Pactólogos de guardia
"El equipo socialista no intentó negociar, se limitó a presionar "
La impresión de las formaciones progresistas es que el cierre de filas del PSOE a favor de un acuerdo con Ciudadanos ha sido “indiscutible desde el principio”
Gorka Castillo 24/02/2016
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A una semana de la investidura de Pedro Sánchez, el acuerdo progresista que se intentaba edificar en España se emponzoñó el lunes de manera irreversible sin que cinco interminables “y espantosas” horas de reunión lograran modificar las peores expectativas. El aforismo del realismo y la ficción parece haber encontrado en estas negociaciones su ejemplo granado.
En Podemos se lamentan profundamente del talante mostrado por el PSOE “en un encuentro esperado en el que apenas cruzamos palabras sustanciales porque todo discurrió en un tono de tensión, de grandes conceptos, inútil e impropio de lo que allí nos congregaba”, explican. Y en este escenario, el equipo socialista, al parecer, rayó a gran altura. Según la versión de los tres partidos de izquierdas que acudieron al encuentro, los socialistas se limitaron a indagar desde el primer minuto en los límites de sus oponentes, presionando con una estrategia de desgaste demoledora. “Interrumpían. Llegaron a recordarnos la trascendente reunión que Pedro Sánchez y Albert Rivera celebraban en otra sala del Congreso en ese momento y que estaban próximos a cerrar un pacto. Todo muy frustrante”, aseguran. En varias ocasiones, la paciencia de los negociadores se puso a prueba y hubo varios conatos de finiquitar el encuentro allí mismo.
Dicen que ganas no faltaron. Y no sólo en los representantes de Podemos. También en los de Unidad Popular y en los de Compromís. El freno, según indican, “fue la imagen al exterior”, el modo de airear el fracaso y los reproches esperados contra una formación que impone vetos, que juega con las instituciones y que exige cambios que sólo conducen al despeñadero. Todo ello galvanizado por la benevolencia mediática de la inmensa mayoría de los canales de televisión y buena parte de la prensa del país. La impresión de las formaciones progresistas es que el cierre de filas de la dirección socialista a favor de un acuerdo con Ciudadanos ha sido “indiscutible desde el principio”.
Para ellos hubo una cita a ciegas. Sin luz ni taquígrafos. El escenario ideal para ejecutar un simulacro donde el juego subterráneo vale tanto como las intenciones. “No tuvieron la más mínima intención de negociar nada. Simplemente se limitaron a ejecutar una parodia a puerta cerrada”, señalan fuentes de Podemos con indisimulada indignación. Horas de miradas crispadas ambientadas por el sonido exterior que escuchaban a lo lejos. Dentro se batalló por el puñetazo sobre la mesa, el abandono y la ruptura unilateral. “En eso puede resumirse la reunión del lunes pero seguiremos intentándolo hasta el final”, remarcan.
Puede que ahora las aspiraciones de Podemos, de Unidad Popular y de Compromís no vayan a volar tan lejos como esperaban pero como ayer destacaba Pablo Iglesias, lo que sí ha logrado la “campaña de investidura” de Pedro Sánchez es que los partidos de izquierda se planteen que para seguir movilizando a la ciudadanía habrán de tener en cuenta, además del realismo político de ganar, la ruta que deberán emprender. Están convencidos de que el PSOE, que hace unas semanas concentraba las esperanzas para un cambio progresista con los peores resultados electorales de su historia, se encuentra en una posición delicada. El mar de fondo que se vislumbra desde Ferraz, dicen, sigue teñido del gris acerado que rodea a cualquier armisticio: el acuerdo con Ciudadanos es visto por un sector de su militancia como una nueva amenaza a sus principios de izquierda.
A una semana de la investidura de Pedro Sánchez, el acuerdo progresista que se intentaba edificar en España se emponzoñó el lunes de manera irreversible sin que cinco interminables “y espantosas” horas de reunión lograran modificar las peores expectativas. El aforismo del realismo y la ficción parece...
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Gorka Castillo
Es reportero todoterreno.
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