Un millón de votos para Garzón
El candidato de Izquierda Unida · Unidad Popular, quinta fuerza política que contará con dos diputados, intentará formar grupo parlamentario
Francisco Pastor Madrid , 21/12/2015
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Los convocados en la sede de Izquierda Unida guardaron silencio durante la rueda de prensa con la que Pablo Iglesias celebró sus resultados. También cuando algunos de los contertulios de TVE, a través de la que siguieron la noche electoral, le atribuyeron la “hegemonía” del pensamiento progresista en España. Pero las risas y los abucheos se desataron cuando el líder de Podemos se lanzó a hablar en inglés para los medios de comunicación extranjeros. O cuando otra comentarista asoció la formación morada a la “extrema izquierda”.
“Mochila” era la palabra que se repetía en las bromas de algunos de los reunidos en las dependencias de Izquierda Unida, en el madrileño distrito de Ciudad Lineal. Y también la que emplearon los cuadros de Podemos en octubre, cuando revelaron que los dos grupos políticos no acudirían juntos a las elecciones. Con ella se referían a la tradición y a la estructura de la organización que Alberto Garzón no quiso abandonar para figurar, como independiente, en las listas de Iglesias.
“Intentaré dar un grupo parlamentario a nuestro millón de votos”, sentenció Garzón, cuando el escrutinio pareció definitivo. La traba que su formación enfrentó el 20 de diciembre le había acompañado en sus casi tres décadas de historia: la división por provincias del mapa electoral, que apoya a los grandes grupos y a quienes concentran su voto en enclaves concretos. Unidad Popular, marca que cobijó a Izquierda Unida y a partidos aledaños este 2015, apenas lograba dos escaños, ambos en la capital. De los alrededor de 923.000 sufragios obtenidos, los de fuera de Madrid, más de 730.000, no tendrán representación.
“Intentaré dar un grupo parlamentario a nuestro millón de votos”
La candidatura de Garzón es la quinta más votada en toda España, y muy alejada en número de escaños de partidos con menos sufragios, como Esquerra Republicana, Democràcia i Llibertat o el Partido Nacionalista Vasco. Los de Izquierda Unida son resultados moderados, alejados del Julio Anguita que llegó a obtener 21 escaños en 1996. Su 3.70% de votos coincide con el porcentaje que obtuvo Gaspar Llamazares en 2008. Entonces, Zapatero estaba al alza y este grupo era todo lo que había a la izquierda del PSOE. Eso, en esta ocasión, sí ha cambiado.
Otro obstáculo, al que aludió el secretario de Organización de Izquierda Unida, Adolfo Barrena, les acompaña desde hace menos tiempo: en enero de 2011, el Parlamento aprobó el ruego del voto entre los españoles emigrantes. Y otros, más subjetivos, que lamentó Garzón en su discurso. “Hemos luchado contra viento y marea, con más palos en las ruedas que nunca. Nos han dejado fuera de los debates, de los medios de comunicación y hasta de la campaña”, apuntó el candidato más joven de las elecciones, de apenas 31 años.
La utopía del grupo parlamentario
El centenar de militantes que acompañó a Garzón, desde donde asomaron las credenciales con las que muchos habían pasado el día en los colegios electorales, rodearon de aplausos solemnes, tristes pero largos, las palabras de su cabeza de lista. En Galicia y Cataluña, donde Izquierda Unida sí logró pactar candidaturas con Podemos, estas fueron las más votadas. “Quisiera que hubiera ocurrido en toda España. Nos dejamos la piel en intentarlo. No pudo ser”, reiteró el cabeza de lista.
“Todos los pactos que hagamos serán en torno a nuestro programa. No nos venderemos ni a la Iglesia, ni a los militares, ni a los bancos. No queremos salvadores”, anotó el político. Emprender una campaña propia en apenas dos meses no fue el único reto improvisado: también demarcar un discurso a la izquierda de quien, hasta octubre, se intuía como un aliado. Detrás de Garzón se encontraba Sol Sánchez, segunda en la lista de Izquierda Unida por Madrid, que le acompañará en el hemiciclo. También en la ardua tarea de encontrar un grupo parlamentario.
“No nos venderemos a la Iglesia, ni a los militares, ni a los bancos. No queremos salvadores”
Para ello, y dado que Garzón no alcanzó el 5% de sufragios —uno de los supuestos que le permitirían formar un grupo— Izquierda Unida podría aliarse con otros tres diputados y abarcar cinco asientos; la otra posibilidad reconocida. Y tres son los militantes de Izquierda Unida que han obtenido sus escaños junto a Podemos, en Galicia y Cataluña. Sin embargo, no está permitido que los diputados adscritos a un grupo consolidado se agrupen en otro diferente: solo si están sueltos, como ocurre con los dos diputados de Bildu y el de Coalición Canaria. La Mesa del Congreso, en cualquier caso, es soberana para interpretar el reglamento. Un grupo parlamentario da derecho a una subvención de, al menos, 352.900 euros al año.
Fuera de la sede de Izquierda Unida, España hablaba de una convocatoria electoral “histórica”, “revolucionaria” e, incluso, “la más emocionante desde la Transición”. Dentro, una relativa frustración recordaba al de otras noches electorales, también protagonizadas por la distancia entre los votos y los escaños. En Málaga, de donde es Garzón, y donde resultó elegido diputado hace cuatro años, la formación se quedó a algo más de 3.500 sufragios de lograr la plaza que sí obtuvo Podemos.
Y la “mochila”, claro: las fotografías de las Brigadas Internacionales que recorren las dependencias, los carteles que recuerdan la militancia de Miguel Hernández en el Partido Comunista –cuerpo principal de Izquierda Unida, del que Garzón es miembro–, ejemplares de la revista Mundo Obrero, hoces y martillos decorando las paredes, libros de Marx y Engels en las estanterías y periodistas que, tras años coincidiendo allí, hablan de los resultados en primera persona. También de los escaños que, provincia por provincia, quedaron por el camino.
Los convocados en la sede de Izquierda Unida guardaron silencio durante la rueda de prensa con la que Pablo Iglesias celebró sus resultados. También cuando algunos de los contertulios de TVE, a través de la que siguieron la noche electoral, le atribuyeron la “hegemonía” del pensamiento progresista en...
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Francisco Pastor
Publiqué un libro muy, muy aburrido. En la ficción escribí para el 'Crónica' y soñé con Mulholland Drive.
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