La misión de la ONU, en el aire
A finales de abril, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas tiene que renovar el mandato anual de la Minurso. Marruecos ha expulsado al personal civil de este organismo encargado de organizar un referéndum en el Sáhara Occidental
Sonia Moreno Rabat , 6/04/2016
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El pasado 5 de marzo, el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki Moon, de visita a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) y los territorios saharauis liberados, dirigidos por el Frente Polisario, calificó el Sáhara Occidental como territorio "ocupado" por Marruecos. El líder de la ONU se disculpó por el comentario, pero no fue suficiente. Aquellas declaraciones marcaron el inicio de una crisis entre Rabat y el organismo internacional que va camino de ser la más grave en un cuarto de siglo. En 1991, Marruecos aceptó la presencia en el Sáhara Occidental de la Minurso, la Misión de Naciones Unidas encargada de organizar un referéndum para dar salida al conflicto de la excolonia española, una consulta en el que los saharauis debían elegir entre la independencia o la integración en Marruecos.
El Gobierno marroquí asegura que no tiene "ningún problema con la ONU", pero que las palabras y la actuación de su secretario general son "inaceptables e inadmisibles". Después de 25 años, las dos partes implicadas en el conflicto siguen sin acercarse: el Frente Polisario exige el referéndum y Marruecos no se mueve de su propuesta de plan de regionalización lanzado en 2008. "La postura de Marruecos es irrevocable y unánime por parte de la población y de los políticos, así como de los marroquíes que viven en el extranjero", insiste el ministro marroquí de Exteriores, Salaheddine Mezouar.
A esto se une la expulsión del personal civil de la Minurso en una decisión repentina y unilateral de Rabat y el cierre de su oficina militar en Dakhla, trasladada a la localidad de Auserd. “El Sáhara es una causa nacional, de todo un pueblo que le da fuerza a la diplomacia marroquí", aseguró Mezouar tras expulsar a los integrantes de la misión de Naciones Unidas.
"Existe un verdadero riesgo de volver a tensiones elevadas, e incluso al conflicto, con la Minurso restringida en sus funciones", aseguró Stéphane Dujarric, portavoz del secretario general de la ONU. Dujarric remarcó también en su declaración que la retirada se había hecho "bajo coacción" y que "no comparten las razones de Marruecos".
Marruecos ha desplegado su ejército en el Sáhara Occidental en ocasiones anteriores, como manifestaciones y protestas, una de las últimas en 2010 contra el campamento Gdeim Izik, en el que 20.000 saharauis reivindicaron una mejora de sus condiciones sociales y económicas y que acabó con la muerte de 13 personas y 22 saharauis en prisión. Ahora sería, sin embargo, la primera vez desde el alto el fuego que Rabat moviliza tanques de guerra modernos en la zona. A esto se unen las denuncias de ciudadanos de El Aaiún que aseguran haber presenciado el desfile de varios vehículos blindados, armas pesadas y al menos un centenar de soldados.
"El Frente Polisario está preparado para cualquier combate", advirtió en un comunicado la oficina de su secretaría nacional. Para poder iniciar una guerra necesitaría, sin embargo, contar con el apoyo de Argelia, que atraviesa una crisis financiera debido al desplome de los precios del petróleo.
La crisis empezó hace ya casi un mes con una declaración a un periodista del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, durante su visita el pasado 5 de marzo a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) y los territorios saharauis liberados, dirigidos por el Frente Polisario. Ki-Moon, cuyo mandato expira a finales de este año, afirmó que Marruecos había "ocupado" el Sáhara Occidental. En Rabat se vio como "un insulto para el Gobierno y una ofensa a los sentimientos de todo el pueblo marroquí".
Pero no sólo han sido las palabras del surcoreano lo que ha levantado ampollas, también molestó una fotografía de Ki-Moon tomada en las escaleras del avión en el aeropuerto argelino de Tinduf en la que el diplomático levanta la mano con el símbolo de la victoria. A su lado, una mujer vestida con una melfa --la túnica tradicional femenina saharaui-- y banderas de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Terminó de crispar la paciencia de los dirigentes marroquíes la reunión que mantuvo con Mohamed Abdelaziz, secretario general del Frente Polisario y presidente de la RASD, uno de los principales "enemigos" de Marruecos. El encuentro ocurría días después de que el rey Mohamed VI no recibiera al secretario general de la ONU por encontrarse de viaje en París.
Tras el incidente, la diplomacia marroquí se cerraba en banda. El Gobierno asegura que no tiene “ningún problema con la ONU, pero las palabras y la actuación de su secretario general son inaceptables e inadmisibles". No ha servido ni que el secretario general de la ONU enviase el jueves 31 de marzo una carta a Mohamed VI disculpándose. Ya lo había hecho anteriormente en una reunión en Nueva York con el ministro de Exteriores marroquí. "Ban Ki-Moon se arrepintió y confesó que se había dejado llevar por la emoción”, contó luego Mezouar en una rueda de prensa en Rabat, para añadir: “Es inadmisible, no se ha dado cuenta de que ha jugado con los sentimientos de 35 millones de marroquíes con ese comportamiento espontáneo".
En toda esta crisis, la ONU está teniendo una reacción muy cauta para no enfadar más a Marruecos, y de ahí las disculpas primeramente al Gobierno y ahora directamente al rey. Además, ninguno de los 15 Estados miembros del Consejo de Seguridad de la ONU han ofrecido un respaldo directo a Ban Ki-Moon. Se han limitado a hacer un llamamiento al "diálogo constructivo entre las partes implicadas".
La cuestión del Sáhara pone de acuerdo siempre a los marroquíes, independientemente de su ideología, clase social o procedencia. Los políticos están todos en el mismo barco. Gobierno y líderes de la posición, apoyados por los sindicatos, emitieron un comunicado condenando la actitud de Ban Ki-Moon. "El Sáhara es una cuestión de vida o muerte para Marruecos", ha asegurado esta semana el jefe del Gobierno, el islamista Abdelilah Benkirane.
Mohamed VI reafirma su soberanía en el Sáhara Occidental año tras año en sus discursos en el aniversario de la Marcha Verde de 1975, tras la cual Marruecos se anexionó ese territorio. En 2009 aseguró que no estaba dispuesto a "renunciar ni a un grano de arena".
Tras la “ofensa” de Ban Ki-Moon se celebró incluso una sesión parlamentaria extraordinaria para tratar únicamente el tema del Sáhara y la actuación del secretario general de la ONU. Algo así no sucedía desde diciembre de 2010 cuando la cámara se reunió para reclamar la devolución de Ceuta y Melilla.
Fue en esa reunión parlamentaria en la que se organizó la manifestación multitudinaria de Rabat del domingo 13 de marzo. Una marcha que duró más de tres horas y en la que participaron miles de ciudadanos llegados en autocares de todas las partes del país. La MAP, la agencia oficial de prensa marroquí, habló de tres millones de manifestantes. AFP rebajaba la cifra a cientos de miles. Los eslóganes y las pancartas defendían la marroquinidad del Sáhara Occidental y arremetían directamente contra Ban Ki-Moon. A los pocos días se repitió otra manifestación popular en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, con una protesta que terminó delante del edificio de la Minurso.
En las calles se echó de menos, sin embargo, a Justicia y Caridad, el movimiento islamista que no acepta la figura del rey como Comendador de los creyentes, y que normalmente moviliza a mucha gente. Los seguidores del fallecido jeque Abdessalam Yassine no acudieron a la manifestación al considerarla “una excusa para tapar la mala gestión de Exteriores".
'Las provincias del sur'
El pasado 6 de noviembre, coincidiendo con la celebración del 40º aniversario de la Marcha Verde, Mohamed VI viajó e inauguró varias obras y proyectos en el territorio que Marruecos denomina "regiones del sur". Colocaba así la primera piedra del plan de regionalización que se gesta sobre papel en los despachos de Rabat desde hace ocho años. El plan de desarrollo marroquí prevé una inversión de 7.000 millones de euros y 120.000 empleos para fortalecer sectores como la pesca, la agricultura, los fosfatos y el turismo.
Además, Marruecos ha solicitado a varios países petroleros del Golfo Pérsico que vayan más allá del apoyo político a su país en el conflicto del Sáhara Occidental y que inviertan en un territorio donde los negocios extranjeros son escasos.
La crisis entre la ONU y Marruecos coincide en el tiempo con otra crisis, la desatada entre Rabat y Bruselas tras la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo que anulaba el acuerdo comercial entre ambas partes el pasado 10 de diciembre por incluir el Sáhara Occidental como marroquí. Desde ese momento, y de una manera extraoficial, Marruecos paralizó las relaciones con la Unión Europea. Más tarde, el 25 de febrero, el Gobierno marroquí hacía oficial la ruptura de la comunicación. Han sido necesarias varias reuniones con la Alta Representante de Asuntos Exteriores y Seguridad de la UE, Federica Mogherini, para recuperarla.
Algunos medios de comunicación marroquíes han hecho mención a la coincidencia del enfado de Marruecos con Europa con el momento en que el Parlamento Europeo solicitó una “suspensión inmediata” de la venta de armas y del apoyo militar de los 28 a Arabia Saudí debido a la crisis humanitaria en la República de Yemen, donde los saudíes lideran una coalición que bombardea el país desde el 26 de marzo de 2015. La ayuda que aporta la UE a Rabat es mínima frente a las donaciones de Arabia Saudí.
Terminó el mes de marzo y el enviado especial de la ONU para el Sáhara, Christopher Ross, a quien Rabat ha retirado la confianza, no desembarcó en Marruecos como estaba previsto. En 2011 también fue declarado persona non grata, pero en esa ocasión Ban Ki-Moon frenó a Marruecos.
Para conocer la siguiente fase de la crisis entre la ONU y Marruecos habrá que esperar al 8 de abril, fecha del informe anual de Naciones Unidas sobre el Sáhara Occidental. Rabat ya lo ha tirado por tierra. "Toda la comunidad internacional entenderá que un informe en este contexto es un informe no objetivo. ¿Qué credibilidad iba a tener? ¿Es que un informe va a cambiar la convicción de los marroquíes? ¿Es que un informe va a cambiar la realidad de estas diferencias?", sentenció Mezouar.
A finales de abril vence el mandato de la Minurso. El Consejo de Seguridad de la ONU confía en que se pueda extender.
El pasado 5 de marzo, el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki Moon, de visita a los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia) y los territorios saharauis liberados, dirigidos por el Frente Polisario, calificó el Sáhara Occidental como territorio "ocupado" por Marruecos. El líder de...
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