Mejor llame a Saúl
Carlos Rodríguez 10/02/2016
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Mejor llame a Saúl. Vince Gilligan se sacó de la chistera esta frase en Breaking Bad para describir a uno de los abogados más peculiares de la historia de las series. Años después, parece que el director americano le hubiese mandado un mensaje subliminal a Vicente del Bosque para que busque en la guía telefónica el número de las oficinas del Vicente Calderón para contactar con cierto chaval llamado Saúl.
Goodman y Ñíguez llevan vidas paralelas. “Debo llamar A Saúl. ‘Hola Soy Saúl Goodman, ¿sabía que tiene derechos? Yo lucho por ti”, rezaba el anuncio del letrado. Si no fuese por la palabra derecho, bien podría valer para el centrocampista colchonero. Ambos personajes eran secundarios hace un tiempo, sin dar mucho ruido y dejando a los protagonistas lucirse. Pero según pasan las temporadas, los dos y, casi sin quererlo, adquirieron un papel muy importante. Uno defiende a grandes empresarios, yonkis, productores de drogas y variopintos personajes corruptos. Un abogado para todo. Lo mismo que el futbolista: cuando toca defender, mete la pierna, cuando toca atacar coge la moto y se planta en el área rival y cuando la pisa saca a relucir su zurda, o su cabeza para marcar. Y hay veces que toca defender y atacar a la vez, y eso se vio a orillas del Manzanares el pasado sábado o en el Camp Nou.
“Tras mi error, tenía muy claro que iba a marcar”. Eso fue lo primero que se le pasó por su cabeza a uno de los buques insignias de la cantera colchonera. Lejos de agachar la cabeza y diluirse, la levantó y se sirvió de ella para poner la locura en las gradas del Vicente Calderón para consumar la remontada en un choque se había puesto muy feo. Unos días antes, era difícil que los fieles atléticos no sacasen pecho del futbolista cuando al ser sustituido en Copa, Saúl lloraba desconsoladamente por la eliminación del torneo del KO. Ñíguez ha mamado en rojiblanco, y la estrofa del himno que reza “derrochando coraje y corazón” parece habérsela grabado en las entrañas.
Eso sí, en el fútbol, no todo es garra y coraje. Hay otros cientos de aspectos que te hacen ser un jugador aseadito, uno bueno o un fuera de serie. Y por eso, uno sabe que está en la tercera de las fases cuando está viendo el partido y una madre, mientras trastea con su flamante smartphone, balbucea un “el Saúl ese está en todos lados, no paran de decir su nombre”. Suficiente.
Hay que remontarse al partido de Lisboa, en el que los de Simeone se jugaban el primer puesto en la Champions League. En ese choque, Simeone le dio plena libertad en el centro del campo. Anclando en defensa y soltándose en la zona de tres cuartos de ataque. Y tuvo su recompensa: gol y clasificación como el mejor de grupo. En Vallecas, en Liga, tres cuartos de lo mismo. Simeone le dio la mano y él desde hace meses le ha cogido los dos brazos. Pero cuando Saúl terminó de aceptar el reto de suplir a Tiago, fue en Vigo. Griezmann y Carrasco se llevaron todos los flashes de las cámaras, Saúl la recompensa al gran trabajo que hizo. Si Piqué tuviese que escribir un tuit para hacer referencia en donde empezó todo, tendría que hacer alusión a la contienda de Da Luz.
¡Sául, Selección!
No. El que escribe esto no confunde la ‘S’ con la ‘R’. Eso ya es cosa del pasado. Tras estos dos meses del vertiginoso rendimiento que está dando ya se empieza a presuponer que la ‘Rojita’ es solo eso; ‘rojita’, y que parece encorsetado en una camiseta talla S en un cuerpo XXL. Suena hasta raro que con el elenco de ‘jugones’ que tiene Vicente del Bosque para poder elegir, se fije en el ‘17’ de la ribera del Manzanares. Si de calidad hablamos, es indiscutible que podría partir de posiciones propias de Fernando Alonso en su McLaren respecto a su competencia.
Nadie discute que Thiago, Silva, Isco o Cazorla con el balón en los pies tienen más recurso estético que Ñíguez, pero habría que replantearse si España tiene y necesita a un jugador como él. Echando un vistazo a la alineación que suele sacar el seleccionador nacional tan solo Busquets puede parecerse a algo similar a Saúl. Tampoco vamos a discutir que el orden táctico que posee el catalán lo tiene el todocampista, pero también hay que replantearse si el jugador culé tiene la llegada y la pegada con la que cuenta Saúl.
Aunque si de algo puede relamerse Del Bosque es la polivalencia de Ñíguez. Ha jugado de central con el Rayo y Atlético aunque si uno empieza a pensar en las posiciones en las que Simeone le ha colocado desde que lo hizo debutar contra el Besiktas, es mejor sacarse una cerveza de la nevera e ir anotando en un papel donde no lo ha colocado el Cholo: por detrás del punta, en las bandas, de mediocentro puro y por detrás de los medios.
Puede sonar a ficción, pero la Eurocopa está a la vuelta de la esquina y el nivel que está mostrando el mirlo rojiblanco es más que alto. Si el Cholo Simeone ya se ha convertido en cliente habitual de Saúl, por qué no iba a pensar Del Bosque que sí, que es mejor llamar a Saúl.
Mejor llame a Saúl. Vince Gilligan se sacó de la chistera esta frase en Breaking Bad para describir a uno de los abogados más peculiares de la historia de las series. Años después, parece que el director americano le hubiese mandado un mensaje subliminal a Vicente del Bosque para que busque en la guía...
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Carlos Rodríguez
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