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Cuarta temporada consecutiva en Primera División y 15 millones de euros de beneficios acumulados en las últimas cinco temporadas. En esta situación, aparentemente idílica, da comienzo la relación del Real Sporting de Gijón con Doyen Group, que constituye un claro ejemplo de los múltiples lazos con los que un fondo de inversión puede “abrazar” la vida cotidiana de un equipo de fútbol.
Una historia que hay que visualizar siempre a dos niveles, como un gran iceberg. Una parte pequeña y visible, por encima del agua, que es conocida a través de declaraciones del club, juntas de accionistas y medios de comunicación. La otra, mucho mayor, permanecía oculta y por debajo del nivel del mar hasta que el portal Football Leaks (FL) desveló la contabilidad del fondo de inversión Doyen a fecha agosto de 2015 junto con algunos contratos de este grupo inversor con el Real Sporting.
El 2 de octubre de 2011, en un encuentro Real Sporting–FC Barcelona, apareció en la trasera de las camisetas rojiblancas la publicidad de una misteriosa empresa, Doyen, que nadie sabía a ciencia cierta a qué se dedicaba. Su presencia, de forma similar, en equipos como Atlético de Madrid y Getafe fue su estrategia para darse a conocer en el mercado del fútbol español.
Tras conocerse que era un fondo de inversión vinculado al fútbol pronto circuló por Gijón el rumor de que había participado en la venta de José Ángel a la AS Roma por 4,5 millones. Negado por el propio club con vehemencia, se llegó a asegurar que estaban abiertos a aumentar su relación con Doyen pero que actualmente únicamente se establecía entre ellos una relación de patrocinio.
Mientras en la superficie la realidad era esa en las profundidades era otra muy distinta.
A pesar de asegurar repetidas veces el Real Sporting que su relación se reducía al patrocinio, los documentos de FL desvelan que ya en el mes anterior a la disputa del partido con el Barcelona se habían firmado tres acuerdos distintos con el fondo de inversión:
- Contrato de patrocinio de 250.000€ según Doyen y 150.000€ según el Sporting para la temporada 11/12.
- Crédito de 2.250.000€ a devolver en 10 meses a cambio de 250.000€ de intereses.
- Contrato de agencia de 2.000.000€ (% derechos económicos de varios jugadores).
Los dos primeros contratos deben visualizarse conjuntamente. El Sporting recibe en total 2,5 millones y debe devolver 10 meses después esos mismos 2,5 millones. Una operación ventajosísima que debería haber hecho sospechar al Sporting de que le estaban colando un caballo de Troya dentro del club con el contrato de agencia. Debe quedar claro, a pesar de la frase anterior, que Doyen en ningún momento engaña al Real Sporting. Todos los contratos son claros y meridianos. Es más, a lo largo de los años parece haber tenido un comportamiento paciente y colaborativo con los incumplimientos y requerimientos del club.
En un mundo ideal, este contrato de agencia entre ambos y por el que el Sporting recibiría inicialmente 2 millones finalizaría (simplificando mucho) después de que el club gijonés traspasara jugadores por un valor de 30,8 millones, de los cuales 20,8 repercutirían en las arcas asturianas y 10 en las de Doyen (los primeros 10 se repartirían a partes iguales y los siguientes 20 en distintos porcentajes)
¿Qué motivo habría para que un equipo de fútbol renunciara a un tercio de sus ingresos por traspasos en los próximos años a cambio de 2 millones de euros?
Evidentemente, que la realidad que los dirigentes --los mismos que habían acumulado más de 60 millones de pérdidas antes de meter al Real Sporting en concurso de acreedores pocos años antes-- ocultaban por debajo del mar era muy diferente al brillante hielo blanco que mostraba el iceberg a sus aficionados. Desesperación e incapacidad para encontrar otra financiación.
Las necesidades de tesorería eran muy grandes y eligieron un arriesgado, en el mejor de los casos, camino que se convirtió en un precipicio con el descenso a Segunda División esa misma temporada.
Es este un buen momento de aprovechar el caso Sporting para ejemplificar cómo puede llegar a ser la relación de un club con un fondo.
Tenemos el contrato de patrocinio. Parece claro, recibir un dinero a cambio de publicidad. Así fue para Sporting, Getafe y Granada pero no para Atlético de Madrid o Sevilla que aparentemente, según FL, descontaron ese dinero de otro tipo de operaciones con jugadores.
El segundo contrato fue un crédito de 2.250.000 euros. AS Roma debía pagar al Real Sporting 2,5 millones del último plazo del traspaso de José Ángel en julio de 2012. Doyen le adelanta el pago a septiembre de 2011 a cambio de esos 250.000 euros de diferencia. Un beneficio del 11,1% en 10 meses.
Este segundo contrato es un ejemplo de cómo la nefasta gestión de un club y las múltiples relaciones de los fondos, con ramificaciones de negocios en varios equipos, pueden complicar una situación. Habíamos dejado al Sporting en Segunda. Sin liquidez, los gijoneses cobran de la Roma pero no pagan al fondo con ese dinero. Tenemos un problema. Solución: a Doyen le interesa Alberto Botía (como inversión, evidentemente) y el Sporting traspasa el 80% de los derechos económicos de un despuntante Botía al fondo a cambio de cancelar esta deuda. Como reflejan los papeles de FL, Botía es traspasado al Sevilla (otro club Doyen) a “petición” del propio fondo. Debería ponerse entre comillas la palabra traspasar puesto que los sevillanos no pagan un solo euro. El plan es que se revalorice a la vera del Guadalquivir y obtener un mayor beneficio si el Sevilla u otro club lo adquieren definitivamente. Posteriormente el Sevilla decide no contar más con sus servicios y el fondo vende un 40% de sus derechos económicos al Elche y luego otro 40% al Olympiacos consiguiendo en total 3.050.000 euros aunque la parte ilicitana tenga dificultades para su cobro.
Un simple préstamo acaba en un traspaso de jugadores entre tres equipos españoles y uno griego. Bastante enrevesada la situación si no fuera porque, además, Botía estaba cedido en el Sporting por el FC Barcelona con un complejo contrato y los catalanes reclaman a los asturianos 2,5 millones de indemnización por traspasarlo federativamente al Sevilla sin contar con su autorización. Un juez ya ha reconocido que el Sporting debe pagar 1,25 millones aunque ambos clubes recurrieron la decisión del juez. ¡Negocio ruinoso para el Sporting este crédito!
Antes de comentar el contrato de agencia hay que decir que el Real Sporting pidió un nuevo préstamo al fondo de inversión en 2013. 2,5 millones con unos intereses anuales de 250.000 euros y que devolvió al cabo de dos años en una normal operación de financiación, otro de los servicios que ofrece esta empresa a los clubes.
El contrato de agencia firmado entre ambos tenía vigencia hasta que le produjera un retorno al inversor de 10 millones, es decir, el Sporting debería devolver esos 10 millones a cambio de los 2 prestados (un beneficio del 500%) o traspasar jugadores por valor de 30 millones para finiquitarlo, algo imposible en Segunda División y complicado incluso en Primera.
Si a grandes rasgos el contrato puede ser discutible, la lectura de sus cláusulas lo convierte en leonino. La normal necesidad de garantizar el retorno de esos 10 millones a toda costa provoca que el fondo tenga un completo dominio del funcionamiento del club.
Doyen presta 2 millones, impuestos incluidos, al Sporting, que debe retornar 10 millones netos a través del traspaso de una lista de jugadores del club con su correspondiente valoración.
Si a partir de determinada fecha no se hubieran retornado esos 10 millones, la lista de jugadores se ampliaba a todos los del club y la valoración de los mismos se reduciría a la mitad.
En caso de descenso se revisarían la valoración de los jugadores de la lista para su traspaso.
Las cláusulas continúan y pasan a interferir (con el claro consentimiento del Sporting) en su actividad normal. El club está “obligado” a vender a los jugadores siempre que llegue una oferta igual o superior a la valoración inicial pudiendo negarse pero pagando al fondo como penalización la cantidad que le hubiese correspondido en caso de traspaso.
Si el club desea renovar a un jugador pero el fondo considera perjudicial esta ampliación de contrato para sus intereses en un futuro traspaso, el club deberá retornarle la cantidad asignada como si hubiera sido traspasado.
Todos los ingresos por cesión de jugadores van para el fondo, Doyen se convierte en agente futbolístico exclusivo del club y todas las operaciones de compra, venta, préstamos,… serán realizadas con la intermediación del fondo, intereses moratorios,…
En definitiva, el inversor se garantiza el retorno de los 10 millones a costa de que el club pierda independencia real ya que legalmente podría liberarse de cualquier cláusula pagando la correspondiente penalización pero precisamente la firma de este contrato se debe a que el Sporting no tiene dinero para nada así que menos aún para penalizaciones de contrato.
Este acuerdo de agencia firmado en septiembre de 2011 fue sustituido durante 2012 según comunicó el Sporting y aparece en la contabilidad de Doyen. Algunas cláusulas fueron eliminadas, otras no, otras modificadas,… pero nada más se sabe de este nuevo contrato pudiendo darse el caso de que fuera más favorable para el Sporting (es de suponer)… o peor.
Esta última semana (misteriosamente y después de 5 años y justo unos días después de que aparecieran los documentos de FL) ambas partes han firmado la resolución definitiva de los restos de dicho contrato por una cantidad entre 3-4 millones, muy inferior a la acordada.
Los motivos esgrimidos van desde el deseo de Doyen de transmitir una buena imagen a los equipos que son su potencial fuente de ingresos hasta la amenaza velada de una posible denuncia ante el juez de algunas cláusulas leoninas.
La realidad solo la conocen ambas partes y quedará, como suele ocurrir en el Sporting, oculta por debajo del nivel del mar hasta que, quizás, Football Leaks saque nuevos documentos a la superficie.
¿Fondos sí, fondos no? Como en muchos otros temas todo dependerá del uso que se haga de ellos (como hemos visto tiene múltiples posibilidades). Pero hay que ser realista, un fondo de inversión se dedica a ganar dinero y participa de un negocio de suma cero. Lo que gana el inversor lo deja de ganar el club.
Cuarta temporada consecutiva en Primera División y 15 millones de euros de beneficios acumulados en las últimas cinco temporadas. En esta situación, aparentemente idílica, da comienzo la relación del Real Sporting de Gijón con Doyen Group, que constituye un claro ejemplo de los múltiples lazos con los...
Autor >
Roberto Bayón
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