Crónica parlamentaria
Política ‘offshore’
Esto, a falta de que el Gobierno del Estado meta la pata, se acaba. El Procés empieza a estar amortizado, y hay que empezar a pensar la siguiente casilla, tan dilatada, quizás, como el autonomismo
Guillem Martínez 10/04/2016
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Hola. Jueves. Parlament de Catalunya. Hoy se vota la resolución ya votada el 9N. Es una suerte de ITV a la resolución. Una rerresolución. La pera. Es, por tanto, un día histórico. King-size, si me fuerzan, como supongo que ya habrán leído en todas partes. No obstante, ojo, no hay frikis con banderita en la puerta del Parlament. Y eso es importante. Un friki es infalible. Huele los días históricos a 200 kilómetros. Un tiburón llega más tarde a una gota de sangre en el Pacífico que un friki a un día histórico. Es tan sensible a los discursos propagandísticos que puede diferenciar, en una habitación a oscuras y al tacto, un día histórico de una playmate. Supongo que, por tanto, la ausencia de frikis es un indicativo de que como día histórico, éste es raruno. O, tal vez, que la propaganda gubernamental ya no está tan niquelada como hace unos meses. No es un lenguaje tan luminoso y claro como antaño. Ya no lo explica todo. No puede explicar, ni siquiera, lo que es un día histórico, como hacía, un día sí, un día no, en la pasada temporada. Una propaganda que no lo explica todo es una XXXXX de propaganda. Y un indicio de que tiene los días contados. Para que palpen el estado de estrés de la propaganda local, les enumeraré una serie de hechos que, en los últimos 15 días --desde la ulterior sesión parlamentaria--, se han ido dibujando en la realidad, creando arrugas que dificultan, lo dicho, la planicie propagandística.
La a) refundación de CDC va a toda castaña, pero supone formulaciones difíciles. Verbigracias: Mas, el (re)fundador, ya ha dejado ir que la cosa indepe no será en 18 meses, como prometieron en el último día histórico. O en el penúltimo. Aprovechando la bajuna, también ha colado que la nueva CDC no será indepe, sino soberanista. Un concepto más ambiguo. Cabe suponer que, en el futuro, los Presis de la Gene hablarán de Estado propio como el Rey habla de igualdad ante la ley. Periódicamente, con la boca pequeña y esperando que la frase pase rapidito, y que nadie haga fórum posterior. Este paso atrás ha supuesto cierta polémica entre los intelectuales del pack CDC, que tantos pasos han dado hacia delante, y en la dirección indicada por sus superiores, desde 2012. Pero son profesionales, de manera que la cosa se ha solucionado en un plis-plas, a través de varios artículos en la prensa, que han dejado claro que las palabras son lo de menos, y que tanto el Govern como la sociedad comparten un lenguaje secreto, que hace que cuando se diga soberanismo, o alpargata, todo el mundo sepa lo que se dice en realidad. La primera norma del Club de la lucha es no hablar del club de la lucha, etc.
Más sobre refundación, ya puestos. CDC ha ofrecido a su militancia la potestad de conservar el nombre o cambiarlo --humildemente, yo les propongo que opten por llamar a CDC Maria Antonia Fonoll, un nombre anónimo, que no levantaría tantas sospechas en Hacienda--. También --y créanme, no es coña-- ofrecen a la militancia que decidan si quieren una renovación parcial, o más profunda. Si además ofrecieran, por un euro más, el extra Súper-Wax, esto ya parecería un túnel de lavado. El congreso fundacional --se barajó que sería en marzo, luego se dijo que mayo-- pasa a junio, si bien también se aplazaría en caso de elecciones generales, que no se sabe. Un partido, refundado o no, está para ganar elecciones, y no para hacerse un lío con sus conceptos. Toda esta rebaja refundacional, en fin, orienta en la idea de que el Procés empieza a estar amortizado, y que hay que empezar a pensar la siguiente casilla, tan dilatada, quizás, como el autonomismo.
Por otra parte, b), un grupo de lingüistas --impresiona, pero no es para tanto, Vázquez Montalbán escribió que si viajando por el mundo te encontrabas con dos pollos hablando de lingüística no eran dos lingüistas, que eran dos catalanes-- ha emitido un manifiesto abogando por el monolingüismo en caso de República. Los lingüistas vienen de la sectorial lingüista de la ANC/Assemblea Nacional de Catalunya, por lo que veo la futura RAE (o RAC) en un Estado independiente, que nos dirá quién debe de trabajar o no en una pescadería. En los 70's, en la revista Els Marges, hubo un manifiesto parecido, es decir, defendía que el único futurible del catalán --las lenguas sin Estado son un drama, algo que parece no comprender el Estado-- era el Estado propio. Se trataba, en aquel momento, de un manifiesto emitido por científicos, no por tertulianos de la lingüística. Y también se trataba de otro momento histórico. Es decir, de otro Estado, que hoy no existe, zas, en Europa. Hace unos meses, de hecho, uno de los animadores de aquel manifiesto de hace 40 años razonaba en una entrevista que un Estado propio no suponía ningún seguro de vida para la lengua catalana. Un Estado, en fin, como todos ustedes ya habrán comprobado en sus carnes, no supone necesariamente seguridad ante nada. Anyway. El manifiesto, emitido por usuarios de JxS --el grueso-- y CUP, viene a enviar al garete las poéticas lingüísticas chachis esbozadas por ERC y CDC --y, ya puestos, los acuerdos tácitos y cotidianos de la sociedad al respecto-- que proponían una República sin ningún problema y, mucho menos, lingüístico. Quizás, el manifiesto no es pertinente ni necesario --para el pack ERC--CDC; ni para la Humanidad, en general--, en tanto parece ser una meditación política antes que lingüística. Que vendría a indicar que, bajo la horizontalidad aparente de un Procés sin resultados, se está criando un bicho esencialista llamativo.
Si entendemos que, fundamentalmente, el Procés es propaganda, era cuestión de tiempo que brillara con luz propia la cosa identitaria, ese llenapistas en cualquier escuela de propaganda, aquí y en Lima. Estos indicios van indicando que, con el tiempo, quemando etapas, en Catalunya nos espera una suerte de frente nacional, abocado al pack identitario, esa cosa que no sirve para nada, pero de la que se puede discutir toda la vida, como parece ser el estado de ánimo.
Más cosas/arrugas sin propaganda certera que las alise. El Govern, c), ha perdido un tanto su imagen de grupo de patriotas dinámicos, socialdemócratas y sin fisuras. Se empiezan a percibir diferencias personales y de criterio. Junqueras, por ejemplo, se entrevistó con Pedro Sánchez, sin comunicarlo al President. La entrevista, por cierto, versó sobre el apoyo de ERC a Sánchez en el Congreso. Un indicio de que, en las alturas, no sólo se sabe que no va a haber desconexión en 18 meses, sino que practican la realpolitik por un tubo, si bien a puerta cerrada. Algo, por otra parte, poco complicado en una sociedad que lleva varios siglos practicando la política a puerta cerrada.
Por otra parte, y esto es divertido d), la sociedad empieza a conocer a su President. La sensación es que ese periodista que vivía de las empresas que montaba y que acababan en manos de la Gene no era un Jefferson catalán. Se sospechaba que ese líder entrante fue elegido por el saliente para ganar con la comparativa, escuela de selección de líderes hispana y soviética que, tarde o temprano, culmina algún día con la elección, como líder supremo, de tipos que, en otras sociedades, tendrían su propia serie de dibujos animados. Hace una semana apareció un libro hagiográfico sobre el Presi, en el que aparecían datos como que el Presi, antes de serlo, cuando viajaba por el exterior, se registraba en el hotel en el turno de noche. Aprovechaba que el recepcionista solía ser un inmigrante, para colarle un carnet apócrifo catalán que te hacen en las fiestas del pueblo por 5 pavos. Al ser aceptado ese carnet, el futuro President, se supone, hacía chiribitas. Otro dato inquietante: para desplazarse a Madrid utilizaba vuelos internacionales con escala en Barcelona, de manera que desembarcaba en la terminal de vuelos internacionales/otro momento chiribitas. El Presi, vamos, se va perfilando como el cuñao catalán. Un tipo muy-español-mucho-español, pero en catalán. La mala noticia es que ese perfil de líder --tipo en un cargo que, de tener atribuciones, le vendría grande-- parece endémico en el Sur de Europa. La buena noticia es que no dirigen Fukushima.
Y el último suceso. Montoro, e), ha dado un plazo de 15 días para que la Gene solucione su déficit. Algo raro. La Gene supera el límite del déficit desde 2012, sin que ningún ministro le hayan enviado una cabeza de caballo, o carta ad hoc, como es el caso. Lo que indica un cambio en las relaciones Estado-Gene, cercanas a ese estadio en el que el banco deja de ser amable y te envía cartas amenazadoras. Por otra parte, en ausencia de un Somatoline financiero, es poco probable que la Gene, usted, o yo, reduzca un déficit en 15 días. Lo de la carta de Montoro, por tanto, parece una medida teatral para verbalizar un drama: la Gene está intervenida, no puede disponer de sus gastos. No existe, por tanto, el autogobierno. Algo que la Gene parece no reconocer. La Gene --es decir, ERC y CDC, dos partidos recortadores-- ha hecho acuse de recibo de la carta, defendiendo el gasto público y la necesidad de acometer gastos sociales que, hasta ahora, no era, por lo visto, tan necesaria.
Bueno. Me he pasado de arrugas. Les vuelvo a situar. Parlament. Pleno. Votación de la cosa resolución 9N. Se trata de un documento de 8 puntos, propuesto por la CUP, en el que se aboga por lo que se abogaba en la anterior resolución de, lo dicho, el 9N. Un indicio de lo poco que se ha abogado por la resolución desde su emisión, y un indicativo de que la resolución, independientemente de haber sido suspendida por el TC, no fue tomada muy en serio en su vida. Se diría que fue una coreografía extraña, tolerada por el pack JxS durante las negociaciones de Gobierno, para que la CUP se estirara y votara a Mas. No sucedió. Por lo que la resolución, tras el nombramiento del patriota Puigdemont, ya valía su peso en guano. Recordemos, hermanos, que el punto real de aquella resolución es que establecía la promulgación de tres leyes rupturistas --Hacienda catalana, Seguridad Social y Proceso Constituyente--, en un periodo no superior a 30 días. Periodo superado --sic gloria transit mundi-- el 9 de diciembre del año pasado --fue un día en verdad histórico, si bien no apareció en la prensa--. En la actualidad, existen tres comisiones en el Parlament para acometer esas leyes. Son un tanto teatrales, y en ellas sólo participan JxS y CUP. El objetivo es acabar la legislatura con esas leyes escritas y presentarlas, en un día histórico, supongo. No creo, empero, que se tramiten, o se intenten aprobar. Eso significaría la desobediencia, y no se ve mucho de eso por aquí abajo. Quedarán en stock. Quizás son la materia prima de la próxima campaña electoral.
¿Cuál es el sentido, entonces, de la votación de hoy? Poco. E interpretable. Por una parte, la CUP quiere poner en compromiso escenográfico a JxS. Que vote, otra vez, aquella resolución por la desobediencia, o que se niegue a ello ante las cámaras. También, es otra interpretación, la CUP necesita esa coreografía para apoyar los presupuestos del Govern en un futuro próximo. Se trataría de unos presupuestos de austeridad, con pocas alegrías, como todos los que están conduciendo la Democracia y el Bienestar a la siguiente casilla, difícil de describir, pero alejada de la Democracia y el Bienestar. La diferencia con otros presupuestos del Sur es que el Ejecutivo que los presenta dirá que, pese a esos números, en 18 meses o así esto será el Panamá Europeo, y no sabremos qué hacer con tanta pasta.
La sola votación del documento de la CUP tendrá consecuencias. Al votar una propuesta declarada inconstitucional por el TC, se espera una previsible reacción del pack dura lex sed lex. Que, por la falta de precedentes, no se sabe lo que es. ¿Fiscalía? ¿El TC en su nuevo rol de portero de discoteca? Lo único que se sabe es que pringaría la Mesa del Parlament. Por la vía penal, o por la vía inhabilitación. Quizás, ese castigo, es la única consecuencia política posible de esa resolución, que JxS no se tomó muy en serio en su día --tras el 9N adujo que aquel papel no tenía efectos legales; era una declaración de objetivos; un soneto--. Supongo que eso, una represión llamativa y cutre por parte del Estado, cargos encarcelados o sometidos a juicio, es la meditación de la CUP, que conoce el percal JxS y que confía en que sólo una desmesura del Estado puede animar este Procés en el que sus compañeros de viaje sólo participan para ir tirando, como los zombis.
La votación, en todo caso, fue tensa. Un día antes, el miércoles, se intentó que la Mesa retirara la propuesta. Nada. Al día siguiente, se detuvo el pleno una hora, para lo mismo. Y nada tampoco. ¿Por qué se intentó no votar esta propuesta que, de hecho, plasma que la resolución del 9N existe tan poco que hay que recordarla con rituales como éste? Quizás, PSC, C's y PP valoraban la respuesta del Estado, que daría alas a un proceso alelado.
En el debate, breve, previo a la votación, hubo algunas sorpresas. C's adoptó el rol del PP. El PP emitió un nuevo punto de vista. En vez de ver en peligro la democracia, la unidad nacional y todo lo que ve peligrar desde su fundación, esbozó escepticismo ante el Procés. CSQEP, también desde el escepticismo, aludió al carácter propagandístico del Procés, y al hecho real de la austeridad. El 9N votó que no a la resolución. Hoy, anunció, no votará. No votar, en un pleno, no es abstenerse, es pasar de todo. No votar en un hemiciclo es, en fin, algo importante. El portavoz por JxS fue Lluís Llach. Como intelectual hispano de su generación, le dio la razón al Gobierno. Describió un Procés dinámico e imparable, y a Catalunya como el único gobierno keynesiano del mundo. Utilizó para todo ello un catalán rural y cursi, con giros como "en Pere Botero". No les traduzco ese concepto, anecdótico, pero para que se sitúen, es como, en castellano, optar por la opción "pompis", o en inglés "OK dokey". Quizás ese triángulo --ruralismo, cursilería, fórmulas propagandísticas no contrastables-- explique qué es el Procés está mañana a primera hora, y quién es su consumidor. Los partidos del Procés parecen no querer, o no poder, ampliar sus bases. Esto, a falta de que el Gobierno del Estado meta la pata, se acaba.
Antes de la votación, y para que la cosa quedara clara, la jefa de grupo de JxS pidió votar el documento punto por punto, de tal manera que el punto 3 --una invitación explícita a la desobediencia-- y el punto 4 --la petición de que los Mossos no colaboren con la Audiencia Nacional-- puedan no ser votados por un JxS que ya no sabe cómo decirle al Gobierno que no la líen, que aquí no va a desobedecer nadie. En efecto, los puntos 3 y 4, finalmente, no fueron aprobados. La segunda declaración de desobediencia sin desobediencia quedaba aprobada. Y desarticulada.
Un papel lo aguanta todo. Imagínate --esta es la segunda declaración 9N-- dos. Un hemiciclo, por cierto, aguanta aún más que un papel. Y una cultura política offshore, como la nuestra, en la que la política declarada no tiene nada que ver con la que los declarantes poseen, ni te digo.
Hola. Jueves. Parlament de Catalunya. Hoy se vota la resolución ya votada el 9N. Es una suerte de ITV a la resolución. Una rerresolución. La pera. Es, por tanto, un día histórico. King-size, si me fuerzan, como supongo que ya habrán leído en todas partes. No obstante, ojo, no hay frikis...
Autor >
Guillem Martínez
Es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo), de 'Caja de brujas', de la misma colección y de 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama). Su último libro es 'Como los griegos' (Escritos contextatarios).
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