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Julio Lleonart (Valencia, 1979) es uno de esos ejemplos de pequeño genio que no acaba sus estudios de Ciencias Políticas pero sabe del tema más que muchos. Este especialista en redes sociales se afilió a UpyD en 2007, año en que también trabajó en el área de Urbanismo de Bétera hasta 2012. Cuando las primarias en el partido no dieron la victoria a Toni Cantó, Lleonart ocupó su escaño. Ahora, se sienta frente a nosotros en la elegante sala que la sede del partido en Madrid --convenientemente pegada al Congreso de los Diputados-- tiene para conferencias de prensa. Su barba denota la subcultura a la que pertenece, así como sus espesas gafas de pasta. Su voz adquiere el aire del intelectual que divaga sin prisa, y se hace agradable de escuchar. Hablamos de series preferidas. Naturalmente, El Ala Oeste de la Casa Blanca, House of Cards, The Newsroom... Clásicos del poder y la comunicación.
Para muchos periodistas es tan solo "el diputado hipster", un cómodo titular, pero para nosotros claramente es mucho más. Es el nuevo sheriff de la comunicación, en una era en la que las redes sociales comienzan a ser bastante más importantes que la prensa de cara al electorado. Su irrupción ha marcado un cambio de estrategia en UpyD, y no es para menos. Las encuestas más recientes y crueles amenazan con que estas elecciones generales les echen del Parlamento, lugar adonde llegaron en 2008.
¿Cómo ve la irrupción de los nuevos partidos en la política del Gobierno valenciano?
Realmente, no ha habido irrupción de nuevos partidos en la Comunidad Valenciana. Compromís, que lleva mucho tiempo ahí, es una amalgama: está el Bloc, cercano al regionalismo conservador. Luego, Iniciativa, que es la parte de Mónica Oltra. Y finalmente, Gent de Compromís, que es gente que se afilia directamente, sin pertenecer a ninguna de las dos corrientes. Todo esto supone un guirigay a la hora de tomar decisiones. Y cuando han decidido coaligarse con Podemos, ser su marca allí de cara a las generales, la verdad es que casi salen a hostias. Ya teniendo tres corrientes oficiales, puede ser complicado formar parte de una cuarta que representa ideas con las que igual ni siquiera estás de acuerdo. En las Cortes, trabajaban bien, eso sí, vigilando la labor de un PP que en la Comunidad Valenciana se había convertido en una familia que lo controlaba todo, desde la opacidad y el nepotismo. Eso, dejando a un lado su aspecto más ideológico, nacionalista, que plantea aquello de "los valencianos primero" (eso, trasladado a "los españoles primero", sería tildado de xenófobo, pero parece que los nacionalistas tienen carta blanca para decir que molan más que el resto). Así que su irrupción se vio por parte de la ciudadanía como algo bueno, que traería cambios: en los meses que llevan, han demostrado que no lo son, con declaraciones del alcalde Ribó diciendo que no se pueden liberalizar los domingos y permitir que la gente abra sus negocios porque los domingos son para ir a misa con la familia. Esto lo dijo, tal cual. Y en cuestión de sanidad mental, han continuado las políticas del PP, cerrando el psiquiátrico de Bétera y llevándose a sus pacientes de las habitaciones especializadas y en contacto con la naturaleza a hospitales generales, y haciendo que los especialistas médicos se dediquen a hacer pruebas o extracciones de sangre en lugar de aprovechar sus conocimientos. Al final, el pretendido "cambio" ha sido más bien un lavado de cara.
Ha dicho que los nacionalistas "tienen carta blanca para decir que molan más que el resto". ¿Eso no les pasa a los socialistas, a la derecha; incluso a ustedes?
Le ha ocurrido sobre todo a Izquierda Unida. Y en cierto momento le ocurrió también a Podemos; ahora no tanto. Pero sí es cierto que la izquierda se arrogó en determinado momento aquello de que la progresía mola, que si estás contra los controles en aduanas, la guerra y la religión, pues molas. Y que si no defiendes eso, entonces eres un carca. No digo que sea bueno ni malo; entiendo que los controles aduaneros actuales no son correctos, que las cuchillas de Melilla tienen que desaparecer, que la religión ha de quedar fuera de las escuelas. Defiendo muchas posturas de "progre", pero nunca me he considerado una persona moralmente superior al resto. A más a más, los nacionalistas tienen un discurso que si lo pronunciaran a nivel nacional, saldríamos apedreados: es decir, dado que su grupito comparte una serie de rasgos comunes como lengua, historia, etc, mola más que el grupito formado por aquellos que se orientan hacia la integración europea y a favor de abandonar estas cuestiones que nos llevan a la caverna. Un pensamiento que mire al futuro y sea integrador. Civilizaciones del XXI y no del XIX. Pero no, lo del XIX debe de molar; debe de ser por aquello del romanticismo.
Trabajó como administrativo del área de Urbanismo, de 2007 a 2012. ¿Qué partido gobernaba?
El Partido Popular.
Urbanismo suele ser un área particularmente corrupta. Siempre que alguien necesita un permiso ilícito para construir, tiene que "pasar" por ahí. ¿Llegó a ver algunas de estas malas prácticas?
He tenido la suerte de que el concejal para el que trabajaba era una persona muy recta en ese sentido, Javier Alapont. Antes había sido director del psiquiátrico, y su desempeño no fue igual de bueno. Pero gestionando Urbanismo, celebraba sus reuniones con puertas abiertas o dotaba de infraestructuras, alcantarillado, teléfono, electricidad, etc, a urbanizaciones cuyos ocupantes no podían financiar por sí solos la operación... Cierto que después de pasar yo por ahí, se hizo una investigación sobre años anteriores y ahí sí aparecieron cuestiones algo extrañas, pero venían de un partido municipal, sin representación a nivel autonómico o nacional; esas escisiones que se dan en los pueblos y que luego terminan siendo un problema para la mayoría.
La prensa le conoce como el diputado hipster. ¿Podría decirnos qué significa eso de ser hipster? ¡No tenemos ni idea!
Si quieres que te diga la verdad, no tenemos ni idea ni aquellos que lo somos. Al final, creo que es una corriente contracultural, indie, alternativa, que se preocupa especialmente por las enseñanzas artísticas. Cultura, literatura, cine... Una sensibilidad en la forma de verlo que otras personas no tienen.
Hay fuentes que señalan su cercanía a Rosa Díez. ¿Cómo está llevando lo de reengancharse a un proyecto que ella misma lideró?
Si te digo la verdad, lo lleva muy bien. Rosa es una persona que, lejos de la imagen que se ha querido construir a su alrededor, de persona rígida o autoritaria, es muy cercana y se pliega mucho al criterio de los técnicos. Ella dio un paso atrás, y ahora está a nuestro servicio completamente.
Es responsable de RRSS y Comunicación en general. UpyD suele argumentar que presenta hechos frente al marketing vacío que tienen otros solamente y que eso resta apoyos. ¿Acaso no se pueden conjugar ambos y traducir logros en votos?
Sí que se pueden conjugar ambos, claro, pero el fallo fue considerar que la gente se iba a dar cuenta por ella misma de todo lo que hacíamos nosotros. Por decirlo finamente, fuimos un poco ariscos con los medios de comunicación. Actuando de esta forma, generamos también un rechazo por su parte. No acudíamos en muchas ocasiones a los debates y a las tertulias. Si el público no visualiza tu trabajo, si no vas a contarlo donde tienes que ir a contarlo... Cuando un estudio te dice que el 80% de las personas se informa sobre política única y exclusivamente en televisión, y el otro 20% con televisión y otros medios, no estás yendo a por la gente donde espera recibirte. En UpyD, no hemos sabido explotar nuestros logros con anterioridad, y eso nos ha llevado a que otras formaciones políticas se hayan atribuido éxitos que realmente no les corresponden.
Al sustituir al responsable, ¿cambió también la estrategia de comunicación?
En el momento en que me hago cargo, una de las primeras cosas que se decide junto con la jefa de prensa es un acercamiento mayor a los medios de comunicación, entendiendo que eso forma parte de la estrategia global; que ahora prensa forma también parte de comunicación. La estrategia incluye medios, redes sociales, todo. Primero se decide qué tema se quiere tocar, y entonces se mueven todos los canales posibles para que esa misma idea llegue al máximo número de personas.
Aparte de esta unificación, ¿alguna otra estrategia que haya servido para mejorar la comunicación de UpyD?
Lo hemos hecho. Por un lado, cambiamos las caras de las personas en el Consejo de Dirección y en el equipo. Aparte, la forma de comunicar se ha vuelto más accesible, buscando un lenguaje más cercano al que se usa en la calle, más claro y directo, sin renunciar por ello al trabajo que habíamos realizado --teníamos muchos libros escritos-- pero intentando acercar esa política a la gente que está hastiada de la política. Se le ha colgado a la política la mochila de un montón de cuestiones negativas y trabajar contra ello es complicado. Por otra parte, hemos realizado un cambio de imagen muy grande en cuanto a logos e imagen corporativa en el que hemos invertido mucho esfuerzo, para mostrar nuestro cambio de estrategia de comunicación.
¿El cambio de logo tiene efectos reales? ¿Sugiere inconscientemente al votante que el partido ha cambiado?
Sí, creo que sí. Casi todas las compañías que pueden atravesar un bache en un momento dado afrontan un rebranding. En nuestro caso, fue más bien un restyling, dado que el nombre de la compañía no cambió, sino lo que lo envolvía. Trasladar la información de manera menos arisca, evitando los conceptos negativos. Y quieras que no, el nuevo logo redondeado, evitando aristas... es algo que tiene que ver con como quieres que se te perciba.
UpyD es muy activa en redes sociales, sus seguidores también lo son. ¿Qué alcance real tiene este medio? Un elevado porcentaje todavía usa la televisión como medio principal de comunicación.
Debemos entender que Twitter forma burbujas estancas, que no alcanzan realmente a la mayoría de la población y que muchas de las personas que se encuentran ahí tienen ya una opinión formada. Pero los medios entendieron que Twitter les proveía de información y contenidos, así que se convirtió en un canal muy directo para comunicarte con periodistas: se puede lanzar algo y, a partir de ahí, generarse noticias. Facebook, aunque pueda parecer lo contrario, es un campo de batalla mucho mayor. Internet ha penetrado en el 80% de los hogares, y Facebook es un mercado cada vez más amplio cuya interfaz simple (es más visual y su ritmo menos vertiginoso que en Twitter) hace que la gente se sienta más cómoda. Aun así, sin el apoyo de la televisión, está complicado. Lo que sí te permiten las redes sociales es evitar el sesgo: el mensaje que das es el que se recibe, sin intermediarios que lo alteren. No digo que los periodistas manipulen, pero cualquier mensaje que pase por varias manos se puede pervertir, por error, fallo de transcripción...
En cuanto al tour de la corrupción...
Es lo que hemos comentado antes: sacar pecho de nuestras acciones. ¿Las preferentes de Bankia? Fuimos a una sucursal en Moratalaz donde se las habían vendido a una pareja de jubilados, uno de ellos con alzhéimer. Ese caso basta por sí solo para rebatir la justificación que se ha dado de que los compradores sabían lo que estaban firmando. ¿Las tarjetas black? Fuimos a un restaurante del Teatro Real propiedad de Arturo Fernández, que estaba en Caja Madrid como miembro de la CEOE. En un momento dado, Fernández pagó 4000 euros de su propia tarjeta black para cuadrar la caja. La autocuadraba con dinero público. Luego nos pasamos por delante de una tienda de lencería Etam, donde un consejero se gastó en pocos meses la friolera de 8000 euros, y el sitio al que Rato fue a hacerse la manicura por 70 euros. Cosas, como se puede ver, muy necesarias para su labor como consejeros, todo muy ligado a la obra social de Caja Madrid.
Cuando el debate a cuatro, se presentaron allí con caretas de Herzog.
Sí, fuimos al debate en la sede de Antena 3 con caretas de Andrés Herzog, al más puro estilo Cómo ser John Malkovich. Todo desde el respeto, hablando con el consejero delegado, que nos dijo "si no vais a montar ningún pollo, pues bien". Le contestamos que no íbamos a hablar, directamente. Sólo una treintena de personas con caretas en torno de Andrés, que se acercaba a los líderes para pedirles que no contribuyeran al apagón mediático. La única que se acercó fue la vicepresidenta, fue llamativo.
La última encuesta del CIS mostraba que sólo un 8% de los encuestados había sabido quién era Herzog. Cuéntenos alguna anécdota suya que ayude a conocer a la persona detrás del candidato.
Antes de nada, llevamos meses haciendo repartos y acercándonos a la gente, y debe ser que siempre nos encontramos con ese 8%, porque nos dicen "¡Ese es Herzog, el de Bankia!"
¿Se saben el apellido?
¡Se saben el apellido! Donde fallan es en el nombre pero, quieras que no, creo que eso del 8% --sin llegar a un 40, ni mucho menos-- se nos queda bastante corto. Hoy hemos estado repartiendo por Toledo. La gente se paraba y venía a hacerse fotos: "Sois los de las caretas". Así que parece que nuestras acciones están cambiando algo, y que la gente nos va resituando en el mapa político y dándose cuenta de que estamos vivos, que es el primer paso para poder contarles luego qué pretendemos.
Una anécdota.
La verdad es que bastantes: es un tío muy cercano y con el que te ríes mogollón. En determinado momento, decidimos que nos lo íbamos a pasar bien en esta campaña, que íbamos a disfrutarla a tope. El día que estábamos en la sesión de fotos para la web y el cartel electoral, se lo pasó poniendo poses de interesante [hace una mueca de intelectualidad exagerada]. Y se me oye a mí, de fondo: "¡Que no poses!". Nuestra relación es superfácil.
Ahora, una virtud y un defecto que le sacaría.
Es una persona recta y honesta. Así que cuando considera que hay algo que es una injusticia, reacciona poniéndose serio ante la actitud que le parece intolerable, puede llegar a resultar seco. Lo que puede ser una virtud, se puede convertir en un defecto: esa reacción instintiva de proteger a los débiles frente a las injusticias puede hacerle quedar como alguien arisco.
Pero eso no es un defecto; está asociado a una virtud. Denos un defecto.
Pues... mira, que no sabe posar. Y cuando estás como responsable de comunicación, y la figura que se ha elegido como líder --y que tú secundas-- se pasa mucho tiempo haciendo al ganso a la hora de hacer fotos... es complicado, a la vez. Hay que decirle: "Venga, céntrate".
Julio Lleonart (Valencia, 1979) es uno de esos ejemplos de pequeño genio que no acaba sus estudios de Ciencias Políticas pero sabe del tema más que muchos. Este especialista en redes sociales se afilió a UpyD en 2007, año en que también trabajó en el área de Urbanismo de Bétera hasta 2012. Cuando las...
Autor >
Óscar Sainz de la Maza / Ainhoa Campos
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