No es complicado pensar en unas cuantas superheroínas con las que el cómic norteamericano haya mantenido unos índices más o menos equilibrados en cuanto a paridad entre personajes masculinos y femeninos. Wonder Woman, Catwoman, Viuda Negra, Elektra, Tormenta... Son algunos nombres de supermujeres que llevan presentes en nuestros tebeos y pantallas desde hace algún tiempo. 

En un mercado tradicionalmente masculino, tanto en autores como en lectores, el papel de la superheroína nunca había estado tan enfocado hacia la búsqueda de un nuevo público. “La industria del cómic se ha percatado de que existe un gran número de lectoras y están procurando producir contenido enfocado a ese mercado”, dice Jorge Molina, dibujante de A-Force en Marvel, la versión femenina de Los Vengadores.

Aunque el proceso de dibujo es obviamente distinto, Molina resume su objetivo en “hacer que los personajes se vean naturales y humanos, tanto hombres como mujeres”, y se muestra encantado con la diversidad actual de títulos disponibles: “el mercado femenino será muy firme”, vaticina. A-Force forma parte de la nueva ráfaga de títulos lanzados en los últimos años, y que en el caso de Marvel apuesta tanto por personajes ya conocidos (Hulka), como por nuevas incorporaciones (Spider-Gwen).

En un mercado tradicionalmente masculino, tanto en autores como en lectores, el papel de la superheroína nunca había estado tan enfocado hacia la búsqueda de un nuevo público

En DC Comics hace muy poco que recuperaron a Batgirl de la mejor forma posible. Una chica flamante, capaz, terminando su tesis doctoral mientras combate al crimen, ¿alguien da más? En Batgirl: La chica murciélago de Burnside, que publica ECC Ediciones en España, Barbara Gordon vuelve al cómic con una frescura inmensa. Ya sea por su perfecta sintonía con el mundo moderno, o por la representación de la distópica juventud tecnológica, la nueva versión de Batgirl tiene todas las de ganar.

En Batgirl, las redes sociales toman un mundo en el que lo virtual se entremezcla con la realidad, y sus personajes no tardan en comprobarlo. Se habla de identidades y otras impersonalidades, de la fama y del poder de los selfies. Un cómic de superhéroes, al fin y al cabo, pero un cómic que sabe encajar en una sociedad, la nuestra, que necesita algo más que una chica que salva al mundo a cambio de nada.

Marvel también se apuntó a la fiesta, y de qué manera. Ms. Marvel, el personaje femenino más ostentoso y de nombre menos ingenioso de la factoría. Fuera todo. Una adolescente musulmana, con una familia musulmana y un entorno musulmán. No suena muy apetecible para un cómic, seamos sinceros. Por suerte para todos, la serie, publicada por Panini Cómics en nuestro país, supera las mil patadas a nuestros prejuicios.

La vida de Kamala Khan, con sus padres de por medio, no es todo lo que cabría soñar por alguien de su edad. Kamala quiere más, necesita más. Clama al cielo, le grita y le pide que le de algo más de emoción a su vida. Deseo concedido: tratándose de Marvel y su bendito universo, no era ningún big deal. Y ahí está, la chica que nunca imaginarías protagonizando un cómic, escapándose de casa una y otra vez para poner algo de orden en Jersey City.

Ya no se trata de complejidades argumentales, ni de tratar de darle vueltas a algo tan simple como ofrecer variedad en el entretenimiento. Las nuevas versiones de Batgirl y Ms. Marvel son dos ejemplos perfectos sobre cómo contar historias de superhéroes actuales. Historias con las que llegar, también, a ese público femenino que reclama atención: sin ir más lejos, Graphic Policy estima en sus estudios mensuales que el número de mujeres lectoras de cómic en Estados Unidos está próximo a ser del 50%. 

Las cifras coinciden, claro, con un aumento del interés editorial por una cuota de mercado hasta ahora olvidada, y que va de la mano de un público, ya sea masculino o femenino, hacia el que no se estaba mirado. Los superhéroes se reinventan, y el lector sabe que aún tiene mucho por descubrir en su tienda de tebeos. Y qué bien que sea así: que el cómic se acerque a todo tipo de públicos, que deje atrás estereotipos e hípersexualización, y diga sí muy fuerte a la creatividad y las buenas historias.