industria que fue tan influyente?
Como pasa en todos lados. Por un lado la inversión extranjera que tiene interés de venir a Cuba y la propia inversión de las empresas que quieren trabajar en Cuba, forman todas parte de las leyes de cine. Y luego que las otras empresas paguen impuestos al Estado y que una parte sea destinada a la cultura y al cine.
La protección de la cultura del país.
Exactamente. Y crear ahí todo un marco jurídico. Creo que lo más importante es que los cineastas lo tienen claro. Y lo que veo es que las personas que dirigen la cultura también; lo que pasa es que son leyes que responden a cambios más profundos del país que nos está esperando.
¿Qué tiempo cree que va a pasar para que eso llegue? ¿Puede ser un proceso lento, o más acelerado?
Yo no veo que vaya a ser un proceso lento. Va a responder, como todo proceso político-social de un país, no solo a las condiciones que ya están creadas dentro de la isla, sino a todo el mapa geopolítico de la región y de lo que está pasando en el mundo. Todo eso va a influir en que los cambios sean más rápidos, la propia política de Estados Unidos hacia Cuba, todas esas cosas van a influir.
Me imagino que la idea del Gobierno es que eso sea un proceso gradual de apertura. Casi como un nuevo proceso constituyente...
Claro. Y a partir de las necesidades, que las leyes se hagan para hacer funcionar lo que el pueblo quiere. De la manera que los intelectuales, los cineastas quieren que funcione, que respondan a la necesidad de los colectivos. Llámese cineastas, intelectuales, llámese médicos, maestros, llámese trabajadores.
¿La Revolución necesita una puesta al día o un cambio profundo?
Yo creo que la Revolución necesita nuevamente reinventarse. Porque no es solo la Revolución cubana, es la izquierda internacional, y la socialdemocracia... Hay que reinventar todo eso. Pero lo que pasa es que en el caso particular de Cuba, como ha sido un proceso más radical que las demás izquierdas, la reinvención posiblemente sea más transgresora, sea más radical. Es necesario, porque yo creo que no debemos forzar a la gente a que crea en nosotros, no debemos obligar a la gente a que crea en nosotros. Tenemos que motivarla. Hay que hacer que la gente sienta una ilusión.
Yo noté desesperanza. La gente parece más pendiente de la supervivencia que del sueño.
Esa es la cosa de los políticos. Para eso están. Hay que volver a conseguir que la gente sueñe con que es posible un mundo mejor.
¿Las ideas básicas deben seguir siendo las mismas, la justicia social, la igualdad...?
Claro. Este país tiene cosas muy buenas a las que no puede renunciar y no puede poner en la mesa de negociación con los cambios que están ocurriendo. Hay cosas que ya no tienen retroceso. Tú no les vas a quitar ni la salud, ni la educación, ni la ayuda, ni la cultura a la gente. Qué bueno sería que este país funcione, que este país pueda ganar dinero para esas cosas que ya… las ves mejor. Todos esos servicios, todas esas cosas...
¿El declive de la izquierda empezó con la caída de la Unión Soviética?
Ha sido una caída hace muchos años en todos los escenarios. En el escenario europeo, en el escenario latinoamericano... Por eso la responsabilidad de la izquierda cubana es todavía mayor, porque es la que verdaderamente tiene el poder absoluto de reinventarse. Si en un lugar puede haber una reinvención de la izquierda es en esta isla. Porque es la que tiene el poder absoluto para crear algo verdaderamente nuevo.
¿Cree que habrá cambios en la libertad de expresión, en la información?
Para que la izquierda vuelve a ser una utopía debemos ser el país más libre del mundo. Cómo te motivo yo a ti. Te tengo que decir ven a conocer el país más libre del mundo. No solo la independencia que ha defendido la Revolución a nivel de nación, con el imperio, Estados Unidos, con el mundo poderoso, occidental, sino las libertades individuales. Esas hay que defenderlas, porque ahí es donde está el futuro, en la gente. Cuando venga uno lo mismo de Nueva York, de París, de África, de Marte… decirle “aquí somos más libres que en Marte”. Aquí puedes hacer lo que te dé la gana mientras seas un hombre de bien.
Internet está penetrando muy despacio en Cuba. Los jóvenes, pese a todo, se las arreglan para conectarse. ¿No le parece una barrera ilusoria?
Los jóvenes se van a buscar la vida y lo van a ver. Creo que la reinvención de la izquierda comienza con la libertad. La izquierda se trata de eso, de la libertad. La izquierda son generaciones luchando por la libertad. Entonces cómo la protección va a justificar que nos encerremos y sacrificar nuestras libertades. No. La motivación, motivar al otro. Al que venga y diga “estas gentes son más libres que yo”, que de hecho lo somos de alguna manera... Creo que he de buscar la manera de explicarlo mejor... Jajajaja.
El rostro más internacional de Cuba --si dejamos fuera de esa categoría a Fidel Castro-- es un tipo sencillo y risueño, despojado de toda vanidad aparente. Se llama Jorge Perugorría, Pichi para los amigos, y forma parte del imaginario latinoamericano desde que Tomás Gutiérrez Alea y Juan...
Autor >
Mónica Andrade / Miguel Mora
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