Balonmano / Mundial
¿Por qué cayeron las Guerreras?
Llegaron a Dinamarca con el objetivo de clasificarse para los Juegos. Lo consiguieron al ganar Noruega el Mundial y acceder a Río en calidad de subcampeonas de Europa. Pero la derrota en octavos ante Francia fue un mazazo para la selección
Edu Agulló 23/12/2015
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El lunes 14 de diciembre el vestuario de la selección española femenina de balonmano estaba hundido. La derrota en octavos de final ante Francia, envuelta en mucha polémica, cayó como un jarro de agua fría a unas 'Guerreras' que se volvieron a España con la cabeza gacha.
La importancia del Mundial de Dinamarca iba más allá de la que tiene ya de por si cualquier Campeonato del Mundo, pues estaba en juego la clasificación para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. España llegó a la cita mundialista con la tranquilidad de tener garantizada su presencia en el Preolímpico pero esto no era suficiente para las jugadoras de Jorge Dueñas que, como actuales subcampeonas de Europa, querían subirse a lo más alto del podio, el sueño del oro no parecía una utopía.
Tras una primera fase con altibajos --se perdió ante Rusia y Noruega y se ganó con contundencia a Rumanía, que acabaría siendo tercera-- llegó el día D. Ya antes del torneo muchas jugadoras señalaban la importancia de este cruce. Uno de los puntales del equipo, Nerea Pena, aludía en una entrevista en HandStation a la trascendencia de este partido: “Iremos partido a partido pensando en que sería bueno tener el mejor cruce posible en la siguiente ronda, el cruce de octavos es el más importante”.
En un formato como el del Mundial, en el que a partir de octavos cada partido es una final, un buen cruce es vital y, aunque viendo el grupo C era difícil para España conseguir un emparejamiento asequible, el tercer puesto de la fase de grupos no ayudó mucho a que España tuviera unos octavos de final ideales. El rival en la primera ronda del KO fue la Francia de Allison Pineau, Alexandra Lacrabère y compañía, un rival de mucha entidad. Tanta como para que finalmente las 'Guerreras' tuvieran que abandonar Dinamarca mucho antes de tiempo, el sueño de alcanzar el oro y asegurarse la plaza olímpica se esfumaba
“El equipo está muy tocado, está muy rabioso, está muy jodido”, comentaba Macarena Aguilar en DeporteCienporCien poco después de la eliminación. El bajón era generalizado, en la propia selección y en todo el balonmano español. La única esperanza de que el Mundial tuviera una lectura mínimamente alegre para España era que Noruega ganase el título y otorgase la plaza olímpica a una España que viene de ser tercera en la última cita olímpica. Y así ocurrió: Noruega le ganó a Holanda en la gran final y le 'regaló' a España el billete para Río (regalo entre comillas porque si España obtuvo la clasificación para los Juegos es por méritos deportivos, por ser subcampeona de Europa, solo superadas por Noruega en la final)
Tras la frustrante eliminación la selección de Jorge Dueñas merecía una alegría y ésta se la brindó Noruega, que se hizo con el oro, hito que le vale para poseer en la actualidad la triple corona. El billete olímpico no es un regalo para España pues si ha llegado es porque se lo merece. Ser subcampeona europea, tan solo por detrás de la intocable selección noruega, justifica que la selección española vaya a tener en Rio de Janeiro la oportunidad de quitarse la espina que le ha dejado clavada el Mundial de Dinamarca.
Con la tranquilidad que da la clasificación olímpica y pasados unos días de la eliminación es un momento perfecto para analizar un encuentro que estuvo marcado de polémica desde horas antes del inicio del mismo: el bus de la organización no apareció por el hotel de España, lo que obligó a las 'Guerreras' a coger taxis camino del pabellón (el partido se retrasó 5 minutos pero España pudo calentar para el partido menos que Francia).
Además, el propio partido también estuvo marcado por la polémica arbitral pues los errores de la pareja de colegiados --que no eran los que estaban designados desde un principio-- si a alguien perjudicó fue a España durante la segunda parte. “En la segunda parte no hicimos nuestro mejor juego pero tampoco nos dejaron. En la primera estuvimos muy bien”, afirma Nerea Pena, que durante todo el Mundial fue la mejor jugadora española.
Centrándonos en lo que a juego se refiere y dejando a un lado lo que escapa a las manos de las jugadoras españolas, las dos principales causas de la eliminación fueron el desaprovechamiento de las superioridades numéricas y el desacierto en el lanzamiento exterior en el partido ante Francia. “Soy consciente de que el equipo no hizo un partido brillante y cometimos errores. Al final nos desquiciamos un poco por el tema arbitral, que nos sacó un poco de lo que estábamos planteando”, comenta el seleccionador nacional Jorge Dueñas.
En los últimos 10 minutos de los octavos de final, España solo metió dos goles y no consiguió ver portería en los últimos 5 minutos del encuentro, momento en el que Francia se puso por delante en el marcador, algo que solo había conseguido con el 0-1, el 1-2 y el 16-17. El sistema defensivo 6:0 francés se encontró muy cómodo durante el tramo decisivo del encuentro y la primera línea española apenas inquietó a las de Alain Portes.
¿Por qué estaba tan cómoda la defensa francesa en la pista? La respuesta es sencilla: los espacios se redujeron pues apenas tuvieron que subir a defender a 9 metros de su portería. El 6:0 de Francia desbarató la profundidad ofensiva de España que sí se vio durante la primera mitad y cerró los espacios por donde le hicieron daño durante muchos minutos Macarena Aguilar y, sobre todo, Nerea Pena. Los continuos fallos de lanzamiento desde 9 metros fue lo que permitió a Francia hacer estos cambios durante la segunda parte, pues si Shandy Barbosa, la mejor lanzadora española, hubiera tenido el nivel de acierto que acostumbra las cosas hubieran cambiado considerablemente. Durante el torneo el porcentaje del lanzamiento exterior español se movía entre el 45% y el 55%. Ante Francia, solo se consiguieron dos goles, con una eficacia del 18%. Sin goles españoles desde la distancia todo era mucho más fácil para la selección de Alain Portes, que optó por plantar su defensa muy cerrada en 6 metros.
Por otro lado, otra de las grandes debilidades de la selección española estuvo en las superioridades numéricas. Ésta fue la gran mancha de las 'Guerreras' durante todo el torneo, que a pesar de dejar buenas sensaciones durante gran parte de la competición, no estuvo nada acertada en estas situaciones, que en este tipo de torneos, con partidos igualados, marcan mucho la trayectoria de un equipo.
En los octavos de final, España desaprovechó cuatro de las cinco superioridades que tuvo (una de ellas fue tan solo de 43 segundos). Especialmente importante fue la única superioridad que cerró con parcial adverso. Fue al inicio del segundo tiempo, con +4 en el marcador para España, cuando un 0-1 en los dos minutos de superioridad marcó el inicio de un parcial de 1-3 que metería a Francia de lleno en un partido que estaba cerca de escapársele. España, sin hacer un juego brillante, había dominado con claridad la primera parte del encuentro, y la segunda parte estaba comenzando con una dinámica parecida.
En todo caso, el problema de las españolas con las superioridades numéricas no se limitó al cruce de octavos, sino una manifiesta debilidad que les condujo a las tres derrotas cosechadas durante su participación en Dinamarca. Durante sus encuentros ante Rusia, Rumanía, Noruega y Francia --rivales de mayor entidad con los que se enfrentó en el campeonato-- España tuvo 17 superioridades, de las cuales únicamente ganó 6 de ellas. En 8 de las superioridades de las que gozó durante estos cuatro partidos el parcial fue de empate y en 3 el parcial llegó a ser adverso.
Tras esta eliminación queda analizar con mucho detenimiento los errores cometidos durante el torneo y aun así no ser excesivamente pesimistas. Dentro de la decepción de no poder llegar a competir por las posiciones nobles del Mundial, España también dejó sensaciones positivas durante el torneo, y siguiendo el camino de aquellos minutos donde las 'Guerreras' se sintieron cómodas se llegará a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con serias posibilidades de repetir presencia en el podio olímpico.
El lunes 14 de diciembre el vestuario de la selección española femenina de balonmano estaba hundido. La derrota en octavos de final ante Francia, envuelta en mucha polémica, cayó como un jarro de agua fría a unas 'Guerreras' que se volvieron a España con la cabeza gacha.
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Edu Agulló
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