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Zona restringida.
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A mí me gusta hablar de libros y leer libros y escribir sobre libros. Y hasta, a veces, escribir libros. Pero es que la realidad es tozuda y se pone urgente, y hay temas ineludibles. Y ahora lo es el de la persecución que están sufriendo escritores y artistas jubilados, en aplicación de la ley de reforma de las pensiones de enero de 2013. Pensión y derechos de autor son incompatibles, si estos superan los poco más de 9.000 euros anuales del salario mínimo interprofesional. Y el revuelo y la protesta no se han hecho esperar.
Cuando he abierto, el domingo a media tarde, la petición de Change.org a la señora Fátima Báñez, la ministra en funciones, había ya 11.447 personas que pedíamos la supresión de esa ley, que es la guinda de la apisonadora del PP contra el mundo de la cultura. Dos escritores veteranos, ambos de probado prestigio, los dos galardonados con el Premio Cervantes, dieron la voz de alarma: Antonio Gamoneda y José Manuel Caballero Bonald. Los dos con una obra que rinde derechos, y que es la de toda su vida, y con una serie de actividades que antes se llamaban “complementarias” y que van desde premios y honores, como el Cervantes, a homenajes, congresos, libros nuevos o conferencias. Todas ellas, aleatorias. Y más ahora. Que con los recortes y la crisis, la inmensa mayoría de las y los trabajadores culturales estamos en pobreza inducida.
¿Saben ustedes la cantidad de trabajo cultural que se hace gratuitamente? Pues ya se lo voy diciendo: la mayor parte de la agenda cultural trepidante de esta España nuestra. Recitales poéticos, presentaciones de libros propios o ajenos, mesas redondas, publicaciones, blogs, conciertos... Y quede claro: cuando se cobra, se cobra en A: con las consiguientes retenciones fiscales. Además de que el abaratamiento de nuestro trabajo ha sido demoledor. Porque toda la industria cultural está colgada de la brocha. Toda. Y queremos que resista. Por eso lo hacemos.
Pero volvamos a la guinda y resumo porque ya está muy contado: la ley de enero de 2013 (que desarrolla una de sus primeritas, de 2011, que estos lo tenían muy claro desde el principio) que como ha sido habitual en las disposiciones “culturales” del PP, está absolutamente de espaldas a la legislación europea, establece la incompatibilidad de la pensión con el cobro de los derechos de autor. Hay que elegir entre la pensión y la actividad creativa, cuando el autor supere el salario mínimo interprofesional, es decir, unos 9.000 euros al año. Se cuentan los cursos, conferencias, artículos, y los propios derechos de autor. Como han explicado Ana Noguera y Vicente Muñoz Puelles, miembros del Consell Valencià de Cultura, “se puede compatibilizar una pensión con la percepción de intereses bancarios, con ganancias en Bolsa, con ingresos de alquileres, y un largo etcétera. Los creadores, sin embargo, no pueden compatibilizar su pensión con la continuidad de su obra”, ni con las rentas de su trabajo anterior, añado. “Una medida que solo existe en España, como si aquí nos sobraran la creatividad y el talento”. Es más: en la legislación europea civilizada, es la actividad la que se permite sin límite, considerando que los 65 años es una edad estupenda para dedicarse a esa vocación, a esa creatividad, que no se pudo hacer antes... O seguir con la que se hacía. Las actividades artísticas y creativas son compatibles con cualquier pensión, venga de donde venga. Porque son necesarias para la propia sociedad.
Gamoneda y Caballero Bonald para empezar. Jubilados por otras cosas, por otros trabajos, que es muy difícil vivir de la literatura en España. Pero no son los únicos: Luis Landero es profesor jubilado y está siendo inspeccionado, y a Javier Reverte, periodista jubilado, le ha sido retirada la pensión y multado con más de 120.000 euros. Antonio Colinas se queja de estar siendo tratado como un delincuente. Eduardo Mendoza también ha pasado por la ventanilla del inspector. Y así. Porque estos han hablado en público, pero muchos otros no lo han hecho... Todavía. Están penalizando el éxito. Pero mientras, el mundo de la cultura arde de indignación. Y con razón.
Las primeras reacciones no se han hecho esperar. No sólo en las páginas de opinión de los periódicos aparecen continuas columnas –desde Antonio Muñoz Molina a Guillermo Busutil, Luis Algorri o José Angel Juristo- sino que empieza una movilización que va más allá de las “firmas” por Internet. Se acaba de presentar públicamente la plataforma Seguir creando, que reúne de momento a una veintena de organizaciones profesionales y de gestión de derechos de los distintos sectores de la creación artística, desde la SGAE a la ACE, a CEDRO, a VEGAP y un largo etcétera, con el ánimo de paralizar esta ley y su aplicación, y proponer el Estatuto del Artista, que los partidos de izquierda tienen en su programa, así como tienen la consulta a los sectores para elaborarlo. Por su parte, el PSOE ya ha presentado una PNL –Proposición No de Ley- en este sentido
¿Que dónde? Pues en el Parlamento. Ese Parlamento que ya está constituido, con todo su poder legislativo, pero... Que no se reúne. Pues ya están tardando, porque mientras, el Gobierno en funciones sigue haciendo de las suyas, y comprometiendo acciones y dineros del futuro.
Ha sido, es, minuciosa la persecución del Gobierno popular al mundo de la cultura. Ahora es una persecución personalizada. Las amenazas de Montoro, que toman cuerpo, después de haber cambiado, expresamente, la ley.
A mí me gusta hablar de libros y leer libros y escribir sobre libros. Y hasta, a veces, escribir libros. Pero es que la realidad es tozuda y se pone urgente, y hay temas ineludibles. Y ahora lo es el de la persecución que están sufriendo escritores y artistas jubilados, en aplicación de la ley de reforma de...
Autor >
Rosa Pereda
Es escritora, feminista y roja. Ha desempeñado muchos oficios, siempre con la cultura, y ha publicado una novela y un manojo de libros más. Pero lo que se siente de verdad es periodista.
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