Aragón sigue siendo Ohio: también acierta el ‘nuevo orden’
Las tres provincias vuelven a señalar al ganador de las elecciones, como hacen desde 1977, y además ahora el orden de los cinco principales partidos, aunque con porcentajes de voto alejados de la media estatal
Eduardo Bayona Zaragoza , 23/12/2015
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Aragón sigue votando a la ohionesa, aunque menos que con el bipartidismo, con más matices, más a su aire: ha pasado de anunciar al ganador de las elecciones generales durante las casi cuatro décadas en las que uno de los dos aspirantes al título alcanzaba la mayoría absoluta o se acercaba a ella a, en la primera ocasión que se pierde esa tradición, ordenar como una España en miniatura a los cuatro finalistas previamente nominados por el tribunal mediático. Ese paralelismo ha vuelto a darse en las tres provincias, aunque con distintos porcentajes de voto: más que la media para los dos grandes, mucho menos o mucho más según de qué emergente se trate y casi el doble a UP. Nuestro Ohio ha pasado de hacer las cosas como todo el mundo a estar más por el cambio que muchos.
“En teoría se ha vuelto a cumplir la tesis de que Aragón vota como Ohio, ya que el PP ha sido el más votado en España y también en las tres provincias de la comunidad”, explica David Pac, decano del Colegio Oficial de Sociólogos y Politólogos de Aragón, que añade un matiz: “Cuando eran dos partidos los que dominaban el panorama político era más fácil acertar. Ahora es más complicado dar los mismos porcentajes”.
Los votantes aragoneses combinaron el 20-D algunas tendencias ohioanas, como que el partido más votado en las tres provincias lo fuera también en España. O viceversa, claro. Sin embargo, el PP, que se presentaba en coalición con el PAR y que obtuvo dos puntos y medio más que en el conjunto del Estado (31,34% por 28,72%), no ganó en escaños en Huesca, donde Podemos logró un prodigioso triple empate a uno con conservadores y socialistas con el que esta provincia rural y montañosa dijo adiós --o hasta luego, que eso está por ver-- al bipartidismo después de 38 años.
Ciudadanos se quedó sin escaño por apenas 2.000 papeletas. Ese resultado iba a permitirle a su cabeza de lista, Jesús Tejada, dedicar más tiempo a la empresa que ya dirigía, sin pedir la compatibilidad, antes de jubilarse como arquitecto municipal de la capital oscense. Este martes, dos días después de las elecciones, se dio de baja del partido.
“Las circunscripciones electorales castigan a los partidos emergentes”
“Los partidos emergentes han penetrado en el mundo rural, pero la circunscripción electoral los castiga”, explica Pac, que añade que “para sacar diputado en una provincia con tres escaños hay que tener en torno al 18% de los votos, mientras que en una de cuatro basta con el 14%”. Otro dato que confirmaría esa tendencia de Aragón a la media en ese aspecto se encuentra en el hecho de que Podemos se habría llevado los inexistentes octavo y cuarto escaño en Zaragoza y Teruel y Ciudadanos, el cuarto en Huesca. “Eso refleja la situación de España, donde las circunscripciones pequeñas penalizan a los emergentes”, anota. El escaño de Podemos en Huesca confirma también, al menos en parte, los buenos resultados de las listas de confluencia allí donde se presentaron. “Parece un dato significativo”, apunta el sociólogo.
Ocurrió lo mismo en la bancada de enfrente. El PP, que llegó a las urnas coaligado con el PAR, ratificó en Aragón la rentabilidad de las convergencias, en este caso por el centro-derecha: fue el más votado, como en Asturias y Navarra, donde compareció con el Foro y con UPN, aunque se convirtió en el primer vencedor local de unas generales que, con seis de trece tras perder dos, no se lleva más de la mitad de los escaños. Se quedó en seis, con lo que viajarán a Madrid los tres más votados en las municipales de mayo en las capitales (Eloy Suárez, Ana Alós y Manuel Blasco), una doctora en Derecho (Pilar Cortés) y un señor al que hace unos meses le preguntaron en un juicio por qué se había alojado en un hotel de Fuerteventura, con cargo al patronato de turismo local, bajo la falsa identidad de una periodista alemana que trabajaba para una inexistente revista. En realidad, había ido a una reunión de partido sobre pensiones. Cosas del PP canario sobre las que el aragonés pasa de puntillas.
PP y PSOE vuelven a superar la cota del 50% que perdieron en mayo
Los socialistas se llevaron un punto de prima (23% por un 22% estatal) y mantuvieron sus cuatro escaños gracias a la ruralina, un cromosoma en fase de mutación con el que el PSOE ha pasado en una década de alcanzar cotas hegemónicas a base de votos en pequeñas poblaciones a compensar su retroceso en las áreas urbanas, un descenso que en el caso de la capital llega a sorpasso de Podemos.
Con todo, PP y PSOE vuelven a superar en Aragón la cota del 50% de los votos de la que, por primera vez y tan solo por 1.634 papeletas, bajaron en las autonómicas de mayo. El domingo volvieron a rebasarla por casi cuatro puntos y medio, lo que les otorgó diez de los trece escaños de la comunidad. No se habían dejado más de dos desde 1977.
Esa subida de Podemos en la única zona metropolitana de la comunidad es para David Pac otro de los datos que refuerzan la representatividad de las tendencias del voto aragonés. También lo sería, apunta, el sorprendente escaño de la formación morada en Huesca, que obtenido igualmente en otras circunscripciones pequeñas como Lleida, León o Lugo. Y, en parte, el descenso general de la representación nacionalista, que en Aragón tiene una fórmula peculiar al haberse integrado Cha en Unidad Popular con IU, en una coalición que se dejó 30.000 de los 75.000 votos --y el escaño-- que obtuvo en 2011 bajo la marca La Izquierda de Aragón.
C’s coloca a un cunero y Podemos se queda a 5.400 papeletas de hacerlo
Los votantes de nuestro Ohio no anduvieron del todo finos a la hora de calibrar a los emergentes. Cosas de las novedades, a las que a veces cuesta aclimatarse. Estuvieron más cerca en el caso de Podemos, al que le dieron solo un punto y medio menos (18,56% por 20,56%), y mucho más alejados con C’s, al que le asignaron tres y pico más (17,21% por 13,93%). Esos resultados envían al Congreso a Pedro Arrojo, un catedrático que lleva en el currículum un Premio Goldman de Medio Ambiente, considerado el Nobel alternativo; dejan fuera al general Julio Rodríguez, al que le faltaron casi 5.400 votos para llevarse el acta de Ramón Moreno (el señor hospedado como periodista alemana), y dan el único escaño naranja a Rodrigo Gómez, que por su origen turolense recupera para la nueva política la vieja tradición de los cuneros a la que no llegó a sumarse el militar.
El nuevo panorama político ha hecho que Robres (Huesca) deje de ser el pueblo aragonés donde se vota más a la ohionesa: acertó que el PP iba a ser el ganador, aunque le dio un excesivo 37%, se pasó nueve puntos con el PSOE y se quedó corto dos y más de diez con C’s y Podemos, cuyo orden invirtió. Le reemplaza como barómetro oficial Jaca, una ciudad de 13.000 habitantes en la que los populares alcanzaron el 28%, los socialistas rozaron el 24%, los morados llegaron al 20% y los naranjas se llevaron un 18% con una prima local de más de cuatro puntos.
“Los votantes aragoneses siguen prediciendo el orden de los partidos, aunque la entrada de los partidos emergentes reduce el nivel de acierto en cuanto a los porcentajes”, resume Pac, que insiste en que nadie ha hallado una explicación para estos paralelismos electorales. “Esto ocurre hasta que deja de suceder”, recuerda.
Aragón sigue votando a la ohionesa, aunque menos que con el bipartidismo, con más matices, más a su aire: ha pasado de anunciar al ganador de las elecciones generales...
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