“El cara a cara parece de los años 80. Por favor, España, estamos en 2015, podéis hacer algo mejor que esto”, criticaba el escenario del debate Rajoy-Sánchez desde su cuenta de twitter un corresponsal de la BBC en España. Una pared de color gris con tonalidad de la gama depresión profunda y las caras de circunstancia de Manuel Campo Vidal eran toda la decoración en torno al enfrentamiento sobre una mesa blanca de la gama no hay propuestas entre los líderes de los partidos tradicionales. No era el escenario que criticaba el corresponsal británico lo único de otra época anoche.

Ni en los sueños más húmedos de la nueva política podían imaginar los descartados Iglesias y Rivera que la cita pactada entre los dos partidos clásicos fuera para lanzarle al país en hora de máxima audiencia la foto que ayer PP y PSOE se hicieron una vez más. “Usted no es decente”, “Usted es ruin y miserable”, “Yo no he roto el pacto educativo, lo ha roto usted", “Usted miente, miente y miente”, “No, el que miente es usted”, se retrataban ante la cámara los despiadados rivales en la carrera a Moncloa, al tiempo que compañeros de la mano y residentes en Madrid en la carrera en dirección contraria a la realidad que viene.

La cita de ayer era un regalo de Rajoy al PSOE del que Pedro Sánchez abusó para sorpresa de Rajoy y de nadie más. Era en principio un pégame tú y sólo tú, que no queda más remedio, y los otros vienen con mala leche, pero hazlo al modo de tú ya me entiendes y yo te entiendo a ti. El PP lo imaginó como una explosión controlada pero el artificiero Sánchez empezó a cortar cables sin ton ni son y aquello salpicó hasta al apuntador, que vestido de rictus y traje del han venido ustedes a una cordial entrevista de trabajo ante los españoles, sólo sabía decir en mitad de la sangría “bueno, ¿y Cataluña?”, intentando enseñarles un trapo común contra el que poder embestir juntos y separarlos del enganche por el bien de los debates de propuestas que vendía el anuncio del cara a cara.

El cara a cara de ayer fue un resumen de 30 años de historia. Un disco recopilatorio de mensajes rayados con los mejores éxitos de PP y PSOE de las últimas décadas, un ejemplar de coleccionista que resume bien la época que termina, presentado como no podía ser de otra manera por Fernandisco Campo Vidal, mítico pinchadiscos, dirán las futuras generaciones, testigo en primera fila de Aznar acusando a González de corrupción y a González atacando a Aznar, de Zapatero y Rajoy vendiendo la moto de la niña y la ceja y de Sánchez golpeando a Mariano por la misma corrupción que ponía contra las cuerdas décadas atrás a Felipe y a Mariano lanzando puñetazos en defensa de la política del mira quién va a hablar.

Quienes dicen que lo de ayer no aportó nada a la vida política tienen razón en parte, pero olvidan el valor simbólico de la aportación que anoche dejaron para el imaginario colectivo. No es poco regalo una foto en movimiento de treinta años, en la que los puñetazos de González, Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez se confunden en pantalla mientras una voz grita que tú más.