La desigualdad ha copado parte del debate, las negociaciones y los pactos para la formación de gobierno en España en las última semanas. El propio acuerdo firmado por PSOE y Ciudadanos centraba uno de sus puntos fundamentales en la reducción de las desigualdades sociales. El documento enviado por la formación socialista a los partidos de izquierda –Unidad Popular, confluencias y Podemos– también hacía mención explicita a esta cuestión en su introducción. 

En enero Intermón Oxfam advertía que España es el país de la OCDE en el que más ha crecido la desigualdad, solo por detrás de Chipre. Son muchos los ámbitos en los que esta se ha reproducido: el social, el generacional, el económico, el fiscal… O el de género. Este último ha sido de especial relevancia por cuestiones como la violencia machista o la conciliación familiar. Las medidas por la igualdad entre hombres y mujeres del pacto PSOE-C´S proponían, entre otras cosas, un incremento de los permisos de paternidad y maternidad, el principio de igualdad salarial o la racionalización de los horarios en la conciliación. 

El acuerdo no fue apoyado por ninguna formación más allá de las firmantes. En la cuestión específica de los permisos de maternidad y paternidad, plataformas como PPiiNA –que organizó un acto informativo en el Congreso sobre el asunto con los principales partidos el pasado 17 de febrero– se han mostrado en desacuerdo con las propuestas presentadas.

Los últimos datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social –a través del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE)– demuestran que la desigualdad de género también sigue reproduciéndose de forma significativa en el ámbito laboral. Si bien durante el último mes se han registrado 63.335 altas en la Seguridad Social, el paro también ha aumentado en 2.231 personas, sobre todo entre las mujeres. De hecho, es mayor el aumento de mujeres desempleadas (2.431) que el total del paro registrado, ya que el saldo es positivo para las hombres: 200 más están empleados respecto al mes anterior. 

Otra brecha, la generacional, también se está reproduciendo. El paro solo creció entre los jóvenes menores de 25 años, que sigue sufriendo especialmente la inestabilidad y precariedad laboral. La tendencia, además, se invierte en estas edades, donde el desempleo aumentó más para los hombres (6.952) que para las mujeres (5.390). El saldo negativo para ellas se debe a la escasa creación de empleo para trabajadoras mayores de 25 años: solo 2.959 encontraron trabajo, por 7.152 de los hombres. 

Esta variación mensual supone que el paro ha crecido con una diferencia de 0,12 puntos entre mujeres y hombres. La variación anual también es desfavorable para las mujeres, con un descenso del paro 5 puntos menor para ellas (-5,54%) que para ellos (-10,69).

En total, el paro acumulado ascendía en febrero a 4.152.986 de personas. De ellas, el 54% (2.261.513) son mujeres. El porcentaje es prácticamente idéntico al de los meses de enero (54,4%) y diciembre de 2015 (54,2%).

La última Encuesta de Población Activa –correspondiente al tercer trimestre de 2015– ya advertía que la tasa de paro sigue siendo más alta para las mujeres: 22,52% frente al 19,49% de los hombres. De hecho, desde 2002 –año en el que la tasa femenina duplicaba la masculina– siempre ha sido así. Los porcentajes se igualaron a partir de 2007, sólo cuando el paro empezó a crecer de forma imparable. Tras el pico del tercer trimestre de 2013 (con tasas del 27,6% para mujeres y 26,6% para hombres), el descenso del paro volvió a generar una desigualdad que alcanzaría los tres puntos porcentuales a finales de 2015.

En lo relativo a la creación de empleo, durante el mes de febrero se firmaron 1,37 millones de contratos (el 89,88% temporales), según datos del SEPE. 779.573 fueron de hombres, y 597.907 de mujeres, pese a que, sobre el total, en enero eran más las mujeres en paro (54%) y más las demandantes de empleo (54,5%).

El sindicato Comisiones Obreras advertía hace poco que la desigualdad de género también se reproduce de forma significativa dentro mercado de trabajo. De esta forma, y para lograr la equidad, el salario medio anual de las mujeres debería incrementarse un 32%. Entre 2010 y 2013, la brecha salarial aumentó 2,5 puntos. Además, la sobrerrepresentación femenina en la decima parte de la sociedad con menos ingresos también es evidente: el 75% de las personas con menos ganancias que cuentan con un contrato parcial son mujeres. En el caso de las jornadas completas, el porcentaje llega al 69%.